La esencia de Oteiza se hace danza en el espectáculo ‘Quousque tandem abutere’
Zuk Performing Arts abre en el Monasterio de Irache ‘Con los pies en las nubes’
La noche del 8 de agosto en Monasterio de Irache, Quousque tandem abutere promete ser una celebración de la danza, la música y el arte, una invitación a reflexionar y conectarse con la riqueza de la cultura euskalduna y el legado de Jorge Oteiza. A las 20.30 horas comenzará este espectáculo único sobre la obra homónima de Jorge Oteiza, un montaje de danza contemporánea creado por la compañía Zuk Performing Arts dirigida por Itsaso Álvarez Cano (Itsaso A. Cano) y Miguel Pérez García (Miguel PG). Con una mezcla de danza, música en vivo y audiovisuales, Quousque tandem abutere promete ser una experiencia mística y espiritual que resonará profundamente con el público.
Itsaso A. Cano, codirectora de la compañía, explica que la obra tiene tres componentes fundamentales: los vídeos y audiovisuales, la música y la danza. “Llevamos dos pantallas LED gigantes que son cruciales para la obra”. Es todo un proceso que acompaña toda la hora de la obra, con material que hemos grabado con dron en lugares emblemáticos como Arantzazu y el Museo Oteiza” añade la directora. Además apunta que utilizarán archivos del propio museo y partes grabadas con los bailarines durante la presentación.
La compañía cuenta con cuatro bailarines: la propia Itsaso A. Cano, Idoia Rodríguez y dos bailarines de la compañía Iron Skulls de Barcelona, Moisés Gordo y Diego Garrido. “Nosotros trabajamos mucho con la danza urbana mezclada con la danza contemporánea, lo que nos permite crear un lenguaje común que utilizamos los cuatro”, explica Álvarez Cano.
El trabajo audiovisual, a cargo de Miguel PG, es una parte imprescindible de la pieza. “Miguel hace la grabación y la edición, y su trabajo es espectacular”. La codirectora reconoce que la apuesta por las pantallas LED ha sido “clave” para poder llevar el trabajo audiovisual a cualquier lugar, añade. Esta inversión en tecnología ha permitido a la compañía presentar su obra en diversos escenarios sin las limitaciones de la proyección tradicional.
La música en vivo es otro elemento fundamental de la obra, creada por Silberius de Ura, músico que trabaja con sonidos de la tierra y la acumulación de sonidos. “Silberius utiliza un sintetizador para crear paisajes sonoros que tienen mucha relación con Oteiza”, explica A. Cano. “Su música no solo nos lleva a un lugar muy antiguo y primigenio de nuestra cultura euskalduna, sino que también refleja la acumulación de ideas y conceptos que exploramos en la obra”.
Vida y obra
La pieza se basa en una profunda investigación sobre la vida y obra del escultor y pensador Jorge Oteiza. “Yo me doy cuenta de que necesitaríamos otras diez obras más para poder plasmar al menos parte de su trabajo. Jorge era un gran desconocido en muchos aspectos, no solo por su pensamiento, sino por la cantidad de obra que dejó”, señala Itsaso A. Cano. Uno de los conceptos clave en la obra es el de cromlech, que para Oteiza representaba un lugar de culto y reflexión político-social. “El espectáculo que vamos a hacer será un encuentro, un ritual, donde todos llegamos de una manera y salimos de otra”, explica.
El vestuario, diseñado por Noemí Alló, también juega un papel crucial en la obra. “El vestuario es muy importante. Por ejemplo, para la escultura del centauro vasco, Noemí diseñó un vestuario que refleja la textura del bronce, donde dos cuerpos de bailarines generan la escultura y la ponen en movimiento”, comenta la bailarina.
La obra ha sido posible gracias al apoyo del Gobierno de Navarra, que permitió a la compañía iniciar el trabajo coreográfico con los bailarines y colaborar con distintos artistas. “El primer año fue de investigación y el segundo de desarrollo coreográfico”, especifica Itsaso Álvarez Cano.
La obra también incluye versos en euskera escritos por Ekhiñe Zapiain en voz de Lide Arrieta, basados en la primera parte del ensayo de Oteiza.
Una de las partes más conmovedoras de la obra es el solo de Idoia Rodríguez en honor a Itziar Carreño, la esposa de Oteiza. “Cuando su mujer fallece, Oteiza empieza a escribir unas poesías preciosas que hemos incluido en los audiovisuales. Hemos representado a Itziar Carreño con Idoia bailando, destacando la fuerza de esta mujer que siempre estuvo al lado de Jorge, apoyándole como artista”, dice la directora.
El Monasterio de Irache se presenta como el lugar idóneo para esta obra. “Es un lugar místico y espiritual, perfecto para esta pieza. Además, vamos a contar con un escenario bien iluminado, lo que permite que la obra se vea igual que en un teatro, pero con el plus de estar en un espacio arquitectónicamente precioso”, afirma Álvarez Cano.
Al finalizar la representación, habrá un coloquio donde los artistas explicarán en profundidad los elementos de la obra, permitiendo al público comprender mejor la artesanía de la danza contemporánea y el legado de Oteiza. “Queremos invitar a la gente a conocer este legado, a empaparse de nuestra cultura euskalduna”, que añade, “es de todos, es milenaria y muy nutritiva”, concluye Itsaso Álvarez Cano.
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