En su casa-taller del pueblo de Eraul, en plena naturaleza de Tierra Estella, Marijose Recalde (Pamplona, 1964) da rienda suelta al arte que, en su caso más que en muchos otros, es oficio artesano, creación intelectual y pasión.

De ahí el título que la artista ha dado a la exposición que protagoniza hasta final de diciembre en el espacio Apaindu de la calle Curia: Arte y Confección. "Mirando en el diccionario, vi que confección significa tanto el quehacer manual del objeto físico como el proceso de creación intelectual, así que el título me sirve para reivindicar que detrás de mi trabajo, que a mí misma me parece a veces que es intuitivo e impulsivo, siempre hay un concepto". Una intención intelectual, de conocimiento y aprendizaje que, en su caso, tiene que ver con la naturaleza y la reivindicación de que "la vida sencilla es sostenible".

Lo expresa a través de imponentes y bellas figuras como Ceci layando con el traje de Elisa, la layadora que domina con su presencia el espacio expositivo. Un tributo a esa vida sencilla y sostenible, conectada a la tierra, y un doble homenaje desde el título: "Cecilia es la modelo de esta figura humana, y Elisa es una mujer a la que debo gran parte de los materiales que utilizo, que me los dona", cuenta Marijose Recalde, amante de los objetos encontrados y con historia: "Me interesan los materiales que han tenido una vida anterior, lo que les da un carácter que marca también la obra; para mí eso es muy importante", asegura la escultora y pintora navarra.

Esta layadora recién terminada -hace unos cuatro meses- y realizada en parte con esparto trenzado -las piernas- y con pasta de papel de esparto -cara y manos-, dialoga en la exposición con otras series que también ponen en valor los oficios artesanales, artísticos, por un lado, y por otro, antiguos y vinculados a la vida rural. Costureros, escultores, grabadores, herreros, granjeras, luceros, electricistas o lecheras cobran protagonismo en varias obras de las series que comparte Marijose Recalde en esta muestra, donde ha reunido creaciones realizadas entre los años 2014 y este mismo 2021.

Aunque hay alusión a mascarillas y medidas de seguridad, no es por la pandemia. "Esas obras son de la serie titulada Seguridad en el trabajo, que realicé a raíz de un accidente que tuve. Me representa a mí, la escultora, trabajando con las máquinas, y alerta de que hay que utilizar protecciones, por eso están las mascarillas, los guantes y las gafas", cuenta la artista.

Sobre la serie dedicada a los trabajos antiguos en el campo, explica que está basada en unos dibujos que hizo su padre en el año 1935 "y que ya utilicé para una de las puertas talladas que puse en el Centro Huarte;eran oficios que él veía de pequeño en su pueblo habitualmente: hererros, granjeras, luceros, electricistas o lecheras".

En otra de las obras, una serigrafía, está presente la valiosa labor que Recalde realiza habitualmente con niños y jóvenes, acercándoles la creación y dándoles oportunidad de experimentar con ella;"ésta en concreto representa la elaboración de un mural que hicimos con unos chavales en una pared en Dicastillo", apunta. Cerca de esta pieza se exhibe otra en pequeño tamaño, que es la reproducción en 3D de una de las primeras esculturas que hizo, Hombre con perro, muy representativa de su trabajo. "Yo pintaba personas, animales, y en un momento dado hice esta figura de un animal con una persona, y posteriormente he hecho muchas más con ese tema, algo ya referente en mi iconografía", cuenta la autora al hilo de esta reproducción escaneada de la escultura real.

"Los materiales me llegan" Los materiales, como cerámicas, con las que ha trabajado últimamente, telas, cueros, etcétera, le "llegan". "Me las ofrecen amigos, conocidos, o a veces personas a las que no conozco pero que saben lo que hago, y agradezco muchísimo estas donaciones porque son materiales muy buenos. Llegan a mí, yo los guardo, los almaceno, y luego los aplico", siempre con la misma intención: "componer algo bello con los recursos que tengo". Sus cabezas y torsos, sus figuras humanas imponentes y apacibles, fuertes y serenas; sus dibujos, xilografías o serigrafías, son bellas y tienen el poso y el valor del oficio, del tiempo curtido y aprovechado en una vida natural.

"Con los años, noto cada vez más que todo en mi obra está hilado. Que tengo la libertad de elegir porque me gusta variar y probar nuevos materiales, pero a la vez, hay unas constantes que me llevan a repetir los temas, aunque los vaya actualizando. Ya tengo una iconografía que es la que busco", concluye Recalde.