El artista alsasuarra Txuspo Poyo despliega en el espacio Apaindu de Pamplona (c/ Curia, 7) Ante el ocaso, ante el crepúsculo, una nueva entrega del trabajo que viene realizando desde 2018 en torno a los gabinetes pedagógicos de los colegios religiosos, que transmitían los conocimientos científicos a sus alumnos a través de infinidad de animales disecados, herbolarios y minerales. Unos materiales que ahora mismo parecen haber quedado obsoletos y, en el mejor de los casos, descansan en los archivos de algunos centros que los han acogido y, en el peor, se han perdido para siempre. Esos gabinetes de ciencias naturales generaron para numerosas generaciones “un imaginario que hoy ha desaparecido y ha sido sustituido no solo por las pantallas, sino también por una nueva mirada sobre a el cuidado del medio ambiente”, apunta el creador.

En Apaindu, presenta en una escala exagerada una serie de diapositivas que reflejan algunos de los animales disecados encontrados en los gabinetes que Poyo ha investigado durante estos años, partiendo de los Capuchinos de Altsasu y siguiendo por los Capuchinos de Pamplona, el Colegio Urdaneta de Loiu o el Colegio Nazareno de Roma. “Estos colegios tenían cantidades industriales de diapositivas perfectamente catalogadas”, con elementos traídos de sus misiones americanas, africanas o asiáticas. Con el significado colonial y ahora postcolonial que estas acciones acarrean. Una de las curiosidades de estos laboratorios, apunta el artista, es que, pese a su carácter religioso, estos centros realizaban una gran apuesta por la divulgación científica.

En la muestra se puede ver, asimismo, otra gran recreación de una diapositiva cuyo contenido presenta dos peculiaridades. Por un lado, la imagen, tomada del bodegón de animales disecados que creó para filmar la película Love needs to kill / El amor necesita tiempo para matar, podría parecer hoy, “con el cambio de mirada generacional”, una “barricada de resistencia y reivindicación”. Por otro lado, este dispositivo se exhibe con el logotipo de Kodak, sumando la faceta industrial. “Kodak es la compañía de material fotográfico y cinematográfico más importante a nivel mundial; desde el siglo XIX permitió tener más precisión en el movimiento de los animales y esto provocó que las taxiderminas fueran más realistas”. De hecho, George Eastman, fundador de Kodak, fue uno de los patronos en las expediciones a África para la construcción de los famosos y espectaculares dioramas expuestos en el Museo de Ciencias Naturales de Nueva York.  

Txuspo Poyo, en una imagen de archivo. David de Haro

Cabeza de búho

Junto a estas imágenes en las que cuestiona la escala de las diapositivas, Txuspo Poyo presenta también dos piezas audiovisuales. La principal, Ante el ocaso, ante el crepúsculo, se filmó en el invierno de 2020 en el interior del faro de Estaca de Bares, en el cabo más septentrional de la Península, en la frontera donde se unen el océano Atlántico con el mar Cantábrico. Jugando con la semejanza que el foco del faro tiene con una cabeza de búho, “símbolo de inteligencia”, la obra recoge “esos dos momentos mágicos/místicos de la puesta del sol y del amanecer” y el momento justo antes de cada uno de ellos, “donde parece que todo puede ocurrir”. “La luz en busca del milagro”. Aquí introduce Poyo el elemento sobrenatural, que “si se observa bien, también está presente en los gabinetes pedagógicos”.

La otra propuesta audiovisual, titulada Un día de labor, fue grabada durante la residencia del artista de Altsasu en la Academia de España en Roma. En ella se ve a una colonia de hormigas en su frenética actividad diaria, portando en sus mandíbulas toda clase de materia prima para ser almacenada en el hormiguero. Txuspo Poyo colocó en su camino cartelas con los nombres de sus compañeros de beca en la Academia; nombres que acaban en el inframundo “en una nueva experiencia de transformación” con un toque misterioso y místico.

Durante la experiencia vivida en Roma en 2021 el creador navarro llevó a cabo una espectacular propuesta que consistió en llevar el esqueleto de una ballena que procedía del gabinete del Colegio Nazareno a pasear por la ciudad en una furgoneta. “La llevé a espacios que un día tuvieron un significado social, político e histórico, pero que hoy son cascarones vacíos”, convertidos en atracciones turísticas. Lo mismo sucedió con el Colegio Nazareno, el primer centro público fundado por José de Calasanz en Roma nada menos que en 1630. Pues bien, en 2014, ese espacio fue vendido a un lobby que hoy construye un hotel de lujo. “Nuevamente, el patrimonio banalizado por el turismo”, lamenta el artista. l