Jose es un joven gitano que quiere escapar de un futuro al que está atado. Marina es una chica que vive una situación familiar en la que su único refugio es la poesía. Quiere escribir, para imaginar otra vida y cumplir su deseo de conocer a Lorca. Los dos jóvenes deciden aventurarse y dejar su pueblo para participar en la Olimpiada Popular de 1936 en Barcelona, que fue la respuesta antifascista a la celebrada en Berlín. Allí quieren presentar un nuevo deporte. Esta es la historia de amor y amistad, de inocencia y descubrimiento, de tragedia y esperanza, en un mundo que poco a poco se va descosiendo, que Iluna Producciones pone en escena con El hombre aro y la chica que buscaba a Lorca.

Con este espectáculo, cuyo estreno tendrá lugar el próximo viernes, 21 de marzo, a las 20.00 horas en el Teatro Gayarre de Pamplona, la compañía navarra celebra su 30º aniversario de una actividad escénica ininterrumpida que ha abarcado todos los géneros, de la comedia a la tragedia y el drama, y ha visitado todo el territorio foral, logrando hitos como el de Ezkaba, que ha llenado diez veces la Escuela Navarra de Teatro (ENT) y han visto miles de personas en la Comunidad Foral.

La función de este viernes en el Gayarre es “muy especial” porque, como dice Ana Berrade, cofundadora de Iluna, “el último estreno que hicimos aquí fue el de Vencidos”. “Estábamos en plena pandemia y solo podían entrar 100 espectadores separados los unos de los otros. La sensación de sala vacía fue muy dura, así que tenemos muchísimas ganas de hacer un estreno en condiciones y sin mascarillas”, cuenta la actriz. Berrade es uno de las tres personas que permanece en la compañía desde sus inicios. Junto a ella, el actor David Larrea y Miguel Goikoetxandia, que, además de intérprete, es el autor y director de todas las obras de Iluna Producciones. También de El hombre aro y la chica que buscaba a Lorca, “la que más me ha costado escribir”. Y es que, “ha sido un proceso largo porque he investigado mucho y porque no quería repetirme”, señala el dramaturgo, en referencia a Ezkaba, su montaje anterior. También este aborda temáticas relacionadas con la memoria histórica, pero si aquella era “más exclamativa”, esta es “más de sutilezas, de detalles”. “La hemos hecho con mucho mimo y se ve muy a gusto”, añade. Se trata, pues, de una obra “muy bonita” en el sentido auténtico del término. 

Nueva etapa

Con esta nueva propuesta, Iluna da continuidad a una línea de trabajo que inició hace 5 años, y que, según Goikoetxandia, ha sido “la más importante” de la trayectoria de esta compañía que debutó en 1995 con Esquina peligrosa, “un desastre total”, confiesa el director entre risas. A partir de Vencidos (2020), la apuesta ha sido por las historias y los elementos “más dramáticos” y, quizás, “menos comerciales”, de manera que “nos hemos podido acercar al teatro que queremos hacer”. Aunque, más que poder, Goikoetxandia habla de necesitar. “Para nosotros, hacer estos trabajos es una necesidad, ya se trata de preguntarnos qué queremos contar y no qué va a funcionar. Esto ya no tiene vuelta atrás, en el futuro podremos cambiar de género, pero las historias tendrán fondo”. En definitiva, el actor, autor y director tiene claro que “cada vez haré el mejor espectáculo que pueda”.

Imagen del elenco de 'El hombre aro y la chica que buscaba a Lorca'. Cedida

Al lado de los que sufren

En esta nueva etapa, Iluna centra su actividad en ponerse “en lugar de los que sufren”. “En las víctimas, no en sus victimarios”. En este caso, además, ponen el foco en los jóvenes que en los años previos a la guerra y durante la contienda “perdieron toda una vida y la posibilidad de un futuro”. Por eso los dos protagonistas, “dos personas pequeñas, anónimas”, emprenden una peripecia al estilo de Tom Sawyer y Huckleberry Finn, en la que la amistad, la curiosidad, la búsqueda son las señales que les marcan el camino.

“A lo largo de su viaje, aparecen personajes que les sorprenden y refuerzan esta historia de acompañamiento”, indica el director. En ese sentido, a pesar de que aborda cuestiones oscuras y trágicas, El hombre aro y la chica que buscaba a Lorca es “luminosa”. “Después de la atmósfera gris y opresiva de Ezkaba, necesitábamos que entrara el color”, agrega Goikoetxandia.

Gran parte de esa luz llega a través del trabajo desempeñado por Ion Martinkorena, que lleva años colaborando con la compañía navarra, de la que se siente uno más. “En esta obra, el viaje es muy importante, y la iluminación y la escenografía buscan también acompañar a esos personajes, tanto en el tiempo como en el espacio”, señala. Y subraya lo grato que es trabajar con un equipo como el de Iluna en general y con Miguel Goikoetxandia en particular, ya que “es muy generoso con la creatividad”. “No te impone una idea, sino que te deja fluir y proponer”, incide.

Por su parte, Raquel S. Corcuera entró a formar parte de la compañía en esta última etapa y solo tiene palabras de agradecimiento “por lo mucho que estoy aprendiendo”. En esta ocasión, da vida a Almudena, una mujer que trabaja en el circo y que se hace cómplice de Jose y de Marina. “Estoy segura de que todos los que vengan a ver la obra van a salir encantados”, indica.

Ensayo de la obra. Ion Martinkorena

Siempre hay nervios

Así, después de Vencidos, Con los ojos abiertos y Ezkaba, Iluna abunda en las heridas de un pasado reciente que aun no han sanado. Tal vez porque, como dice el director, “la felicidad no conmueve” o quizás porque “los momentos de ruptura, de cambio, es donde nos pasan cosas a la mayoría de los mortales”.

En cualquier caso, como afirma la actriz Marta Juániz, que encarna a Marina, estas propuestas son “una manera de levantar la voz sobre el escenario”. “Aprovechamos que tenemos la oportunidad de hacerlo para ponernos del lado de los que sufren”, destaca. Además, es ahí, sobre las tablas, donde estos artistas disfrutan de verdad. “Como le decía a Miguel el otro día, aquí está todo bien”, continúa Juániz, que ya estuvo, junto a Miguel Munárriz, en los inicios de Iluna y ha regresado en este nuevo ciclo. “Me encanta ser la chica que buscaba a Lorca y es un gusto volver a trabajar con estos compañeros. Iluna llegó en un momento en que yo lo necesitaba y quiero darles las gracias”, insistió. “La presencia de Miguel Munárriz sobrevuela todo lo que hacemos”, apunta Ana Berrade, para quien “30 años de trabajo solo son posibles si hay buena sintonía interna; si no nos lleváramos bien, no estaríamos aquí”. Y “si no sintiéramos esos nervios ante el estreno, mal iríamos; esto tiene de mucho componente vital y existencial y cuando ya no lo tenga, habrá llegado el momento de bajarnos del escenario”, asevera. Estrenar en el Gayarre es, además, “un lujo”. “Aquí la experiencia siempre es especial”, añade Martinkorena.