El Libro Negro de las Horas fue la novela más vendida en castellano en 2022. Las ventas de El Ángel de la Ciudad (Planeta) van a camino de dar otra alegría parecida a la escritora gasteiztarra Eva García Sáenz de Urturi. Entre Vitoria y Venecia discurre su nueva novela, de nuevo con el ex inspector Unai López de Ayala como protagonista. Así vuelve a las librerías la ganadora del Premio Planeta, con un título que se lanza también esta primavera en Argentina, Colombia, Chile, Ecuador, México, Perú y Uruguay. No tardarán en llegar, además, las traducciones a otros idiomas, como ya ha sucedido con el resto de las creaciones que tienen puesta la mirada en Kraken y la capital alavesa.

El libro lleva desde el día 29 realizando su camino. ¿Contenta con estos primeros pasos?

–Pues está ya como número uno en ventas, así que imagina... (risas). Estoy muy orgullosa tanto con las críticas como con la cantidad de personas que están comprando la novela desde el primer día.

Lo cierto es que desde que se anunció en enero el lanzamiento las expectativas han sido muchas. ¿Le da muchas vueltas a eso, a ‘y qué pasa si no funciona tanto’?

–Este es un trabajo creativo. Partes de la nada y vas creando una novela de 400 páginas paso a paso. El trabajo es el mismo tengas los lectores que tengas. Es decir, en el momento en el que estoy en el despacho frente a la página en blanco, en lo único en lo que me concentro es en ser la mejor escritora posible. Se trata de hacer esa labor disfrutando y aplicando todo el oficio que tengo después de nueve novelas. Todo para contar la historia de la manera más efectiva posible, para que sea una novela que conmueva al lector y que le ofrezca varias capas de lectura. Que sea una obra que pueda llegar a ese lector rápido que solo quiere pensar en el thriller, también a ese que quiere saber cuál es la evolución personal de Unai, y que sea además para el lector, digamos, de escenarios, de lugares de Vitoria y, en este caso también, de Venecia.

Sin desvelar nada, pero entre estas páginas hay ecos de la anterior novela.

–A mí me gusta que los lectores y las lectoras se lean las novelas por el orden que tienen... no puedo decir mucho más (risas). Quiero decir que hay veces que la gente me pregunta: ¿Eva, me puedo leer la dos y la cinco? Bueno, vamos a ver, el orden está por algo. Obviamente, como estamos hablando de thriller, cada caso es autoconclusivo. Pero la historia de Kraken sigue una cronología en el tiempo. Para quienes quieran leer El Ángel de la Ciudad sí que recomendaría que se leyesen, como mínimo, El Libro Negro de las Horas.

Por cierto, ¿qué ángel de la guarda tiene Eva García Sáenz de Urturi?

–Han acabado siendo los propios personajes. Estás tanto tiempo mirando el mundo a través de sus ojos que se te van quedando retazos de ellos. Cuando creas personajes más grandes que la vida, como era Leonor de Aquitania, para mí es como encontrarme con mentores. Quiero decir, que ante determinadas situaciones, siempre me pregunto: ¿qué haría Leonor de Aquitania en este caso? En ese sentido, sí que actúan un poco como ángeles o guías.

Toda la serie habla de familias que, a pesar de todo, mantienen lazos. ¿Es la familia ese ángel de la guarda muchas veces?

–En el caso de Unai, creé un personaje muy enraizado. La suya es una familia que me gusta por lo singular que es. Son tres hombres adultos, un abuelo prácticamente centenario y dos hombres de 30 y pico, 40 años. Y los tres se cuidan los unos a los otros. Los nietos cuidan del abuelo y él se mantiene firme cuidando de ellos, manteniendo la promesa que le hizo a su hijo. Parece que no se muere simplemente por el hecho de mantener esa promesa de que les iba a cuidar siempre. Creo que es una de las cosas que enamora a las lectoras y a los lectores, esa manera de cuidarse que tienen los tres.

Habla en el libro de la primera vez que fue usted a Venecia, a la que acaba de volver hace poco para el acto de presentación del libro...

–Bueno, a lo largo de 2021, 22 y 23 he regresado más de media docena de veces (risas).

Es una ciudad de la que se dice que ha dejado de pertenecer a sus habitantes, que es algo que también aparece en la novela de alguna manera.

–Los venecianos se hacen fuertes en barrios, que allí se llaman sestiere, como son Dorsoduro y Cannaregio, que son los menos visitados. En las plazas interiores, que no dan al gran canal, es donde puedes ver a los venecianos con sus carros de la compra, a los niños jugando... ahí ves esa Venecia que se ha hecho fuerte al margen, y dando la espalda, a esos barrios que están desgastados por el paso de los turistas. Esa es la Venecia que, en este caso, enamora al personaje de Ítaca, a la madre de Kraken. Es la Venecia bella que no le deja escapar de allí.

¿Es Eva García Sáenz de Urturi una enamorada de la ciudad?

–A mí me gusta la Venecia que he ido descubriendo a lo largo de estos años, la Venecia particular, la de los callejones, la de tiendas que no vuelves a encontrar porque es una ciudad muy laberíntica... Esa Venecia que se conoce muy poco es la que me ha ido enamorando. La de las siete de la mañana cuando no hay absolutamente nadie y por el gran canal solo pasan las barcas que van al mercado para llevar pescados y verduras. Esa Venecia silenciosa que aparece a partir de las diez de la noche –porque, aunque parezca mentira, no queda nadie en la calle a partir de esa hora– tiene mucho de ciudad provinciana, recogida. En esa Venecia sientes que podrías vivir. Es una ciudad muy acogedora, más allá de que, realmente, es una ciudad muy bella. Eso por supuesto.

Es la novena novela. ¿La décima será algo especial para su autora o ‘solo’ otra más?

–Es un número (risas). Quiero decir, que todas las novelas se trabajan exactamente igual. Siempre intento hacer la mejor novela posible y pongo todo el oficio y toda mi alma creativa en ello.

Pero si pudiese retroceder en el tiempo y hablar con aquella Eva García Sáenz de Urturi antes de publicarse ‘La vieja familia’, su primera novela, ¿qué le diría después de todo lo que ha vivido en estos años?

–Todo lo que ha venido ha sido para bien. He vivido unos años extraordinarios. No hay muchas personas que tengan un Premio Planeta, por ejemplo. O que tengan más de 3 millones de lectores en 40 países. Ni que publiquen una novela y su libro sea de manera automática el más vendido del país. Quiero decir, que todo esto es muy, muy, muy extraordinario. Mi vida ha cambiado para bien y me gusta mucho la vida que tengo actualmente. Todas las horas, los esfuerzos y los sacrificios han sido muy, muy, muy bien recompensados, la verdad.

Viendo las ventas no harían falta ni siquiera los actos promocionales, pero ese contacto con el público es algo que a Eva García Sáenz de Urturi le gusta mucho. ¿Tiene unos lectores muy ‘preguntones’, por así decirlo?

–El hecho de que una persona lea, ya es un filtro hoy día en este país. Es un signo de cultura, inteligencia y educación. Partiendo de esto, mis lectores son personas muy educadas, cultas y respetuosas, personas que aman los libros. Tengo un público que es muy agradecido y con el que es maravilloso hablar y compartir. Cuando hablamos de las novelas es algo interesante también para mí, porque encuentras más capas de lectura, otras visiones. Al final, somos personas hablando de lo que amamos que son los libros y la literatura. Como autora es algo que agradezco mucho.

Pero luego la muñeca sufre de tanta firma...

–El año pasado sí que estuve con la muñeca lesionada. Ahora voy a las firmas con gel de frío y la muñequera por si acaso. Este año ya he hecho firmas de 3.000 ejemplares para las librerías y de momento la mano ha respondido bien. Pero sí que el año pasado tuve que ir, por ejemplo, al fisio. Las firmas más fuertes suelen ser, además de las de Vitoria, Sant Jordi porque son más de 12 horas seguidas. Y los tres fines de semana de la Feria del Libro de Madrid, porque las colas duran horas y es mucho tiempo firmando. De todas formas, pese a lo que tienen de maratón físico, son citas muy agradecidas profesional y personalmente. Son momentos muy bonitos. l