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El Drogas conquista San Fermín con rock y reivindicación

El músico de la Txantrea no defraudó en una Plaza del Castillo que se sabía todas las canciones

El Drogas en la Plaza del CastilloAnne Arguiñariz

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El concierto de este miércoles 10 de julio de El Drogas no solo fue una noche de rock y diversión, sino también un evento que unió a amigos y familias que, siendo de distintas generaciones, han crecido a través de la música del txantreano. La entrega del público y la energía contagiosa del cantante crearon un ambiente único, como solo él sabe crear, dejando claro que sus canciones siguen estando tan de actualidad como siempre.

Gente de todas las edades abarrotó la Plaza del Castillo en un concierto que, aun siendo entre semana, congregó a más gente que la jornada anterior. El público era totalmente intergeneracional. Había padres con niños a hombros a los que intentaban transmitirles su pasión por el rock del pamplonés, pero también jóvenes que ya pasaron por ese trámite y hoy disfrutan tal y como lo hicieron sus padres, y seguramente lo sigan haciendo. El barullo previo al concierto se rompió con los primeros acordes de Presta atención que vamos a salir que retumbaron por toda la plaza, provocando algarabía y aplausos de todos los asistentes, y fue entonces cuando Enrique Villarreal apareció entre las sombras haciendo subir el volumen de los aplausos, sin el tradicional pañuelico rojo al cuello, pero sí su más tradicional, si cabe, pañuelo en la cabeza.

Durante las dos horas que se alargó el concierto, hasta rozar las dos de la madrugada, El Drogas hizo un repaso a su carrera en solitario, pero si algo destacó esa la noche fue el repaso que hizo también a la trayectoria de la mítica banda Barricada, principal protagonista de la noche más de 40 años después de su nacimiento, y así puso a bailar al público al ritmo de Barrio conflictivo.

La del miércoles fue una noche de emociones, nostalgia y rock, mucho rock en su forma más pura. El cantante conectó desde el minuto uno con sus seguidores, que cantaban, o gritaban, según quienes, al ritmo de cada canción. Y así se fueron sucediendo una a una, nota tras nota, aplauso tras aplauso. Mención especial merece Contra la pared, con la que la audiencia se vino arriba.

Memoria y compromiso

El Drogas es uno de los habituales en los actos de protesta que a lo largo del año tienen lugar en Navarra, con una presencia destacada en todo lo que tiene que ver con la memoria histórica. Un compromiso social que, una vez más, volvió a quedar patente sobre el escenario de la Plaza del Castillo cuando aprovechó para denunciar el genocidio de Israel sobre el pueblo palestino, una reivindicación omnipresente en las calles de Pamplona durante los Sanfermines 2024, en forma de pancartas, carteles, banderas y camisetas.

Otro de los mensajes que proclamó ante el numeroso público que le vitoreaba fue el necesario compromiso contra las agresiones sexistas, en unos Sanfermines en los que el movimiento feminista ya ha denunciado tres “de alta intensidad”. Las pantallas a ambos lados del escenario, que a lo largo de la actuación ofrecieron principalmente primeros planos del artista, ilustraron los mensajes que lanzó con imágenes. En ese contexto sonaron canciones como Víctima.

Villarreal jugaba como local y eso se notó y mucho con un público totalmente entregado que se sabía todas las letras y que le hacía los coros al cantante, acompañado del sonido de la guitarra, el bajo y la batería. Así continuó un concierto en el que se notaba que el artista estaba disfrutando de cantar en casa, con Bahía de Pasaia, otra de las canciones referente de su compromiso social.

La energía en la Plaza del Castillo se mantuvo alta, como no puede ser de otra manera en una noche de San Fermín en el que canciones que han disfrutado generaciones de navarros sonaban por todos los rincones que rodean el kiosko. Así llegaron entre vítores Todos mirando y Oveja negra, ambas recibidas con entusiasmo, y así encaró el concierto su recta final.

A lo largo del recital hubo dos ausentes que toda la plaza noto, aunque para ser sinceros, todos esperaban que el plato fuerte llegaría para poner fin a un concierto de los grandes. Cuesta encontrar a gente en Pamplona que no conozca No hay tregua y En blanco y negro, y eso se notó cuando la energía en la plaza alcanzó su punto máximo.

“Estás asustado, tu vida va en ello”, alzaron brazos, saltaron, bailaron o cantaron al unísono los que todavía conservaban la voz tras un concierto que fue largo, aunque no lo pareció. Tras la tremenda ovación, vino el “veo todo en blanco y negro”, que volvió a revolucionar el ambiente, dejando a todos con las mismas caras y mismos gestos de emoción con el que arrancó un recital inolvidable.