Víctor Manuel echa la vista atrás y publica un triple disco que resume buena parte de su carrera discográfica.

Viene a Pamplona a presentar un disco recopilatorio que se titula ‘Una vida de canciones’.

Esta es la primera antología en la que intervengo. Siempre había dejado que las compañías de discos hicieran los recopilatorio de grandes éxitos, pero me parecía que merecía la pena meter mano en este disco, sobre todo para incluir canciones que no han sido éxitos; canciones desgraciadas, que no han funcionado, pero que me gustan mucho y por eso las defiendo. Por eso es una antología más completa que la que hubiese hecho la compañía.

Usted fue pionero a la hora de abordar temas poco frecuentes: la discapacidad intelectual (‘Solo pienso en ti’), la homosexualidad (‘Quién puso más’), las drogas de una manera cruda (‘La madre’)…

Sí, la verdad es que sí. No eran temas tocados en canciones. Pero cada uno tiene su propia mirada, yo veo unas cosas y el de al lado ve otras igual de válidas. A mí me tocó ocuparme de estos temas, pensé que merecía la pena contarlos. Por cierto, ayer se murió el fundador de la residencia donde convivían los protagonistas de Solo pienso en ti, el doctor Pérez Marín; llevaba mucho tiempo malito.

También vivió la censura. Tuvo problemas con ella con la canción ‘No quiero ser militar’.

–Sí. Bueno, a mí la única vez que me han detenido en toda mi vida fue en Pamplona, por cantar una canción pidiendo amnistía para los presos políticos, en noviembre de 1975. Era un festival de villancicos.

¿En noviembre del 75? ¿Antes o después de la muerte de Franco?

Pocos días antes. Tengo muchos recuerdos asociados a Pamplona, no solo relacionados con ese episodio. Años antes gané un festival de villancicos nuevos allí, con un villancico que se llamaba El portalín de piedra; recuerdo perfectamente la actuación en el Teatro Gayarre… Son cosas que pertenecen a la prehistoria (risas). Pero fíjate, un día, viendo Operación Triunfo, Amaia, vuestra Amaia, se arrancó a cantar El portalín de piedra. ¿Dónde habría encontrado Amaia esa canción? Seguramente en algún disco en casa de sus padres o de sus abuelos. Por edad es imposible que conozca la canción, pero me hizo muchísima ilusión que una chavala tan capaz y tan valiosa como ella se arrancase con una canción que yo había escrito cuarenta o cincuenta años antes.

“No sabes lo que pesa el fracaso en esta profesión. Parece que uno está siempre en la espuma de la vida, y no”

¿Y en qué quedó lo de la detención? ¿Se solucionó rápido?

Sí, pasé una noche en el calabozo, nada más. Me trataron muy bien, me dieron café con churros. La policía me explicó en qué consistía aquello. Me dijeron que estaban allí, pero que cuando Franco no estuviese, serían demócratas. Lo entendí perfectamente.

Es obvio que actualmente tenemos muchas más libertades que entonces, pero se habla mucho de si, en algunos campos, hemos retrocedido; si los creadores tienen menos libertad para decir según qué cosas.

Cuando escucho a gente más joven que yo diciendo que había más libertad entonces, no sé de qué hablan. La gente que dice eso no padeció en ningún momento la falta de libertad, estoy convencido. Lo que sí sucede ahora es que la gente se corta más, pero yo creo que es por las redes sociales. Si estás muy pendiente de ellas, ves que, en cuanto sacas un poco los pies del tiesto, te machacan. Si estás vigilando eso, te pueden joder la vida. Alguien puede decir que no eres libre porque hay una especie de hacha luciferina ahí encima dispuesta a machacarte. Pero es un problema de los tiempos, no de la política. Hay gente que piensa que meterse en cosas políticas es muy incómodo, pero siempre lo ha sido, hace cincuenta años y ahora. Si das una opinión política, los que no están de acuerdo contigo van a por ti. Ha pasado siempre. Ahora, con las redes, igual hay más contagio global, pero no es nuevo.

Días después de esa detención en Pamplona y de la muerte de Franco, comenzó la Transición, que durante mucho tiempo quizás estuvo dulcificada, pero que ahora parece denostada. Usted la vivió en primera persona. ¿Cómo la valora?

Ni la dulcifico ni la denosto. Seguramente no se pudo hacer más de lo que se hizo en ese momento; estoy convencido, dadas las circunstancias en las que vivíamos. Creo que tuvo méritos indudables, como que dejásemos de matarnos entre nosotros. El que no era demócrata, se camufló de demócrata, y eso pasó en todos los sentidos y en todos los bandos. No se hizo justicia con la gente que había peleado muchísimo contra la dictadura, eso sí me parece una tragedia, políticamente hablando. Creo que la Constitución del 78 supuso un gran avance para este país, que había vivido fusilándose unos a otros los dos últimos siglos.

“La única vez que me han detenido en toda mi vida fue en Pamplona, por cantar una canción pidiendo amnistía para los presos políticos”

Como decía en su canción ‘Veremos a Dolores’, dedicada a La Pasionaria, “era inevitable la reconciliación”, ¿no?

Era inevitable, sí. Y el que no la quiera, peor para él. Lo dije después en otra canción: “Aquí cabemos todos o no cabe ni Dios”.

“Cuando te pones a escarbar en la memoria vas escogiendo del pasado aquellas cosas que te apuntalan, que te afirman, que te enrocan, que te protegen de algunas sombras…”, cantaba en ‘Canción pequeña’. ¿Cómo se siente cuando escarba en su repertorio para dar forma a esta antología?

Intento tomar distancia. En este caso, el repertorio es variadísimo, porque hay canciones prehistóricas y canciones de antes de ayer. Eso es lo que más orgullo me produce, el estar contando cosas que están pasando ahora mismo. Yo empecé a cantar por eso, y sigo cantando por eso. Otro cantautor cantará cosas diferentes, pero se reconocerá en lo que yo cuento, porque son cosas comunes a la ciudadanía.

No se trata de un grandes éxitos al uso. Hay también canciones menos conocidas, rarezas… Esa es la forma de conocer a un artista en toda su extensión, porque un artista no es solo sus éxitos, sino también sus canciones menos conocidas.

Y sus fracasos. No sabes lo que pesa el fracaso en esta profesión. Parece que uno está siempre en la espuma de la vida, y no, lo que te da la medida del éxito es el fracaso que llegará después con toda seguridad. Yo he fracasado muchas veces y eso me ha servido para aprender. Te humaniza, te pone pie a tierra. El fracaso es muy útil para seguir adelante.