A pesar de que el argentino Martín Rejtman se ha convertido en un cineasta de culto en su país y su cine y su humor, tan particular son una referencia para las nuevas generaciones, su filmografía apenas se ha dejado ver por estos lares. El Zinemaldia trata de corregirlo llevando a concurso su último filme, La práctica, “una comedia rara”, como la define el propio creador, en torno al yoga y a una pareja que se separa y debe adaptarse a su nueva vida.

Aficionado desde hace años a la práctica del yoga, Rejtman pensó en mezclar este hobby con el cine y escribió a lo largo de más de dos años la historia de una pareja de profesores de yoga en Santiago de Chile. Todo, cómo no, con su característico estilo basado en un lenguaje seco y directo. “Para construir escenas me tengo que reír. Me gusta trabajar con el género, pero no de forma impune. Se dice mucho que hago comedias negras, pero a mí no me lo parecen”, afirmó ayer el cineasta en la presentación del filme, acompañado por dos de sus actores, Esteban Bigliardi y Camila Hirane, y un nutrido equipo de productores.

“Tiene un estilo propio, que es de culto en Argentina y en Chile. Cuenta con una composición musical en su cabeza que hace que tenga muy claro lo que busca de cada actor”, apuntó Hirane sobre una forma de dirigir que crea “una nueva forma de libertad”. “Tiene que ver más con que los personajes no dudan. No hay muletillas y tienen claro lo que van a decir en cada momento. Gran parte de ese trabajo se da en los ensayos, de tal modo que con el sonido de una escena puedo saber si está bien o no sin tener que verla”, agregó el director.

En esta ocasión, ese humor se conecta con el yoga, llegando incluso a ridiculizarlo en algunos momentos. “En realidad, lo que quería era que más gente lo hiciera, pero no he conseguido que ni siquiera Esteban lo haga”, bromeó Rejtman en referencia a su actor protagonista, quien tuvo que tomar clases de esta disciplina para hacer frente al papel. “Fui a clase y me centré en varias posturas. Es lo bonito del cine, que un día te preparas en clases de yoga y otro te obligan a comer comida basura para engordar”, apuntó el intérprete con una sonrisa.

Para el actor, no obstante, el mayor desafío fue “buscar una frecuencia de actuación de tono”, algo que sólo se consigue ensayando durante mucho tiempo. “Hay mucha dirección que te puede quitar la libertad como actor, pero, al final, descubres un nuevo mundo de actuar”, aseguró el actor.

PRODUCIR EN ARGENTINA

El personaje de Bigliardi en el filme es un argentino que vive en Santiago de Chile. Este hecho ha llevado a que la película cuente con producción de los dos países, a los que se sumó una productora portuguesa. No obstante, esta colaboración internacional también responde a una necesidad.

“Hacer una película 100% argentina es imposible. La coproducción con otros países se ha convertido en una necesidad para seguir haciendo ficción”, reconoció el productor Jerónimo Quevedo, que se mostró especialmente preocupado con la posibilidad de que Javier Milei se convierta en presidente argentino tras anunciar su intención de cerrar el Instituto de Cine y eliminar las ayudas. “Si ya es complicado ahora, el panorama con él sería catastrófico”, indicó, haciendo un llamamiento a la presión internacional de la industria cinematográfica con actos como el del pasado domingo en el Zinemaldia, cuando las 25 producciones argentinas presentes en la edición se manifestaron en contra del candidato.

Al hilo de esto, los productores de La práctica quisieron reconocer el amplio catálogo de propuestas latinoamericanas, muchas veces sumergidas en favor de películas sociales, las únicas que llegan a los certámenes internacionales. “Rejtman es un ejemplo de lanzar comedia de una manera intelectual. Es un orgullo contar con gente como él. El humor también es una forma política”, remarcaron.