“Al poder no le gusta la risa. Es más, la risa podría ser, o más bien tendría que ser, un instrumento revolucionario”. Así pensaba Roberto Peña León en su “ingenuidad” hace muchos años. Por desgracia, dice, esta idea no se sostiene: “el poder también se ríe,… ¡y de qué modo!”. De manera que el objeto de estudio del escritor y profesor de Filosofía pamplonés se desplazó: de analizar la risa como arma revolucionaria pasó a preguntarse “qué demonios es la risa, porque curiosamente ésta ha sido casi completamente ignorada por la Filosofía”. Según Roberto Peña, la risa no ha estado bien vista en los círculos filosóficos, especialmente en la Antigüedad y la Edad Media. “A partir del Renacimiento mejora su imagen, si bien sólo desde finales del XIX se la empieza a considerar un objeto de estudio “digno”, apunta. De eso habla en su libro La Risa y la Filosofía (Dado Ediciones), en el que aborda el papel que esta respuesta biológica del organismo puede desempeñar en la sociedad humana, tanto en su faceta constructiva como, por qué no, destruyendo sistemas de poder opresivos. “Construyamos una sociedad más alegre, riéndonos del poder”, propone el autor. Roberto Peña nació en Madrid en mayo del 68 y lleva 21 años afincado en Navarra. Es profesor de Filosofía en el IES Julio Caro Baroja de Pamplona –antes lo fue en Lodosa y varios centros de Aragón–. Licenciado y Máster en Filosofía, tiene varias publicaciones como traductor (2 libros y varios artículos del filósofo italiano Vittorio Morfino), y ahora se lanza con su primer libro.

¿Cómo nace ‘La Risa y la Filosofía’?, ¿qué inquietud ha sido el motor de este libro?

Desde siempre me ha interesado mucho el tema de la risa y el humor. De hecho, cuando estaba terminando la carrera tenía en mente hacer una tesis doctoral sobre el contenido filosófico de los dibujos animados de la Warner Bros., es decir, el Correcaminos, el Coyote, Silvestre y Piolín, Bugs Bunny y, sobre todo, el Pato Lucas. Pero con el paso del tiempo, y profundizando en el asunto, empecé a ver nuevas facetas, sobre todo en el terreno político. Y fue Dario Fo, el genial dramaturgo, actor y escenógrafo italiano, quien dedicó toda su vida y su obra a combatir al poder usando la risa. De hecho, las primeras palabras del libro son parte del discurso que pronunció Dario Fo al recibir el Premio Nobel: “Al poder no le gusta la risa”.

“Es fácil controlar a quien se somete seriamente a un dogma. Quien se ríe está ya sacando los pies del tiesto”

¿Cómo nos apaga la risa el poder? 

Por suerte, el poder no puede acabar con la risa, a pesar de que lo ha intentado siempre con todos los medios que ha tenido a su alcance. Por poner un ejemplo cercano, a Carlos Gómez Carrera Bluff, un dibujante satírico valenciano, le fusilaron en 1940, es decir, acabada ya la guerra, por haber dibujado unas caricaturas de Franco. La gente que ostenta una situación de poder sabe que la risa tiene el poder de ridiculizar y desnudar a aquel sobre quien se ejerce de una manera directa y por eso la ha prohibido, junto con las manifestaciones de alegría y diversión. Es fácil controlar a quien se somete seriamente a un dogma. Quien se ríe está ya sacando los pies del tiesto.

“La risa, si es constructiva, pone a todo el mundo en el mismo nivel, no respeta las jerarquías”

¿Por qué la risa ha estado históricamente mal vista, como dice, por la Filosofía? ¿Se teme su potencial revolucionario?

Así es. Aristóteles cita a Gorgias para afirmar que “se debía refutar la seriedad de los oponentes con la risa”. Un pueblo que ríe es un pueblo alegre, un pueblo difícil de controlar, un pueblo que ha construido sus relaciones en un plano de igualdad y no de jerarquías. La risa no respeta las jerarquías porque pone a todo el mundo en el mismo nivel... si es una risa constructiva. Y de eso trata precisamente el libro. Lo que creo demostrar, y lo hago con la ayuda de la biología, es que hay una risa natural, primigenia, que compartimos con todos los mamíferos y que no se puede simular ni falsificar. Es la risa infantil, que los adultos también usamos constantemente en nuestras relaciones sociales. Es la risa Duchenne, así llamada por el nombre de quien la estudió y describió, allá en el siglo XIX. El resto de mamíferos la usa sólo en su etapa de crías. Nosotros, en un rasgo claramente neoténico, la hemos conservado en la madurez. Y puede ser muy útil en el sentido que preguntas. Lo malo es que no sabemos cómo hacerlo.

Propone construir “una sociedad más alegre, riéndonos del poder”. ¿Cómo podemos cultivar esta posibilidad?

Ese es precisamente el tema de la última parte del libro, de modo que no quiero hacer spoilers, aunque sí puedo decir que lo que propongo al final es un estudio más detallado y profundo de lo que se sugiere en los últimos capítulos. Es evidente que la risa, por sí sola, no puede acabar con un régimen de opresión, con un régimen dictatorial o simplemente con lo que se nos está ya avecinando. Pero sí tengo claro que es un elemento imprescindible en su base. Y eso es lo que pretendo explicar en el libro.

Portada del libro 'La Risa y la Filosofía'

Portada del libro 'La Risa y la Filosofía' Cedida

Título: La Risa y la Filosofía

Autor: Roberto Peña León

Editorial: Dado Ediciones

Páginas: 234

Precio: 17,99 euros