En las últimas semanas, se está hablando de plagas de conejos híbridos nacidos de uniones entre ejemplares de monte y domésticos que la gente abandona en los campos. Una mutación que, según la voz de alarma que han hecho saltar diversos sindicatos agrarios, genera animales más grandes, más voraces y con mayor facilidad para la procreación. Incluso, se han puesto sobre la mesa cifras preocupantes: pérdidas de hasta 800 millones de euros en 1.400 municipios de diez comunidades, entre ellas Navarra. Sin embargo, esta hibridación sería muy residual y no es la causa del aumento de los daños agrícolas.

Así lo afirma tajante Nicolás Urbani, asesor técnico veterinario de la Federación Navarra de Caza (FNC), que señala que se han llevado a cabo desde hace tiempo estudios en el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos sobre la genética del conejo, con ejemplares recogidos de diferentes partes de la península ibérica, y se ha constatado que son 100% ibéricos. “Hay dos ecotipos dentro de esta misma especie autóctona, pero ese tipo de cruces o hibridaciones no provoca un mayor grado de lesividad sobre los cultivos. No se tiene constancia científica de un nuevo tipo de ‘superconejo’ por cruce con ejemplares domésticos”, manifiesta.

Esta realidad no impide que, en diversas regiones del país, el problema con las sobrepoblaciones de conejos esté provocando situaciones dramáticas. En Navarra, sobre todo en la zona de la Ribera, las plagas de este animal llevan más de dos décadas amenazando cada vez con más virulencia al sector agrario. Un hecho que se está viendo agravado este último año con el avance de las normativas de protección animal, que están conllevando una reducción drástica de la herramienta más eficaz y sostenible contra los conejos: la caza con hurón.

En esta última temporada, se ha unido otro factor, el de una sequía considerable que está agrandando la dimensión de la crisis. Al comprobar los agricultores que cultivos como los del cereal están prosperando menos, los daños provocados por los conejos todavía tienen un mayor impacto en su producción. Y si a esta tesitura se le añade el descenso en el número de hurones, debido al incremento de obligaciones y costes que las nuevas leyes han puesto sobre sus propietarios, la problemática aún se volverá, si cabe, más peliaguda. Por otro lado, los seguros agrarios no aseguran el 100% de las peritaciones, ya que restan franquicias que se incrementan anualmente y, además, no se hacen cargo de los daños recurrentes a partir del cuarto año.

La principal herramienta para luchar contra este problema es la caza con hurón –incide Urbani–. Y también la más sostenible y eficaz. Tanto es así que en los sitios de España donde no sufren de sobreabundancia de conejo, está prohibida”. Al mismo tiempo, rompe una lanza a favor de Navarra, la única autonomía en la que se permite, gracias a la acción de la FNC y al aseguramiento que ofrece a los cazadores que lo acometen, el control nocturno desde vehículo. “Es una medida muy eficaz, pero existen también otras opciones alternativas, que deben ser excepcionales y estar controladas y reguladas, pero que nos den opción a los cazadores para, junto con la colaboración de los agricultores, agilizar las soluciones y minimizar los daños”, aclara.

Con estas palabras, Urbani cierra la puerta al uso de venenos, que es la reclamación mayoritaria del sector agrario. “Esas medidas son muy peligrosas, porque afectan a la salud pública, al emplearse productos tóxicos, y a la biodiversidad”, subraya. En su lugar, los cazadores proponen otras iniciativas que tendrían resultados parejos, sin ese riesgo medioambiental, como el empleo de armas más eficaces (rifles del calibre 22, que actualmente están prohibidos), el uso del trampeo en algunas zonas, que también está limitado, o la utilización de nuevos sistemas de protectores o de nuevos tipos de repelentes para prevenir los daños agrícolas, sobre los que hay que implementar investigación, desarrollo y transferencia urgente, de la mano de la FNC.

Lo que sí está claro es que todas estas medidas no pueden ir acompañadas de movimientos como el que está protagonizando el Gobierno de Navarra en esta legislatura con sus normas de protección de los animales de compañía, ya que esas leyes y reglamentos van a ocasionar, entre otros efectos, un abultado descenso en el número de hurones.

En algunas regiones de Navarra, los agricultores llevan soportando el problema con los conejos desde hace más de 20 años, por lo que el sector clama por medidas de choque que corten de raíz la situación. Aitor Merino, ingeniero forestal de la FNC y gestor de cotos afectados por los daños de conejo en la Ribera, informa de que acotados como Corella, Cintruénigo, Cascante, Fontellas o Fitero están poniendo todos los medios humanos posibles para intentar controlar estas plagas. “Grupos de cazadores locales y foráneos trabajan altruistamente todas las semanas del año en el descaste de este lagomorfo mediante la modalidad de caza con hurón, a lo que hay que sumar el control nocturno de la especie, que es muy efectivo en determinadas épocas del año, como, por ejemplo, cuando se siembra el cereal”, defiende.

A su vez, destaca que estos acotados están asumiendo los costes económicos de guarderío, vehículos, combustible, cartuchos, etc., y que la situación comienza a ser insostenible. De hecho, varios acotados se están planteando renunciar a su gestión. “Somos conscientes de que los agricultores ven mermadas sus cosechas por la acción de los conejos, pero los acotados no son los culpables de la situación. Es justo al revés, porque nosotros ponemos todos los recursos que tenemos a su disposición. Ante esta situación, en la que a pesar del exhaustivo control que se realiza sigue habiendo sobrepoblación, el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra debería implantar una línea de subvenciones directas al agricultor para la compensación de los daños producidos por esta especie”, incide.

De forma complementaria, el sector cinegético reclama que es necesario y urgente modificar el régimen de responsabilidad de los daños que recoge la actual normativa cinegética navarra, ya que no es coherente que esa responsabilidad recaiga en los cazadores, que son la principal herramienta de control de la especie y de reducción de sus daños.