Da Igual está dando mucho que hablar últimamente, pero el grupo se formó hace más de quince años y desde entonces les ha pasado de todo.
Sí, el grupo comenzó como una aventura adolescente, lo montamos en el instituto. En nuestras familias no hay ningún antecedente musical y en nuestro pueblo, Reus, tampoco hay mucha tradición de bandas. No es como Navarra, de donde han salido muchísimos grupos. Decidimos hacer algo que nos gustase y empezamos con versiones de Bryan Adams, El Canto del Loco y cosas así. Se nos daba bien. Hicimos un concierto en la fiesta de un amigo, que hizo carteles y todo. Nos preguntó cómo nos llamábamos y le dijimos: “Da igual, lo que queremos es tocar”. Él puso en los carteles Da Igual, y nos quedamos con ese nombre.
Los inicios fueron fulgurantes.
Sí. Le dimos caña y nos planteamos grabar un disco a nivel profesional. La experiencia no fue buena. Nos encontramos con todo lo malo que hay en la capital cuando eres un adolescente… Afortunadamente no llegamos a caer, pero estuvimos rozando, teníamos malas compañías. Sin embargo, el disco funcionó muy bien. Fuimos uno de los primeros grupos independientes que consiguió reventar a principios de siglo. En cosa de un mes vendimos diez mil copias a base de boca a boca, y todo esto con un álbum auto editado. Hacíamos pop punk tipo Simple Plan, Green Day… Ahí entró Álex, que está conmigo en el grupo ahora mismo. Pasamos de hacer conciertos para quince personas a tocar en la plaza de Reus de Mercadal con más de diez mil. Hicimos conciertos para Los 40…
¿Cómo asimilaron ese éxito?
No teníamos una buena gestión y nos estrellamos. Nuestro manager desapareció con el dinero, nos arruinamos… El grupo se disolvió y Álex y yo seguimos formándonos, tanto con la guitarra como con la producción; yo me fui un par de años a Estados Unidos para aprender en estudios de grabación. En un momento dado, Álex y yo volvimos a hablar y pensamos en retomarlo. Habían pasado siete u ocho años y decidimos volver, pero con el objetivo principal de divertirnos.
¿Fue entonces cuando se les ocurre la idea de Star Ways?
Sí. Como no teníamos pasta, montamos el show de versiones. Star Ways nació para financiarnos. La idea era parecida a la que utilizaron antes Marc Parrot con los discos de El Chaval De La Peca o Sergio Dalma con los de Vía Dalma: llevar las canciones a su terreno. Eso fue lo que hicimos, traerlas a nuestro punk pop y así la gente podría ver si le gustaba nuestro estilo. Este proyecto comenzó en Navarra y la verdad es que ha funcionado muy bien. Ahora estamos en un momento muy dulce.
“Navarra fue la primera comunidad que nos abrió las puertas. El pueblo navarro fue el primero que dijo: ‘Este grupo mola’”
¿Cómo se combina el punk pop con la copla y la canción melódica que versionan?
Al principio teníamos el local de ensayo en casa de nuestras abuelas, y ellas nos decían que lo que hacíamos estaba bien, pero que teníamos que hacer versiones de Raphael, Julio Iglesias o Isabel Pantoja. Vimos que eso no lo hacía nadie. Con cierta inconsciencia, pensamos que podía funcionar, pero no nos esperábamos que a la gente le gustase tanto. La gente que conocía el Star Ways luego buscaba canciones nuestras, ha sido el público el que nos ha demandado material propio. Ahora combinamos las dos cosas: sacamos discos con canciones propias y otros con versiones que nos apetece tocar.
Canciones como María de la O o Como una ola son muy conocidas, pero es posible que su público más joven las escuche por primera vez por sus versiones.
Sí. Cuando empezamos el proyecto, hicimos una fiesta para gente de más de 35 años, pero cuando la gente joven ve a gente de más edad pasándoselo tan bien, se apunta. Ahora, en los conciertos convive público de muchas edades. Las canciones buenas nunca se pasan de moda; esa frase también la decía mi abuela y tenía toda la razón.
En 2022 salió el último disco de canciones propias, Explosión de color, y el grupo empezó a subir de nuevo.
Totalmente. Cuando salió el disco, el grupo se disparó. Pasamos de tener 3.000 suscriptores a tener casi 300.000 en Youtube, muy buenos números en el resto de plataformas… Y sobre todo, muchos conciertos. Con los bolos de versiones, intentamos que el público nos conozca y luego busque nuestro propio material. Así nos lo estamos ganado, como se hacía en los años cincuenta.
“Hoy en día hay mucho complejo de oficio falso, todo el mundo quiere ser 'influencer', pero hay que ser profesional, hacer un buen trabajo”
Supongo que el hecho de haber estado arriba y abajo hace que uno valore más las cosas, ahora que les vuelve a ir bien.
Claro. Lo que más valoramos es que nos lo estamos pasando muy bien. El hecho de ser más o menos populares va de la mano de hacer las cosas bien. Cuando nos preguntan si se puede vivir de la música, decimos que sí. Hoy en día hay mucho complejo de oficio falso, todo el mundo quiere ser influencer, pero hay que ser profesional, hay que hacer un buen trabajo. Si haces muebles, trabajas bien y tienes un buen precio, el boca a boca te va a dar a conocer. Eso vale para todo: si eres profesional, trabajas. Nosotros intentamos ser lo más profesionales posible, damos a la gente lo que pide.
¿Cuáles son los planes de futuro? Creo que tienen dos discos entre manos…
Eso es. En mayo saldrá el disco de canciones propias, Tatuado a fuego. No tenemos fecha cerrada, estamos pendientes de una colaboración que para nosotros va a ser un sueño, que es la de Álvaro Benito, de Pignoise. Si hay un grupo en el que podemos vernos reflejados, es ese. No sé si la incluiremos en el disco, estamos ahora cerrando todo. Luego, en la gira de verano, sacaremos el Star Ways volumen 2, que llevará diez versiones llevadas al pop punk.
¿Y cómo hacen los repertorios de los conciertos? ¿Distinguen entre los del disco de temas propios de los de versiones? ¿O los van mezclando?
Intentamos satisfacer al máximo lo que la gente espera. Ahora que estamos con la gira del disco, hacemos sobre todo canciones de Da Igual, pero también hacemos versiones. Tenemos que tocar la de Hoy quiero confesarme, que se ha hecho totalmente viral, tiene más de un millón de reproducciones en Tic Toc, o el Corazón partío. Cuando hagamos la gira de Star Way, también meteremos temas propios. Nos vamos adaptando.
Hace poco estuvieron en Marcilla y suelen tocar mucho por Navarra. ¿De dónde viene esa relación tan estrecha con nuestra comunidad?
Sinceramente, Navarra fue la primera comunidad que nos abrió las puertas. El pueblo navarro fue el primero que dijo: “Este grupo mola”. Empezamos yendo a dos o tres pueblos de la ribera. Nuestra oficina de management está en Navarra, es Tic Tac Espectáculos, la lleva Alain Díaz. Es la segunda generación, su padre llevaba orquestas y artistas importantes, tipo Raphael. Cuando Alain cogió las riendas, apostó por nosotros. Ahora estamos tocando por todo el país y también trabajamos con una oficina más grande, pero queremos que Alain siga siempre a nuestro lado, somos muy fieles. El concierto de Pamplona es obligado, teníamos que ir sí o sí. Coincide con Lenny Kravitz, pero la venta de entradas está yendo muy bien. Va a ser una noche bonita.