El paisaje es un testimonio y el artista un testigo. Este es el doble juego de la pintura que Luis Garrido expone desde el viernes y hasta el 4 de mayo en el Museo Gustavo de Maeztu de Estella-Lizarra. Este pintor navarro recuerda en su mirada a la naturaleza a impresionistas franceses como Monet y como ellos la obra parte la concreción cromática de su paleta y también de la elección del soporte, pasos previos para instalar allí ese trozo de paisaje navarro o ese dibujo con toques de pintura oriental de bodegón floral. Y es que hablamos de un mismo pintor con dos puntos de vista.
El primero de ellos el de los paisajes: un proceso de encuadre casi fotográfico en el que recrear un rincón de la naturaleza que cobra autenticidad a través de la luz y se convierte en un pequeño universo revivido con la textura sutil del óleo. Se trata de extraer de la naturaleza un trozo en bruto como si su pincel fuera una herramienta con la que arrancara un buen trozo de césped, un plantón de hierba que contiene y traslada en el tiempo la vida que lo contiene. “Acotas lo que quieres plasmar, lo que te dice algo de ese paisaje”, aseguró Garrido.
Con todo, los paisajes de Garrido también han evolucionado. De sus primeros cuadros que reflejaban la claridad fue pasando a transmitir la densidad que aporta a la luz el clima. Una evolución que ha sido una forma de recrearse y de enriquecer su técnica a lo que habría que sumar la búsqueda incansable de la exactitud al elegir las superficies . “Son los paisajes de cercanía los que a mi me atraen”, confesaba el pasado viernes en la inauguración en Estella-Lizarra.
El segundo punto de vista es su pasión por las naturalezas vivas de las plantas domesticadas en macetas que son decorados de un mundo fantástico de luz y color, entre el pastel y la acuarela al que se suma el dibujo: son cuadros con una gran fuerza sensitiva que es lo que los caracteriza.
Biografía
Luis Garrido nació en Pamplona en 1951 y fue un pintor precoz que con 13 años ya tomaba clases en la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona de la mano de pintores como Salvador Beunza, Isabel Baquedano o José María Ascunce. Fue uno de los pintores del grupo conocido como Escuela de Pamplona, del que formarían parte artistas como Pedro Salaberri, Xabier Morrás, Pedro Osés, Joaquín Resano, Mariano Royo o Juan José Aquerreta. Siguiendo las principales tendencias del arte que llegaban de Europa, Garrido se decantó por explorar la naturaleza demarcándose antes que el resto de un arte más social. Desde su primera exposición colectiva en Madrid, en 1971, ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas, especialmente en Navarra, País Vasco, Sevilla y Cantabria.
Reconocimientos Entre los reconocimientos que ha recibido Luis Garrido, se encuentra el Premio Paulino Caballero de dibujo de la Escuela de Artes y Oficio de Pamplona en 1967; los concedidos en la II Bienal de Pintura Provincia de León y en el Concurso de Pintura Ciudad de Pamplona, ambos en 1973; así como el Premio de la I Bienal de Pintura Ciudad de Estella. Cuadros suyos se encuentran en la Colección de Arte Contemporáneo del Ayuntamiento de Pamplona, en la de la Universidad Pública de Navarra, en el Museo Gustavo de Maeztu, en el Museo de Navarra, en los fondos de Caja Navarra, en el Museo Euskal Herria de Gernika y en el Ayuntamiento de Astorga.