La Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE), una afección presente desde hace tiempo en países como Estados Unidos y que impacta en rumiantes domésticos y salvajes (no afecta al ser humano), registró sus primeros brotes en España el pasado año. Y en este 2023, la enfermedad ha resurgido en las últimas semanas, con la aparición de diversos focos en ciervo ibérico y vacuno en las comunidades de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. Ante el riesgo de que la EHE continúe su expansión hacia el norte de la península, las autoridades remarcan la importancia de seguir una serie de recomendaciones para tratar de frenar su propagación.

La EHE la causa un virus que se transmite a través de vectores que, en este caso, son mosquitos culicoides, insectos muy pequeños, casi microscópicos, que se mueven con el viento con muchísima facilidad. Así lo explicó a la Fundación Artemisan Christian Gortázar, doctor en Veterinaria, catedrático y responsable del Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), así como asesor de la Federación Navarra de Caza (FNC). Este virus está cercanamente emparentado con el que provoca la lengua azul, ya que ambos se transmiten por el mismo tipo de vector y cuentan con una epidemiología similar. No obstante, la EHE afecta más a los cérvidos, mientras que la lengua azul lo hace en mayor medida en los ovinos.

En ciervos, gamos y corzos, esta enfermedad puede causar fiebre, pérdida del apetito y del instinto de huida, así como lesiones congestivas, rojizas, en la boca y en la nariz, lengua azulada, abortos y animales mortinatos. “Los cazadores pueden encontrarse (esporádicamente, no masivamente) con animales que presenten un comportamiento extraño, que estén débiles, con fiebre y cerca de charcas”, expone Gortázar, que añade que, si se da la posibilidad de acercarse al animal o si se encuentra un cadáver fresco, se verán “algunas lesiones en mucosas orales y labios amoratados por las dificultades respiratorias”.

Gortázar precisa que la evolución de la EHE está siendo distinta a la registrada en el 2022, ya que los casos se dieron entonces durante el otoño. “Los focos irán en función de la población de culicoides, que se ha beneficiado de las lluvias muy tardías que hubo esta primavera. Lo esperable es que, con las temperaturas actuales y la escasez de lluvia, los culicoides bajen y suban de nuevo en su época habitual, cuando regresen las lluvias en septiembre u octubre”, indica.

En Navarra, donde no existen registros de focos de esta nueva enfermedad, los cérvidos están presentes en toda la región, sobre todo en el caso de los corzos, que se reparten por toda la Comunidad foral. En cuanto a los ciervos (especie que se sospecha que es más sensible a la enfermedad), se ubican en el tercio noreste, sobre todo en Quinto Real, Irati, Erro, Aézcoa, Baztán o Ulzama, mientras que, en la vertiente atlántica, los avistamientos de estos animales son más ocasionales.

Para Nicolás Urbani, asesor técnico veterinario de la FNC, la expansión de enfermedades como la EHE remarcan la importancia de contar en la naturaleza con cazadores formados en sanidad animal. En Navarra, por ejemplo, se llevan realizando desde hace años cursos (organizados por la FNC y el Ejecutivo foral) que convierten a los cazadores en auténticos vigías, permitiendo disponer de miles de vigilantes en el medioambiente. “No hay que generar alarma, pero sí que hay que estar en alerta de forma coordinada con las autoridades sanitarias y cinegéticas competentes, ya que el mecanismo de transmisión de la EHE es muy asimilable al de la lengua azul, y esta enfermedad sí que está ya presente en el norte de España”, avisa.

Para ayudar a frenar su expansión, la Real Federación Española de Caza, junto al IREC y la Fundación Artemisan, y en coordinación con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, ha creado un documento con las principales recomendaciones ante posibles detecciones de casos de esta enfermedad. El consejo clave es el de comunicar de manera inmediata las sospechas de un caso a la autoridad competente (agentes medioambientales, oficinas comarcales agrarias, servicios de sanidad animal…). Además, por motivos de bienestar animal, se recomienda abatir los individuos enfermos de gravedad, siempre que se disponga de las autorizaciones pertinentes para ello.

A juicio de Gortázar, no hay que emplear insecticidas ni secar charcas o puntos donde se sospeche que críen mosquitos. “Los culicoides no crían en los mismos sitios que los mosquitos comunes, sino que lo hacen en cualquier acúmulo de materia orgánica, como las heces de ciervos o vacas”, aclara. Por otro lado, ahonda en la necesidad de sacrificar los animales moribundos, ya que estarán cargados de virus, y de evitar el traslado de ciervos desde zonas afectadas o de riesgo hacia zonas que no hayan registrado casos. Y, por último, recuerda que, ante un virus, los antibióticos y los antiparasitarios no sirven de nada.

“La muestra de elección en estas enfermedades –apunta–, tanto en la lengua azul como en la EHE, es el bazo, que es relativamente fácil de encontrar para cualquiera con un poco de experiencia”. En el caso de que se pueda obtener, recomienda meterlo en un bote, recubrirlo con varias bolsas de plástico, congelarlo y hacerlo llegar al laboratorio, ya sea a través de los servicios veterinarios o por medio de la IREC.

Precisamente, este organismo afirma que, a pesar de que las imágenes de animales afectados por esta enfermedad resultan impactantes, la mortalidad causada por la EHE en ciervos es, normalmente, moderada y no explosiva. “En España, con los datos limitados disponibles en la actualidad, generalmente esta mortalidad se sitúa muy por debajo del 10%”, destaca.

RECOMENDACIONES

  • Qué hacer: Comunicar inmediatamente las sospechas, en particular en caso de mortalidades masivas y/o explosivas o en casos en zonas no afectadas previamente, a la autoridad competente. Por motivos de bienestar animal, se debe abatir los individuos enfermos de gravedad, solo si se dispone de las autorizaciones pertinentes para ello.
  • Qué no hacer: No hay que administrar antibióticos, porque no son efectivos contra virus. Tampoco se debe fumigar o desecar charcas, ni aplicar insecticidas en el medio natural, porque tampoco resultan efectivos. Además, habría que evitar la concentración de animales en puntos de suplementación de alimento (teniendo en cuenta que, en Navarra, no están permitidos los puntos de alimentación suplementaria) y agua. Por último, no se deben realizar movimientos de cérvidos entre terrenos cinegéticos, sobre todo desde zonas afectadas o de riesgo a zonas libres de enfermedad.