Paula Noya (Santiago de Compostela, 1979) es física de formación y desde la segunda mitad de 2021 está al frente de la dirección de Infraestructuras Culturales de la sociedad pública NICDO, que incluye a Baluarte. El Auditorio y Palacio de Congresos de Navarra cumple 20 años y, para celebrarlo, ofrecerá una programación de cine, música y arte multimedia para llegar a todos los públicos, incidiendo especialmente en aquellos que quizá todavía no son asiduos del edificio diseñado por Patxi Mangado e inaugurado en octubre de 2023. Con ocasión del aniversario, Noya conversa con este periódico acerca de las fortalezas, logros, retos y competidores de un espacio “versátil” con una doble vertiente cultural y congresual que visitan personas de todas las franjas de edad y cuyo “talentoso equipo” es uno de los factores más valorados en todas las encuestas. 

Dos décadas ya son como para decir que un proyecto está consolidado. 

–Totalmente. 20 años es un poquito más que la mayoría de edad y en un edificio referente como Baluarte era el momento para parar, mirar todo lo que se ha hecho y poner esa mirada a futuro. Es decir, hemos hecho todo esto, estamos muy bien posicionados, pero podemos estarlo aun mejor, o, por lo menos, queremos seguir igual, para lo cual hay que trabajar mucho.

Parece mentira que hace solo 20 años Pamplona no tuviera auditorio y palacio de congresos, pero lo cierto es que muchas ciudades medianas empezaron a construir sus dotaciones por esas fechas. 

–Así es. No solo no Pamplona no tenía auditorio. Entonces se produjo un movimiento que fomentó que toda región se lanzase a tener una referencia cultural y, en nuestro caso, además congresual. Aquí se tuvo la visión de Pamplona como atracción y motor económico para lo que hoy en día se conoce con normalidad como turismo de reuniones.

¿Cuál es el posicionamiento de Baluarte?

–Baluarte ha sido reconocido de nuevo este año como insignia cultural de Navarra, y eso ya dice mucho. Tenemos una infraestructura muy singular con respecto a otras del resto del Estado, por tamaño, pero también por la particularidad de los espacios, lo que dota de mucha versatilidad a lo que podemos hacer dentro del edificio. En muchas ciudades sucede que tienen un auditorio y aparte un palacio de congresos. Nosotros podemos compaginar actividad cultural y congresual sin que se pisen, aunque tenemos tanta demanda que a veces es difícil no pisarse. 

¿El espacio sería, en ese sentido, una de las fortalezas? 

–Sí, y también cómo se ha ido dotando para que siempre dé respuestas al sector, ya sea cultural o congresual. Tenemos una sala principal con una concha acústica de las mejores que hay. Siempre se suele mirar hacia Madrid y Barcelona, cuando aquí, fruto de estar en las redes –la Red Estatal de Auditorios y la Asociación Nacional de Palacios de Congresos–, te das cuenta de que aquí tenemos una joya. Eso nos hace muy fuertes. Esto, y el equipo humano que hay detrás de todo.

"La programación del 20 aniversario nace con ese espíritu de diversidad para intentar captar y emocionar a nuevos públicos que quizá aun no se han pasado por aquí"

De hecho, en las encuestas que hacen a quienes pasan por aquí el personal suele salir en primer lugar. 

–Sí. Trabajamos con una cantidad ingente de entidades, desde promotores en el mundo cultural hasta asociaciones y sociedades científicas. Y, al final, esa calidad humana, esa excelencia a la hora de trabajar con ellos y ese personalizar absolutamente todo hace que la gente salga de aquí diciendo que trabajar con nosotros les da un plus que en otras sedes no encuentran. Contamos con un equipo talentoso que trabaja con mucha antelación. Las cosas no aparecen aquí por arte de magia. En el caso del trabajo congresual nos estamos moviendo a dos o tres años vista para poder garantizar que grandes congresos vengan a Baluarte. Y una vez que se consolida como sede, son dos años de preparación en los que el departamento comercial, pasando por el de operaciones y el de escenarios están en contacto directo con el cliente, y eso le da una tranquilidad que creemos que nos distingue de otros espacios.

¿Y qué me diría de las debilidades, carencias o retos?

–Hablaría de retos. Carencias y debilidades tendremos todos porque ningún edificio ni ninguna estructura organizativa son perfectos, y ahí es donde hay que buscar los retos. Por eso nos hemos parado a pensar cómo podemos ser incluso mejores de lo que somos, cómo podemos seguir ofertando cosas que no tengan los demás. De ahí viene un poco el plan estratégico 2023-2030, de asentar unos ejes sólidos a futuro en los que creemos que están los paradigmas que nos pueden seguir diferenciando. En algunos ya estábamos, como la sostenibilidad.

¿Qué se ha hecho y se va a hacer en ese sentido?

–Baluarte ha hecho una labor ingente en sostenibilidad, aunque nuestra ciudadanía la conoce muy poco. Ahora que está en boga y que todos estamos ya comprometidos con este tema, nosotros tenemos que estar un paso por delante. Nunca es suficiente. Ya se venía haciendo una labor muy importante en gestión de residuos, pero aquí tenemos un factor limitante. Nosotros podemos ser muy sostenibles, pero el cliente que viene con un stand es otra cuestión. Y no es porque no esté comprometido con la sostenibilidad, sino que posiblemente todavía no sabe cómo hacerlo cuando viene aquí y despliega su congreso o su espectáculo. Así que, al final, lo que hemos decidido es proveerles nosotros de esa capacidad. No podemos obligarles, pero hay que caminar en esa senda, de manera que lo que vamos a hacer es incluir en nuestra cartera de servicios el acompañamiento en sostenbilidad a todos los eventos que vengan aquí. Ofreceremos un producto llave en mano, y a quien quiera tener un stand o un acto que cumpla con una huella de carbono cero, vamos a guiarle para que pueda hacerlo. Así que no solo actuaremos sobre la infraestructura, sino que fomentaremos la sostenibilidad de la mano de nuestros clientes.

La digitalización es otro de los pilares del plan estratégico.

–Es fundamental. Al final, la cultura y las reuniones no está alejadas de la digitalización. Todo el mundo quiere que el evento que vengan a desarrollar aquí sea el más innovador y llegue a más gente, tanto en formato físico como en streaming, que ha llegado para quedarse. Si hemos sacado algo bueno de la pandemia es que hemos encontrado otras fórmulas de comunicar y de llegar a más sitios, y para eso Baluarte tiene que disponer de las herramientas necesarias para que la gente que venga con esas ideas tan innovadoras tenga una estructura sólida en la que poder apoyarse. 

En cuanto a la accesibilidad, ¿qué barreras van a intentar eliminarse en el nuevo proyecto?

–No hay que olvidar que hay un gran público que sigue sin acceder a la cultura y nosotros tenemos que mediar con él para conseguir esa accesibilidad para las personas que tienen determinada discapacidad. Baluarte ya es un espacio con mucha accesibilidad, pero había pequeñas cosas que mejorar en cuanto no solo a las barreras arquitectónicas, sino también en otros mundos por explorar. Por ejemplo, queremos poner a disposición de las personas sordas un número de mochilas vibratorias, que es una tecnología muy nueva que hemos descubierto a raíz de estar en red con otros auditorios y otras entidades culturales. El Festival de Teatro Clásico de Mérida las había utilizado y, hablando con su director, vimos que eran fáciles de integrar en nuestra infraestructura como un plus para aquellas personas sordas que quieran venir a un espectáculo musical. Porque, al final, estas mochilas lo que hacen es vibrar con la música, desarrollando un efecto que, según cuentan quienes las han probado, es prácticamente igual al de sentir la música. Es una manera de seguir siendo accesibles y abrir las puertas a más público.

Durante unos años, a Baluarte le ha acompañado el adjetivo elitista. ¿Cómo cree que ha cambiado esta percepción?

–Puede ser que hubiese esa imagen, no digo que no. Entiendo que quizá tenga que ver con que lo primero que se programó en Baluarte fue música clásica y ópera, que, dentro de las disciplinas culturales, tienen ese lastre de pensar que es para un público erudito. Sin embargo, creo que a lo largo de estos años y gracias al trabajo maravilloso de esta casa y de Fundación Baluarte esas barreras se han ido desdibujando. Hoy Baluarte está integradísimo en la ciudad. Si vemos las cifras del estudio de impacto de 2022, vemos que del 100% de público que pasa por aquí, un 30% está entre los 18 y los 29 años, otro 30% en la siguiente escala de edad y otro es mayor de 65. Con lo cual, viene público de todas las edades, eso sí, mayoritariamente femenino –cerca del 68%–, y esas barreras que quizá un día se percibieron están mucho más distorsionadas. Cada vez hay más programas distintos que buscan llegar a todos los públicos. Aquí puedes venir desde a bailar swing hasta a escuchar música súper innovadora en el NAK o a disfrutar de la Orquesta Sinfónica de Navarra. Y la programación del 20 aniversario nace un poco con ese espíritu de diversidad para intentar también captar a nuevos públicos que quizá aun no hayan venido.

"Tenemos un equipo talentoso que trabaja con mucha antelación con los clientes, y eso les da una tranquilidad que nos distingue de otras sedes"

Diría que la ciudadanía no tiene muy clara la diferencia entre el Auditorio y Palacio de Congresos Baluarte, que pertenece a NICDO, y la Fundación Baluarte-Orquesta Sinfónica de Navarra. Que compartan nombre no ayuda.

–Fundación Baluarte es una de las entidades que programa en Baluarte. La confusión es normal porque, cuando nació Baluarte, la fundación formaba parte de la sociedad pública Baluarte que se creó entonces y que hoy forma parte de NICDO. Por distintas circunstancias, la gestión de esa fundación ya es ajena, pero somos colaboradores y socios naturales porque, efectivamente, parte de la programación que la gente disfruta aquí está diseñada por ella. Y la Orquesta Sinfónica de Navarra ocupa un lugar preferente en la casa, como no podía ser de otra manera.

En este edificio ‘habitan’ distintas entidades que forman parte de NICDO, casos de la Navarra Film Commission, de la Navarra Music Commission, del Festival Punto de Vista...

–Claro, Baluarte forma de NICDO y NICDO estableció en su nuevo plan estratégico una manera transversal de trabajar. Baluarte, en efecto, acoge toda el área de cine de la sociedad, con la Navarra Film Commission, la Navarra Film Industry, que colideramos con el departamento de Cultura, o la Filmoteca. También está aquí la Navarra Music Commission y todo esto hace que sea fácil trabajar esa tranversalidad y que se busquen proyectos innovadores que conecten unas áreas con otras. Y trabajamos mucho con otras infraestructuras de NICDO. Planetario desarrolla actividad aquí y también acoge programación que tiene su germen en Baluarte; en el Navarra Arena también se celebran reuniones empresariales... Intentamos que todas las sedes colaboren entre ellas. Trabajamos en una oferta más global.

¿Qué lugar ocupa Baluarte dentro de NICDO?

–Todas las infraestructuras son distintas, pero sí que es cierto que, por tamaño y capacidad de atracción de volumen de personas, Navarra Arena y Baluarte somos los grandes referentes. Y ambas comparten el impulso en el ocio y la cultura. Nos diferencian los formatos. En Baluarte el público está sentado y funciona muy bien si un promotor busca un concepto acústico, por ejemplo, porque, además, estamos en el centro de la ciudad. Aunque, claro, luego viene The National en 2022 y pone a todo el público en pie. Por otro lado, el Navarra Arena, que al principio parecía estar muy lejos, ya está totalmente integrado para esos grandes conciertos en pista, y ahora más que se está trabajando en la ampliación de aforo, lo que nos abre a muchas más posibilidades. Baluarte también está muy bien posicionado fuera de Navarra por los congresos nacionales e internacionales, que permiten que demos a conocer la ciudad.

Imagen promocional del 20 aniversario de Baluarte. Cedida

¿Cuáles diría que son los rivales naturales de Baluarte a la hora de atraer eventos, ya sean culturales o congresuales?

–No hablaría de rivales, porque todos formamos una red colaborativa en la asociación de palacios de congresos. Nos reunimos varias veces al año, compartimos buenas prácticas y nos fijamos en lo que hace el de al lado. Rivalidad no, pero competencia sí. Todos luchamos por lo mismo, por que nuestro palacio se diferencie del de al lado y así poder captar los mejores congresos. La guinda del pastel está en traer congresos de palacio completo. Imagínate a 1.200 personas que están en Pamplona durante cuatro días o una semana entera. Eso es un motor económico muy importante que todas las ciudades buscamos atraer. El visitante medio nacional que acude a un congreso a Baluarte deja una media de 40 euros al día en Pamplona, y el internacional, una media de 117. Aquí, efectivamente, competimos. Zaragoza está muy bien posicionada, qué vamos a decir de Bilbao, pero nosotros estamos en cifras record. En 2022 tuvimos, entre otros muchos eventos, 14 congresos de palacio completo y, a falta de que pueda haber alguno más, vamos a cerrar 2023 con 19. Vamos en la buena senda.

Antes ha mencionado la programación del 20 aniversario; por curiosidad, ¿cómo van a transformar la sala de exposiciones en una playa?

–No va a ser fácil (sonríe). Que en Pamplona tengamos playa y más dentro de Baluarte tiene su complejidad logística, de montaje y artística, porque hay que evocar el escenario. El equipo está emocionado y está súper proactivo para que nos salga la mejor playa del mundo. Vamos a hacer una gran ambientación, con chiringuito donde ver la puesta de sol... Y el broche final de las películas que ha preparado la Filmoteca, como no podía ser de otra manera. Creo que será un momento bonito del verano y jugaremos con el público. 

¿Cómo?

–Si la gente se anima y se arranca a traer su hamaca y entrar en el juego, pues le daremos una consumición, un perrito caliente... Queremos tener ese guiño hacia quienes se metan dentro del papel. l