Ormolú está de celebración. No es fácil ni por ello mismo habitual que una galería de arte cumpla 25 años con buena salud y optimismo en el horizonte, en una ciudad pequeña como Pamplona.
Un hito que las fundadoras y y propietarias durante 23 años de este espacio, Maite Díaz y Maite Cengotitabengoa, han labrado a base de trabajo, ilusión, sensibilidad y cercanía con el público y los artistas, y que de esta misma manera siguen labrando las nuevas manos y mentes que desde hace dos años llevan las riendas, las de Marga Urdánoz y Pedro Azcona.
Ellos siguen escribiendo la historia de esta galería resistente en el centro de Pamplona que en su cuarto de siglo de actividad ha deleitado a la ciudadanía navarra con 260 exposiciones de arte y un negocio de enmarcación y restauración muy consolidado.
81 artistas reunidos con motivo del 25º cumpleaños
La exposición que Ormolú alberga este mes, hasta el 28 de noviembre, es una de las más especiales. Una selección de 81 artistas importantes en la historia de la galería celebran el 25º aniversario en esta colectiva, que propone un recorrido vital, colorista y diverso en lenguajes, técnicas y temáticas.
Entre las obras luce una de Teresa Izu, con quien Ormolú empezó a escribir su historia. La pintora pamplonesa fallecida en el año 2000 protagonizó la primera exposición de la galería, con la que abrió sus puertas y se presentó al público pamplonés, el 20 de mayo de 1999, “cuando todavía circulaban las pesetas...”, recuerda Maite Cengotitabengoa.
“Empezamos con una mezcla de todo, de ganas, ilusión, miedo... Veníamos de estar juntas en bastantes proyectos en los que habíamos estado tan a gusto que entrar aquí fue una aventura preciosa”, recuerdan Cengotitabengoa y Díaz. Reconocen la inseguridad de aquellos primeros días. “Teníamos miedo, claro, dependíamos mucho de lo que dijeran fuera. Y entre la gente había mucha incertidumbre sobre lo que íbamos a poner en marcha. ¿Qué es esto, qué hay aquí?, ¿se puede pasar?, nos preguntaba muchísima gente”, dicen estas dos mujeres que se lanzaron a una profesión ejercida hasta entonces en la capital navarra por hombres y en la que tenían “todo por aprender”.
“La clave es que este trabajo te guste, que te emocione, y conectes con el público y los artistas”
A su favor jugó un factor clave: no tenían prisa. “Veníamos de tener un taller de restauración de pintura y mueble en la parte vieja, este no era nuestro primer medio de vida. Así que podíamos permitirnos ir despacio. Nunca decidimos volar alto rápido”, asegura Maite Cengotitabengoa. Así, poco a poco, fueron dándose a conocer y conociendo a autores, ganándose su confianza, “metiendo la pata a veces...”; así fueron aprendiendo hasta lograr una continuidad que les permite celebrar los 25 años rodeadas del arte de 81 creadores y creadoras entre los que tiene un lugar protagonista Pello Azketa, “un artista importante en nuestros inicios”. Tampoco faltan Alicia Otaegui, Jon Landa, Agustín Ibarrola, Amaya Gurpide, Iruña Cormenzana, Pedro Salaberri, Iñaki Lazkoz, Héctor Urra, David Anocibar, Juanjo Lazcano, Naroa Armendáriz,Virginia Santos, Joseja Casado, Maite Orduña, Ángel Presencio, Emilia Valencia, Eduardo Izcue, Carlos Puig, Arantzazu Martínez, Esperanza Yunta, Carlos Ciriza, Jordi Larroch, Iñigo Manterola, Eduardo Lacoma..., “artistas más nuevos como Jokin Baztan o un creador que ha entrado muy tarde pero al que le hemos cogido un cariño especial, Isidro Murias, un pintor de 81 años que tiene su estudio en Villava” y que aporta a esta colectiva un bello bodegón muy cézanniano.
"Calidad y cercanía" con el público y los artistas
La "apuesta por la calidad y por la cercanía" con el público y los artistas han sido fundamentales para garantizar el equilibrio y la continuidad de Ormolú. “La clave es que este trabajo te guste, te emocione. Que cuando estás con un pintor, un escultor, un fotógrafo y te transmite su ilusión, tú la sientas también y te sientas afortunada de traerlo y exponerlo aquí... Eso es lo que a mí más me ha motivado íntimamente”, dice Maite Cengotitabengoa.
Su compañera en esta larga aventura, Maite Díaz, coincide con ella en que lo fundamental es “la buena relación que acabas teniendo con muchos artistas. Eso y la conexión con el público es lo que hace que el negocio siga, es lo que ha generado un clima de confianza que ha hecho que la gente venga aquí y nos mantenga”.
“Tenemos más de un cliente que te dice: ¿qué compro? Elígeme lo que quieras de este artista. Y eso es una maravilla, es muy satisfactorio”, dicen las fundadoras de Ormolú. Esa confianza la perciben ahora Marga Gutiérrez y Pedro Azcona. “Si algo nos están transmitiendo los artistas que hemos reunido para esta exposición es lo mucho que valoran el trato cercano y la sensibilidad que han encontrado siempre en esta galería”, dicen.
Aquellos tiempos... “Llegamos a ser cerca de siete salas expositivas en la zona”
“Nunca pensamos que Ormolú iba a llegar adonde ha llegado”, reconoce Maite Díaz, rememorando tiempos en los que llegaron a estar en activo en la zona cerca de 7 salas expositivas, entre galerías de arte y otros espacios. “Estaban la sala de Caja Navarra en Castillo de Maya, la de la UPNA, las galerías Juan Amiano y Pintzel... luego abrieron otras que duraron menos... todas fueron cerrando y aquí sigue Ormolú, y que no cierre, porque el centro de Pamplona se quedaría muy vacío de arte”, dicen sus fundadoras.
El cierre de esas otras salas les afectó, porque con él se perdió “una ruta de exposiciones que traía más gente. Las inauguraciones coincidían más o menos en el tiempo y la gente hacía ese recorrido, dedicaba un día a ver exposiciones, y podías ver un montón, eso era una gozada”, recuerdan con nostalgia Díaz y Cengotitabengoa, lamentando que ahora “mucha gente se vaya a Madrid, Vitoria o Bilbao a ver exposiciones, que está muy bien, pero no vea lo que se hace aquí, al lado de su casa”.
Sigue habiendo una barrera que hay que romper. “A veces parece que la gente no se atreve a entrar, te pregunta si puede ver la exposición. Pues claro, montamos las exposiciones para eso, para que la gente venga, las recorra y las disfrute”, dicen los actuales propietarios de Ormolú, PedroAzcona y Marga Gutiérrez.
Los mejores años y los momentos más inciertos
Cengotitabengoa y Díaz rememoran con grandes sonrisas los mejores años de la galería, desde su apertura hasta 2009, en los que “se vendían exposiciones enteras”. Eso ya no se ha vuelto a dar.
Ahora el momento es especialmente duro para la venta de arte. “Vender siempre ha sido complicado y en este momento, más”, dice Marga Gutiérrez. “Pero no solo aquí, en general en las galerías de arte y fuera de Pamplona también”, matiza Maite Cengotitabengoa, apuntando que “la inseguridad de invertir en este arte siempre ha existido, parece que eres un poco loco si lo haces... Y sigue sin valorarse el trabajo del artista, como del artesano. Una vez un cliente que quería una obra me dijo: ¿un descuento? Y le respondí: no, mira, la labor de una galería es defender a capa y espada al verdadero cliente, que es el autor. Y me dijo: ¿qué pasa, que anda mal de dinero? Sigue habiendo esa poca conciencia, y eso de que el artista es pobre, y de que su trabajo no vale mucho”, cuenta Cengotitabengoa, con la esperanza de que esto “cambie alguna vez, quizá en un mundo cada vez más tecnologizado llegue un día en que se dé más valor a lo que está hecho de manera manual, artesana y artística”.
“Contamos con el valor añadido de los 25 años; es muy difícil que la gente no conozca Ormolú”
Los momentos de mayor incertidumbre se han vivido en Ormolú con la pandemia. “Cerrar durante tanto tiempo, con exposiciones programadas que no podíamos sacar adelante, sin ingresar dinero pero sin dejar de pagar... pensábamos que no íbamos a resistir”, dice Maite Díaz.
Sin embargo, la postpandemia fue “espectacular, bestial de buena”. “Todo el mundo quería poner su casa bonita y acogedora, y venían a cambiarlo todo: cuadros, marcos nuevos... Nunca habíamos trabajado tanto”, dicen las fundadoras de la galería y tienda de enmarcación, una combinación de negocio que les “funciona muy bien”. “Además, aquí no te traen a enmarcar cualquier cosa, te traen pintura, grabado, acuarela, fotografía... Por aquí ha pasado obra de Sorolla, Picasso, Degas, Chillida, Oteiza, Guayasamín... Y es un placer tener entre manos arte de esa belleza y ese nivel”, coinciden en destacar las impulsoras de Ormolú y sus actuales propietarios.
Un futuro de continuidad con ideas renovadoras
La tienda-galería vive un buen momento. “Ahora contamos con el valor añadido de los 25 años. Es muy difícil que la gente no conozca Ormolú y que no sepa que aquí se hacen exposiciones. Hemos cogido un negocio que está afianzado y en el que la gente tiene confianza, y en estos dos años ya nos están conociendo a nosotros y confían”, destaca Pedro Azcona.
Los nuevos propietarios han llegado con ganas de dar continuidad a la línea iniciada por Maite Díaz y Cengotitabengoa, y con ideas nuevas para dinamizar más la galería. “Hemos cambiado el esquema y en lugar de ofrecer una exposición mensual, algo tan estático, todo el mes con lo mismo, estamos dedicando una parte de la galería cada mes a distintos artistas invitados que queremos dar a conocer, de manera que cada semana se puede renovar el contenido y eso crea un movimiento más continuo, da más posibilidad de que pase más gente, se vean más propuestas...”, cuentan Azcona y Gutiérrez.
Apostar fuerte por la fotografía y el grabado, “el gran desconocido”, y romper la frontera del arte digital, “que, por qué no, también puede emocionarnos”, están entre sus deseos, en los que trabajan –elaboran ya el calendario expositivo de 2026– a la vez que reciben estos días a un público curioso y motivado, con ganas de recorrer la exposición y sumarse así a celebrar el 25º cumpleaños.
La exposición puede visitarse hasta el 28 de noviembre, de lunes a viernes de 9.00 a 14.00 y de 18.00 a 20.00 horas, y sábados de 11.00 a 14.00 horas.