Política y literatura
Hace medio siglo, Andrés Amorós destacaba una serie de cualidades propias de la novela del siglo XX: la llegada de personajes de diferentes condiciones sociales, la del hombre y la mujer de la sociedad de masas al mundo de la ficción, los diferentes problemas morales de esta sociedad, nuevas formas literarias... Y, de entre las novelas de aquellos años caracterizadas por estas y otras lindezas, citaba Retrato del artista adolescente, de James Joyce; El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger y... La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa.
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Pues bien, el 17 de julio de 2022, el peruano universal titulaba Derechos de autor su artículo para la sección Piedra de toque de El País, mostrando en él otra de sus formas de ver la realidad... en Cuba: “Es insensato pensar que los burócratas dedicados a la innoble tarea de censurar pudieran dejar pasar una sola frase contra el régimen, indisponiéndose de esta manera con sus amos”. Se trata del Vargas Llosa más político, el que le ha puesto en las últimas décadas a disposición de los más críticos lectores y responsables literarios progresistas, pero el autor de La tía Julia y el escribidor más joven criticó, en prensa y en ficción, otro tipo de sociedades inicialmente democráticas.
Mario Vargas Llosa ha aportado a la novela en castellano una carga psicológica notable y sus textos, habitualmente osados al hacer uso de dispositivos narrativos como el monólogo interior, han llegado a un buen número de lectores y lectoras familiarizados con una obra atractiva y dotada de ciertos riesgos. Otra cosa son sus compañías políticas o, mejor escrito, sus amigos más reaccionarios, aquellos que le han acompañado en momentos extraños y han invadido su universo supuestamente neutral. Y, en lo referente a sus últimas obras, también la lectura de las mismas merece la pena, caso de Tiempos recios, donde el autor contempla las consecuencias de los caciquismos y las inmersiones de Estados Unidos en las vidas y las muertes de los americanos de casi toda la vida.
Sin embargo, otro aspecto de este submundo es el que reflejaba Juan Oliver en Público el 12 de octubre de 2021: “Fujimori ordenó a s(t)u ejército secuestrar, torturar y asesinar a un profesor, a ocho estudiantes. a un periodista y a un empresario, y mandó ametrallar a quince supuestos terroristas (...). Y vas tú y pides el voto para que la hija del asesino saque a su padre de la cárcel”. Cierto: es algo de todo aquello que pone en jaque la moral de Mario Vargas Llosa en la actualidad, oculta en manos de los grandes medios, algo muy grave en tiempos de guerras y pandemias auscultadas en muchas ocasiones sin decencia periodística, pero eso es otro algo, diferente a la oferta del autor de piezas maestras que todo el mundo puede disfrutar.
Elija el lector.
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