Pasó unos años casi en el dique seco, pero ahora se ha ido al extremo opuesto: mucha actividad, discos, conciertos…

Sí, es verdad. Supongo que esto son rachas. También influyen las circunstancias del momento, hay épocas en las que me he dedicado más a la pintura. A veces llegas a un punto en el que no sabes por dónde tirar, que también suele pasar, hasta que encuentras caminos nuevos, que es lo que me motiva. Ahora llevo tres discos bastante seguidos y estamos tocando más que nunca. Nunca me han gustado las giras muy largas, pero estamos haciendo muchos conciertos.

En una de las nuevas canciones, Quiero lo que no se puede, dice que quiere dejar de buscar. Sin embargo, al menos en lo musical, la búsqueda no cesa; en este EP hay bastantes novedades.

Sí. Quizás la canción se refiera más a temas más personales. A veces me gusta pensar que ya he encontrado mi sitio, aunque no suele ser verdad, pero es una idea que me tranquiliza. En el arte, si no hay búsqueda, se paraliza el proceso. La búsqueda es el motor que hace que todo funcione. Es lo que me ha podido pasar en otras épocas, que quizás me paralicé porque no veía puertas que abrir y me quedé quieto. Pero en los últimos años, no. Últimamente me siento muy curioso, con muchas ideas que me gustaría desarrollar. Este EP no es una ruptura con lo anterior, pero sí que tiene elementos nuevos que no había utilizado hasta ahora.

En este EP hay un poso clásico, de rock primitivo, pero también hay un punto experimental importante, especialmente en la producción.

Sí, quizás ese es el cambio más evidente con los tres discos anteriores, que tenían una mayor herencia de rock clásico y de raíces. En este pueden estar esas influencias, porque eso lo arrastras toda la vida, pero los tratamientos pueden ser muy diferentes. Me apetecía investigar más en la producción, en los fondos, en las texturas del sonido… Hay muchas capas en las canciones, instrumentos sonando por ahí que no se identifican del todo y crean ambientes un tanto indeterminados. Aplicamos eso a canciones de rock clásico, como tú dices. Hay alguna caja de ritmos, loops de batería, varias baterías sonando a la vez, alguna canción sin bajo… Hemos jugado más en el estudio.

“Me apetece apostar por la autogestión porque las plataformas de streaming directamente son una estafa para los músicos”

En los últimos tiempos le salen muchas canciones sin estribillo, con mucho texto, largas… Usted las define como “canciones río” y cuando escucho ese término siempre pienso en Cohen, no sé qué referentes ha manejado usted.

La referencia más directa para mí está en Dylan, por ejemplo el primer single que sacó con su último disco. Ese es el tipo de canción al que yo llamo canción río, que avanza siempre hacia delante y que no se repite. Nada que ver con una canción pop, es como una narración, una letanía en la que la música avanza con el texto. No es intro, estrofa y estribillo. Dylan ya había hecho antes y siempre me ha interesado mucho. No sé por qué ahora me salen las canciones así, a veces es algo inconsciente. Te pones a escribir, va fluyendo, el lápiz va avanzando y funciona. Luego hay otras que tienes que ir verso a verso, porque aquello no avanza. Pero no sabría decir: “ahora voy a hacer un disco de siete minutos”. Es incontrolable.

Utilizando un símil pictórico, ¿podríamos decir que su música cada vez es menos figurativa y se acerca más a la abstracción?

Puede ser, sí, es posible que sea más abstracta que antes. Yo vengo del pop y del rock más tradicional, es con lo que aprendí a hacer canciones. En el pop y el rock clásico hay riffs, estribillos, estructuras muy marcadas. Eso es lo que hace que sean canciones tarareables y fáciles de escuchar. Con los años, me he ido alejando mucho de ese formato de canción. Al dar más preponderancia a los textos, ese traje de canción pop se te queda un poco estrecho, las costuras te empiezan a molestar y necesitas más libertad, olvidarte de las estructuras y dejar que la canción vaya avanzando. En ese sentido, sí, puede ser que mis canciones sean más abstractas. El sonido, con una estructura sencilla y un texto que te pueda llegar a envolver, crea una cosa especial, que se aleja más de la canción pop.

El EP solo se va a poder escuchar y comprar en su perfil de Bandcamp.

La idea es sacar una edición muy pequeñita, unas doscientas cincuenta copias en un único formato, que es un vinilo que incluye CD. En principio solo va a estar disponible en mi cuenta de Bandcamp; bastante más adelante, cuando las copias estén agotadas, quizás lo suba a alguna plataforma. Y es posible que lleve algunas copias a alguna tienda muy concreta. Es una forma de autogestión absoluta que me apetece probar por muchos motivos. El primero, protestar contra las plataformas de streaming, que directamente son una estafa para los músicos. Sé que mi espacio en la industria ahora mismo es muy pequeñito, pero este es mi granito de arena. De alguna manera, me siento mejor haciéndolo así y no regalando el disco a plataformas gigantescas que tienen un desprecio absoluto por los derechos de los músicos. Y por otro lado, a veces he trabajado con una distribuidora que lleva los discos a las tiendas, pero es muy difícil que ese sistema sea rentable, porque hay más intermediarios. Quiero probar si esta autogestión total me puede funcionar. Funcionar para mí significa poder trabajar para seguir grabando discos, esto no da para mucho más. Porque lo que tampoco puedes hacer es estar invirtiendo y perdiendo dinero en cada disco. Es una nueva prueba, veremos cómo va. He conocido artistas que me han gustado mucho y que trabajan así. Artistas australianos, ingleses… Eso me ha dado la idea.

"Puede que me haya alejado de la canción pop y que mi música sea ahora más abstracta"

Su compañero Mikel Erentxun acaba de sacar disco. ¿Qué le ha parecido?

Me ha gustado mucho, sobre todo la apuesta por el sonido y la producción tan vintage, ahí ha arriesgado y le ha salido bien. Y me ha gustado también que se ha rodeado de estas bandas que a priori podían estar alejadas de lo que ha sido su trayectoria, pero que se han acoplado perfectamente y han hecho un trabajo excepcional a nivel de instrumentación y de arreglos. Y por supuesto, hay canciones buenísimas, como en todos los de Mikel. Me parece un disco excepcional, muy bueno. De hecho, creo que es uno de sus discos más logrados, de los más redondos.

En la promoción le recordaron que el año que viene se cumplirán cuarenta años de la fundación de Duncan Dhu y él respondió que algo habría que hacer, por lo menos una cena.

Cenas hacemos muchas (risas). Sinceramente, no veo trabajos de Duncan a medio plazo. Nos vemos mucho, incluso más que en otras épocas, pero hablamos de otras cosas: de perros, de coches… (risas). También de música, de conciertos y de giras. Pero no veo un nuevo trabajo. Igual hacen alguna reedición con material inédito, que no sé si quedará algo.

¿Y algo puntual, quizás algún concierto?

Imagino que llegará alguna propuesta, eso seguro. Se estudiarán cuando lleguen. Desde luego, a día de hoy no hay nada pensado.