- Gracias al diario de a bordo del Winnipeg, inédito hasta el momento, Chueca ofrece por primera vez un estudio completo de este carguero francés que zarpó con 2.000 refugiados de la Guerra Civil gracias a la ayuda del SERE (Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles) y la tutela de Pablo Neruda. El libro será presentado el día 25 en Katakrak Liburuak de Iruña y el 3 de febrero en el Koldo Mitxelena de Donostia.

¿Cómo surge el proyecto?

-Una de mis líneas de investigación es el exilio de la República. Trabajando sobre ello, en el Archivo Histórico Nacional de París, encontré fichas de gente que iba a ir a Chile en el Winnipeg. Y, entre ellas, di con el diario. Ya sabía que existían diarios en la mayoría de las expediciones de la época como el Sinaia, el Ipanema y el Mexique, pero hasta ahora no se había dado con el del Winnipeg. Se encontraba prácticamente en su totalidad, con 23 de sus 26 números en papel cebolla, aunque algunos de ellos rotos como consecuencia del material con el que contaban por aquel entonces, e incluía una carta a partir de la cual podemos hacer la hipótesis de cómo habría llegado allí.

¿Cual?

-Cuando el Winnipeg salió de Burdeos era las vísperas del inicio de la II Guerra Mundial. De hecho, cuando llegan a Chile ya había comenzado. Con el inicio de ella, la policía francesa registra las oficinas del SERE porque, aunque no era oficialmente comunista, tenía relación con Juan Negrín y numerosos personajes de izquierdas y decide cerrarlas. Mi hipótesis es que la policía francesa cogió todos los documentos, incluido el diario, y allí habrán permanecido hasta su desclasificación.

Por lo tanto, es un texto muy interesante para conocer lo que se estaba cociendo en Europa.

-Es un contenido muy discutible al ser sectario y filocomunista, al que he podido añadir una serie de entrevistas que llevaron a cabo hace unos años los miembros de Intxorta 1937 Kultur Elkartea a gente del equipo de Neruda. El Winnipeg se hizo famoso porque estaba Neruda detrás, y es verdad, pero los que hacen el trabajo duro de conseguir a 2.000 personas desperdigadas por Francia, la mayoría de los hombres en campos de concentración, fueron los que formaban parte de su equipo. Aquí también hay otra cuestión y es que hablamos de 2.000, pero creo que la cifra se aproxima a los 2.500. Cuando en Chile se enteran que el Gobierno va a permitir que 2.000 izquierdistas que acaban de perder la guerra vengan, la derecha chilena dice que no, por lo que prefieren mantener esa cifra.

Gracias al libro muchas personas habrán descubierto qué paso con sus familiares.

-Puede haber gente que no llegó a montar y gente que sí lo hizo y no está aquí, pero nos acercamos bastante a lo que pasó. Mi principal aportación ha sido la de mujeres y niños, porque casi todos los hombres estaban registrados en un par de listas anteriores. La embajada de Chile, ya franquista, recibió el listado de todas las personas que venían en el barco, marcándoles la filiación política para que tuviesen cuidado con ellos. Todo era por un fin de persecución y control.

Toda esta información, ¿puede servir para acabar con muchos mitos sobre expediciones de este tipo?

-Para acabar con los mitos no, pero para conocer más sobre ellos sí. El que lee entre líneas puede comprender las similitudes que hay. Montar una expedición a Chile no era nada fácil. Para empezar, un barco como este tenía una capacidad de 90 personas. Para que fuesen 2.000 había que hacer una instalación de literas importante, algo que les interesaba porque su objetivo no era hacer una sola expedición. Esta era solo la primera de una serie que con la II Guerra Mundial acabó. En el diario varias veces se dice que tienen que ser ejemplares para los compañeros que aún siguen atrapados porque 2.000 personas era una mínima parte para las más de 100.000 personas en campos de concentración. Podemos decir que barcos como el Winnipeg eran el Aita Mari de entonces, pero no es así. Hoy en día es imposible pensar que desde Europa se montaran barcos como este para ir al norte de África a traer a gente. Al igual que toda esa gente tuvo la suerte de encontrar solidaridad de parte de Chile, tendríamos que preguntarnos por qué no podemos serlo nosotros con los kurdos, los sirios y los del África subsahariana.

¿Qué papel exacto jugó en todo ello Neruda?

-Su vida se ha mitificado, en parte, al estar detrás de esta expedición. El presidente de Chile le envió, ya que había estado en España durante la República, a Francia para que la hiciera. Él es el responsable, pero tenía un equipo que hay que poner en valor. Siempre se lleva la fama el importante, pero los que estuvieron detrás fue gente como Tasio Amilibia, Eceizaga, Darío Carmona... Son los que hicieron el trabajo sucio de recoger a la gente.