Hace unos meses publicó ‘Malo ni bueno’, un nuevo epé que incluía cambios de varios tipos. ¿Cómo lo valora ahora?

–Estoy muy satisfecho con el disco, creo que es uno de los mejores de mi última etapa. Es mi primer epé, un formato que nunca había utilizado. Ha sido todo una apuesta, es la primera vez que aparte de autoproducirme lo edito, lo vendo en mi Bandcamp y en mi web… La autogestión ha sido completa. En general ha ido todo muy bien, estoy muy contento.

En cuanto a sonido, jugaba con nuevas texturas, mayor complejidad, capas de guitarras, loops… ¿Fue algo puntual o sigue interesado en esa vía de trabajo?

–Sí, sigo en esa dinámica. En eso tienen mucho que ver las guitarras de Fer García, que últimamente van hacia ese tipo de texturas y de densidad, es como un fondo sonoro. Lo que estamos haciendo en directo se acerca bastante a ese sonido, no sé qué pasará más adelante. De hecho, tengo un proyecto nuevo para el año que viene, ya veremos qué pasa con él.

De un tiempo a esta parte, los textos tienen muchísima importancia en sus composiciones. ¿Los considera la parte primordial de la canción?

–Es verdad que en mis últimos discos los textos han ganado mucho peso. Son canciones muy largas en las que no se repiten estribillos. Las letras tienen mucha importancia en mi proyecto, pero no diría que son lo más importante. Para mí, una canción tiene que ser una conjunción perfecta entre texto, melodía, sonido, arreglos, interpretación… Tiene que encajar todo de una manera muy precisa, es como una maquinaria. No creo que ningún elemento tenga más importancia que los demás, tienen que ir todos de la mano. Son inseparables. Aunque los textos han ganado peso en mis canciones, las melodías siguen siendo indispensables para mí. 

Eso me recuerda a algo que me dijo su amigo Rafa Berrio sobre que le daba cierta “rabia” que le considerasen tan buen letrista, porque eso eclipsaba su trabajo de compositor de melodías, al que dedicaba tanto tiempo o más que a los textos.

–Sí, es verdad, estoy totalmente de acuerdo. Rafa Berrio era un letrista brillante, pero también tenía grandes melodías, y muy bien interpretadas. Quizás se le ha quitado importancia a su forma de cantar, pero era un gran cantante. Tenía melodías muy redondas, algunas muy luminosas. Las canciones son un ente en el que letra y música son indisociables. Y para mí la música no es solo la letra, sino todo lo que la acompaña, la propuesta sonora.

De hecho, usted no compone a partir del texto, sino de una sucesión a de acordes.

–Sí. Normalmente trabajo con algún desarrollo de acordes y ahí ya hay un esbozo de melodía, ya se adivina la canción. Luego es el texto el que la termina. El castellano es un idioma bastante duro, no es excesivamente musical; no es fácil escribir canciones en castellano. Suelo dejar que los propios versos, incluso las sílabas, terminen de completar la melodía; no la tengo demasiado prefijada, sino que la dejo abierta.

También ha cambiado su forma de cantar: ahora lo hace de modo menos grave y ha vuelto a contar con un contrapunto femenino. 

–Sí, en los últimos tiempos he subido los tonos de las canciones. En algunos discos lo había forzado para cantar muy grave, era como un experimento para ver qué texturas cogía la voz. Poco a poco los voy subiendo, en directo los he subido más todavía. Y en este disco he vuelto a utilizar los coros femeninos, creo que siempre me ha funcionado bien. Es un complemente que empasta bien con mi voz y da más riqueza a la melodía, a los textos… Esta vez lo ha hecho María Amolategi, y me ha gustado mucho. No descarto volver a hacerlo en próximos trabajos.

"Algunos seguimos con la idea romántica de que los discos hay que grabarlos en estudios profesionales para que suenen bien"

Decía antes que esta ha sido su primera experiencia de autogestión completa. Editó una tirada de vinilos que vendió directamente. ¿Qué tal ha funcionado?

–Bien, todavía quedan algunas copias, pero no muchas. Era una tirada pequeña y las que quedan creo que las reservaré para vender en los conciertos. Ha sido una experiencia nueva. La autogestión tiene el atractivo de hacértelo todo tú mismo, de no tener que depender de nadie, pero, por otro lado, es mucho más trabajo, tienes que estar pendiente de la venta, de los pedidos que llegan… En líneas generales, diría que me ha gustado la experiencia. No sé qué haré en el futuro, pero quería probar esto y ha cumplido las expectativas. 

También tardó unos meses en subir las canciones a las plataformas.

–Sí, quería hacer una pequeña protesta contra los grandes emporios de las plataformas musicales, pero si no hay un movimiento global, si no hay muchos más artistas rebelándose contra el abuso que sufrimos, es como una gota en el océano. Lo he subido cuando ya tenía casi toda la tirada en físico vendida, aunque no sé si influye en la venta el hecho de que esté en las plataformas, no lo tengo claro. Lo que sí tengo clarísimo es que el reparto debería ser más equitativo, el que se hace ahora no es nada justo. Las plataformas ofrecen música de manera casi infinita por unos precios muy bajos, y eso solo es posible a base de no pagar a los creadores, que han dejado prácticamente de percibir ingresos por venta y por streaming.

Se debate mucho sobre su los soportes físicos van a quedarse como algo solo para coleccionistas, si van a repuntar, sin van a desaparecer… ¿Cuál es su opinión?

–Desgraciadamente, creo que se va a quedar como un residuo para los muy militantes, casi para coleccionistas. No creo que haya un repunte, creo que la dinámica del consumo, sobre todo en los más jóvenes, va por otro lado. Hay generaciones a las que el formato físico les parece algo de otro planeta. Contra eso no se puede luchar. Además, sería absurdo hacerlo; ahora se consume la música de esta manera, es un hecho. A los que venimos de la vieja escuela nos cuesta renunciar al formato físico y a que los discos suenen bien, que esa es otra; como la música se escucha en cualquier aparato, el sonido pasa a ser irrelevante; si lo vas a oír en un móvil, da igual cómo se haya grabado. Algunos seguimos con la idea romántica de que los discos hay que grabarlos en estudios profesionales para que suenen bien, y hay que escucharlos en buenas condiciones, en un buen equipo… No sé si no somos nosotros los que vamos a contracorriente.

Me temo que sí. Hablando del concierto: ¿Cómo va a ser el de Pamplona? La última vez vino en formato trío.

–Hicimos algunos conciertos en trío cuando salió este disco, y luego se incorporó Bobbi Relac, que toca bajo y guitarra barítona. Somos un cuarteto y está sonando muy bien. Quedan algunos conciertos más, en verano pararemos y luego ya veremos si seguimos o empiezo con otro proyecto.