La idea de caída, de "lo fácil que se desmorona todo", y también de la aventura apasionante que es jugar con esa fragilidad buscando convertirla en algo, si no permanente, duradero, late ya desde el propio título en la exposición de Dick Recalde Fallen Manual, que puede traducirse como Manual caído.
El creador pamplonés ha llenado con su arte las dos plantas del Pabellón de Mixtos de la Ciudadela, donde se puede disfrutar de su propuesta hasta el próximo 29 de junio.
Envoltorios de tela, pliegues en el aire, pliegues en el suelo, esculturas orgánicas y dibujos limpios de líneas finas, con la rutina como eje principal, nos sumergen en el universo creador de este artista para el que crear es jugar de manera metódica y laboriosa, y con actitud siempre abierta a la sorpresa, al accidente, a la casualidad.
Avanzar a partir del retroceso
Fallen Manual propone una reflexión sobre la fragilidad y la memoria, así como sobre la trascendencia del arte, a través de un extenso e interesante recorrido que aúna 35 obras, el 90% de nueva creación y algunas piezas alumbradas por Dick Recalde hace treinta años.
La exposición la ha presentado en rueda de prensa este viernes 16 de mayo el propio artista, junto al director del área de Cultura, Fiestas, Educación y Deporte, Iñigo Gómez Eguiluz.
El título de la muestra recoge la idea de caer, tropezar y reinventarse. El autor recupera modelos, imágenes y formas que se han ido repitiendo a lo largo del tiempo, para avanzar a partir del retroceso.
"Lo que en un principio me planteé como algo más sencillo, partiendo de una escultura de Oteiza, Homenaje a Malévich, por el reto que se me presentó de llenar todo el espacio de Mixtos, las dos plantas, se fue complicando y acabó siendo un proyecto donde voy retomando trabajos antiguos, rescatando ideas, transformando alguna de las cosas que andaban por allí en el taller sin un destino muy claro...", cuenta Recalde, que ha "intentado darle un corpus a todo ello. Y de ahí sale el título de Fallen, que viene del alemán. Y Manual es inglés o castellano, es un título imposible porque son dos idiomas. Fallen es caído, y es un poco caer, pero también parte de la idea de una de las piezas centrales de la exposición, que son unos pañuelos kleenex (creados a base de cerámica y tela de lino) que están cayendo".
"Mi trabajo es de labor, metódico, de rutina, muy simple, sin un objetivo determinado, es casi como algo que hago para mí mismo, para disfrutar de mi tiempo"
También hay en la muestra algo de Alec Soth, un fotógrafo que le "gusta mucho" a Dick Recalde, y de la obra de dicho artista Broken Manual (Manual de lo roto).
"A partir de esas ideas yo simplemente estoy en el taller ahí trabajando con mis pequeños barros, mis pequeños dibujos, mis pequeñas construcciones sin un objetivo muy claro; simplemente se trata de resolver a gusto una exposición", dice, consciente de que "una exposición no va a cambiar nada", puntualiza aludiendo a la difícil situación del arte contemporáneo.
Un artista que disfruta de su tiempo
Los dibujos que integran la muestra siguen un proceso similar al bordado, puesto que a partir de líneas sencillas se ordenan para tener sentido y generar sombras, y las cerámicas parten de una fina lona de barro que se trabaja, como en repostería, para crear la obra. Este proceso creativo muestra la fragilidad de materiales como el papel y la cerámica, y reivindica el propio proceso como clave del objeto artístico.
Fallen Manual invita a explorar diferentes puntos de vista, descubrir formas aparentemente en el aire, o imaginar qué historia hay detrás de cada línea y cada objeto, al tiempo que reivindica cuestiones personales e íntimas. Destaca un uso minimalista del color, las formas, los tamaños y volúmenes, en una muestra coherente, intimista y muy sugerente.
Preparando esta gran exposición, Dick Recalde ha ido "descubriendo" que casi todo su trabajo de los últimos años "es un trabajo de labor, metódico, de rutina, muy simple, sin un objetivo determinado, es casi como algo que hago para mí mismo, que hago para disfrutar de mi tiempo".
Así que, apunta, ésta "no es una exposición pretenciosa de un proyecto muy concreto para que el espectador lo pueda leer fácilmente, sino que tiene más que ver con con eso, con una exposición de un artista que lleva muchos años haciendo cosas y va retomando un poco todos sus restos".
El arte, tomar decisiones sin pausa
Recalde trabaja "sin ningún tipo de pretensión ni de idea preconcebida; jugando en el taller con los materiales se me va complicando la vida y me lo paso muy bien", asegura, apuntando que "el que tiene las ideas muy claras desde el principio y busca un resultado, se va a equivocar o va a meter la pata. Si no atendemos a las posibilidades de lo que va saliendo mientras trabajas, mal asunto", opina el creador pamplonés, que se ve reflejado en la definición que un artista dio una vez del arte como un proceso en el que "tienes que estar tomando decisiones sin pausa".
"Supongo que es una sensación de fracaso también la que participa de todo. De artista fracasado, probablemente lo sea, pero muy a gusto"
"Las cosas no se acaban hasta el día que las cuelgas", reflexiona mientras recorre con la mirada su exposición.
Y apunta: "Yo tengo la sensación desde hace más de 30 años de que la exposición se acaba el día que inauguro. Es una realidad. Aparte porque no sucede nada, raramente te llaman porque alguien quiere comprar algo cuando estás con una galería... Ese día de la inauguración tú ya has hecho tu parte. A partir de ahí viene el espectador y hace su lectura de la obra y me parece perfecto, porque sobre todo creo en eso. No en hacer una especie de trabajo de mediación mientras dura la exposición, sino en que tú ya has hecho tu parte, ahora cada uno que lea lo que quiera, que eso es lo bonito del arte", opina.
"Y como ya me lo sé, pues estoy con la intención de que a ver si mañana empiezo a trabajar de nuevo y así por lo menos empieza lo nuevo. Esa es mi sensación personal", concluye.
El ARTISTA
Dick Recalde (1963), licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco, trabaja como profesor de Fotografía en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Pamplona. Ha realizado numerosas exposiciones individuales en ciudades como Pamplona, Donostia-San Sebastián, Tolosa, Bilbao, Zaragoza, Madrid, Barcelona o Berlín. Atesora diversos premios y becas, y su obra se encuentra en colecciones del Ayuntamiento de Pamplona, Museo de Navarra, Universidad Pública de Navarra, Museo Artium de Álava o Museo Unión Fenosa de A Coruña.
LA EXPOSICIÓN
Puede visitarse hasta el 29 de junio en el Pabellón de Mixtos de la Ciudadela (las dos plantas).
Los horarios de visita son: de martes a sábado, de 11.30 a 13.30 y de 18.00 a 20.30; los domingos y festivos la apertura es solo por la mañana, de 11.30 a 13.30. Los lunes la sala permanece cerrada.
"Ahora tengo más miedo y soy más crítico"
Tres décadas separan algunas de las obras de la exposición, como algunos dibujos o una escultura en la entrada de la planta baja, de las de nueva creación. En estos treinta años, Dick Recalde reconoce que lo que ha cambiado es que ahora tiene "más miedo" que entonces.
"Que cuesta más. Que no me atrevo tanto. Pero yo creo que miedo tenía siempre. Yo recuerdo ir a Arco de jovencito, con veintitantos años, y colgar algo y estar con ese síndrome de impostor de a ver cómo cómo encaja, qué tal funciona... Entonces, lo que ha cambiado es ese miedo. Y hoy soy más crítico. Antes había cosas que me encantaban. Y ahora no hay muchas cosas que me encanten. Ostras, me cuesta mucho, mucho. Voy a una Bienal de Venecia o una Documenta de Kassel y muchas veces me cuesta mucho que algo me guste. Y eso supongo que es algo malo, algo que hay que corregir. Porque es bueno dejarse impresionar por todo, ¿no? Si no, no avanzas", reflexiona este artista y profesor de Fotografía en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Pamplona, que acostumbra a "trabajar muy solo".
"Me gusta la soledad en el taller. Hay gente que disfruta mucho con los proyectos colectivos y me parece fantástico. Pero yo bajo, me encierro, estoy a lo mío, un poco autista, y disfruto mucho, la verdad. Luego pregunto en casa, a ver qué opinan", dice de un proceso que "tiene mucho de experimental, o más bien me gusta decir de juego".
"Muchas veces se habla de que los artistas hacemos experimentación e investigación, y no acabo de entenderlo. Para mí es más juego", dice en este sentido.
La fragilidad de todo
A transmitir la idea de fragilidad "ayudan mucho los materiales", que en este caso son básicamente dos: el papel y el barro.
"Esa relación que tienes que tener con el propio soporte, el papel en el caso de los dibujos; el rotulador que tienes que tenerlo controlado (todos sus dibujos son creados a mano, aunque no lo parezcan), las acuarelas... Y por otro lado el barro, el barro me vuelve loco, porque claro, entre cómo se seca, si se rompe..., procuro que sea muy finito. Cuando lo transportas al horno, ahí ya tienes que tener mucho cuidado, porque estas piezas son frágiles hasta que se cuecen, hasta que se acaban, hasta que se cuelgan", explica, aludiendo a esa "idea de lo caído, de lo fácil que se desmorona todo".
"Supongo que es una sensación de fracaso también la que participa de todo. De artista fracasado, probablemente lo sea, pero muy a gusto", dice sonriendo y reconociendo que "es una realidad que el arte hoy en día es lo que es, la situación está fatal; hay cantidad de artistas buenísimos que... bueno, solo queda aguantar, como estamos aguantando algunos de nosotros durante muchos años, aguantar haciendo una exposición cada equis años, y eso es un éxito en sí mismo", dice.