Después de dos primeros libros –‘Averno’ y ‘Notas de un apóstata’– que definía como “muy oscuros”, y una tercera obra –el poemario ‘Habrá poetas’– más luminosa, llega este trabajo en el que hay oscuridad y luminosidad, como en la vida misma... ¿Qué ha motivado la escritura de estos poemas?

Bueno, conocí a una chavala que me marcó mucho, para bien y para mal, a la que dediqué Habrá poetas. En este libro sigo cosiéndome las heridas que me dejó y, aunque las heridas no están cicatrizadas, estoy muy agradecido a la vida por haberla conocido. También hay espacio para el humor y la crítica social, sobre todo en la parte de los poemas. La parte de las prosas es más dura, pero qué le vamos a hacer... Hablo de mi yo adolescente y no lo tuvo nada fácil. Digamos que mi adolescencia fue muy jodida.

¿El título alude a que el poeta vive en otros universos, en otros mundos paralelos al de la mayoría de las personas, en esta vida acelerada tan necesitada de reflexión y de mirada profunda?

No, el título en realidad es bastante irónico. Tuve que ir a Madrid a recitar a Neruda en pleno barrio de Salamanca. Llegué con tiempo y me senté en un banco a contemplar al personal. Y me quedé asombrado. Esa gente es de otro universo. Pero sí, detesto la vida acelerada y la superficialidad de las redes sociales. Deberíamos pararnos a reflexionar y a mirar al mundo con más conciencia.

La fugacidad de la existencia late con fuerza en esta obra, y en su poesía en general. ¿Vive siempre con esa certeza muy presente?

Desde luego, aquí estamos de paso. Es lo que hay. 

También están la cultura, la escritura, la lectura, el arte como un refugio y un arma poderosa, la más peligrosa, llega a decir...

La cultura en general y la palabra en particular, ya que es el arte que me concierne, es un arma peligrosa. Celaya escribió un poema muy potente que musicó Paco Ibáñez titulado La poesía es un arma cargada de futuro y, a pesar del poema Glosa a Celaya de Roger Wolfe, todo un acierto en mi opinión, creo que alguien sin un mínimo de cultura puede llegar a ser mucho más manejable que quien posee un bagaje cultural.

“La poesía sigue siendo un género menospreciado y a ello contribuyen bastantes poetas que la hacen incomprensible”

“Somos moscas intentando evitar el zapatillazo del capitalismo”, reza uno de los poemas. ¿Cómo podemos volar más libres? ¿Quizá, aludiendo a la pregunta anterior, cultivando el arte, la cultura, la sensibilidad?

No creo que tengamos escapatoria. Ese poema es literalmente un mensaje que intercambié con un compañero al que fulminaron de la fábrica por ser molesto. Trabajaba bien, pero no le renovaron a pesar de que trabajamos en un Centro Especial de Empleo, esto es, somos personas con algún tipo de discapacidad. Si cultivas el arte, la cultura y la sensibilidad, como he dicho antes, puede que seas más crítico e inconformista, pero luego te topas con la cruda realidad.

Evaristo Páramos, El Kanka, Omara Portuondo, Valeria Castro, Mikel Urdangarin, Rafa Pons... Cita en sus poemas a varios músicos, músicas, cantautores la mayoría. ¿Influyen de alguna manera en su faceta creativa como poeta?

Evaristo es un visionario, aunque no le guste nada que se lo recuerden. Sí, estoy todo el día escuchando música. En el trabajo, en el coche, en casa, mientras paseo… De alguna manera, tiene que influirme.

La locura, la ansiedad, los pensamientos oscuros, la idea del suicidio que sobrevuela toda la obra y se hace muy tangible al final, están en este poemario. ¿Transitar por ese ‘infierno’ es una vía para apreciar y amar luego las cosas más sencillas, los instantes cotidianos de la vida?

Por supuesto. Hay días que pienso: ¿Qué hostias hago todavía aquí? Pero luego llegan momentos felices que, en cierta forma, recompensan los malos tragos y celebro la vida como el que más, a pesar de todo.

"El humor y la ironía son fundamentales para hacer de este mundo un lugar mucho más habitable"

Da la sensación de que escribir es en su caso una catarsis, algo terapéutico, ¿es así?

Totalmente. Escribir para mí significa expulsar mis demonios. A veces de forma más luminosa; otras con mucha más oscuridad.

La parte de prosa de este poemario contiene bastante dureza, ¿cuánto hay de autobiográfico aquí? El sufrimiento en la adolescencia, muy vinculado al machismo y las masculinidades patriarcales y tóxicas con las que todos y todas hemos crecido; el trabajo alienante que esclaviza, la “tortura” que denuncia que se ejerce en las unidades de hospitalización psiquiátrica... Y una carta final muy contundente. Reivindica la libertad de decidir el final de la vida, dice que el suicidio debería ser libre. ¿No habría que matizar esta afirmación? Se puede pasar por épocas en que no se vea sentido a seguir viviendo, y también se puede renacer desde ahí y volver a conectarse a la vida, ¿no?

No, en ese aspecto soy tajante. Venimos a este mundo porque así lo han decidido nuestros padres. Puede llegar un momento que te plantees: ¿Para qué seguir viviendo?. Y yo, por ejemplo, que soy un disfrutón de la vida sencilla, si tuviese la posibilidad de morir sin sufrir, relajado, despidiéndome de mis allegados, ya no estaría aquí. Creo que no debemos ser moralistas en este sentido. De acuerdo, sería muy duro aceptar que un ser querido ha tomado esa firme decisión, pero en España se suicidan cada año de forma clandestina alrededor de 4.000 personas. Si a los familiares de todas esas personas les hubiesen dado la oportunidad de despedirse de sus allegados, con lo que ello implica, habrían sufrido bastante menos. 

"Aunque no podamos evitar el zapatillazo del capitalismo, la cultura nos hace ser menos manejables"

Define la poesía como “el mejor sustento para el espíritu”, y defiende que la poesía “puede ser humorística, transparente y comprensible”. ¿Percibe todavía mucha distancia del público lector con este género? ¿O cada vez hay más gente y gente joven que se acerca a la poesía?

Creo que la poesía sigue siendo un género menospreciado y a ello contribuyen bastantes poetas que la hacen incomprensible. El otro día escuché un comentario sobre mis poemas que me pareció ridículo. Alguien dijo que eran sencillos. Lo que me llevó a preguntarme: ¿Para ser buen poeta no te tiene que entender ni Dios? En fin, así está el patio.

Junto a esa claridad y sencillez, la ironía y el humor son otras herramientas en su poesía, ¿qué le permiten, o en qué medida son importantes?

El humor y la ironía son fundamentales para hacer de este mundo un lugar mucho más habitable. Me permiten afrontar con más liviandad el duro viaje que a veces es la vida. 

Imagino que cuando unos poemas ya salen a la luz, dejan de pertenecer solo a su autor y son de quien los lee. ¿Qué poso le gustaría dejar en quien lea este libro?

Eso es una verdad como un templo, el poema solo pertenece a quien lo lee y el público dictamina si es un buen o un mal poema. Me gustaría que les hiciese reflexionar y que conectasen con mi forma de escribir poemas porque en la sencillez también debe estar la hondura.

Portada del poemario 'La evidencia de otros universos'.

Portada del poemario 'La evidencia de otros universos'. Cedida

EL POEMARIO

Título: La evidencia de otros universos

Editorial: Loto Azul

Páginas: 90

Precio: 15 euros

Cotidianidad y universalidad: En este poemario late la cotidianidad más humilde, y también temas universales como el amor, el paso del tiempo, la muerte o la defensa de los derechos humanos, con un estilo directo, claro, no exento de humor e ironía.

El autor: Mikel A. Ceniceros (Estella/Lizarra, 1988) ha publicado los diarios íntimos Averno (2015, autoedición) y Notas de un apóstata (2020, autoedición), y el poemario Habrá poetas (Ediciones Vitruvio, 2024). La evidencia de otros universos es su segundo poemario.