“La inteligencia artificial puede hacer muchas cosas bien, pero… ¿puede hacer algo así de mal?” Es la desafiante y ocurrente pregunta con la que Asier Mendinueta y Willy Torres presentan la exposición que tienen hasta el día 23 en la Escuela de Arte de Pamplona.
Bajo el título impronunciable de Txutxumutxutxukun, ambos fotógrafos apuestan por mostrar “ nuestra gente, nuestros lugares, nuestras vidas”, sin más pretensiones que “disfrutar el proceso creativo, el gusto por crear y materializar nuestra obra, reírnos de nosotros mismos y compartir un rato con quienes nos rodean”. “Esto no es café de especialidad, ni un gimnasio de crossfit, ni una smash burguer por 15 euros hecha por un hipster con guantes negros”, avisan. “Esto es el suelo de un parque lleno de pipas, el olor a pis de un antro de mala muerte; la porrusalda que te hace tu madre; un durum de madrugada. Esto es fotografía 'torrefacto': intensa, directa, sin adornos”, aseguran.
Los autores
Asier Mendinueta Olagüe (Arbizu, 2002) y Willy Torres (Ziordi-Olazti, 2002) recibieron el premio a mejor proyecto de los grados superiores en la Escuela de Arte. Willy, con Impersonal (2024), y Asier, con La Elegante Belleza De La Humilde Simplicidad (2022). Posteriormente, montaron sus propias exposiciones: Insomnia (Willy) y A Dónde Vas (Asier junto a Alejandro Pardo) y, “aunque nunca coincidimos en el centro, nuestras vivencias personales y nuestras inquietudes creativas nos han llevado a crear, pensar y cotorrear mucho entorno a la fotografía”.
Asier Mendinueta Olagüe (Arbizu, 2002) se presenta como un "amante de los cafés a todas horas, amante del camp, de lo trash, amante de los sonidos raros, de las fotos sucias, de John Waters, Nan Goldin, Daido Moriyama, Bjork y Daft Punk". "Soy el hermano mediano tanto en la familia como en la vida en general. Para mis amigos soy taxista, señora de pueblo también soy y podría decirse que incluso… soy fotógrafo. Un poco de pueblo, un poco de ciudad, una moderna vieja o una vieja moderna, un poco de esto y de aquello", continúa. También se define como "buen acompañante, mejor acompañado. Siempre me he cuestionado todo, mi entorno, mi gente, mis lugares y a mí mismo, y por eso mismo tengo la suerte de haber construido, como diría Itziar Ziga, un precioso zulo interior".
En cuanto a su interés por las imágenes, no le atraían especialmente, hasta que, a los 18, la probó casi de forma accidental. "Pero echando la vista atrás me di cuenta que ya de txiki era el fotógrafo de la familia, así que supongo que retomé una etapa que empezó muchos años atrás". Además, "este último año me he interesado tanto en el montaje audiovisual como en la escritura de guiones, gracias a los cursos de Pixelian". Como si "algo en mí sintiera la necesidad de dar movimiento a mis imágenes. Supongo que tendré algo que contar".
Por su parte, William Torres (Ziordi-Olazti, 2002), se crió en Sakana, "con todo lo que ello implicó e implicará para un extranjero". "Mi gusto por hacer fotos empezó a los 18 años, sabía que quería recordar aunque lo único que he conseguido es ver lo mucho que he perdido. Por mi trayectoria he pasado por la Escuela de Arte de Pamplona y por el Centro de Arte Contemporáneo de Huarte. Donde he ido descubriendo referentes fotográficos como Todd Hido, Nan Goldin o Helmut Newton en quienes he visto una inspiración", comparte. Y citas otras referencias como Joan Fontcuberta y Arthur C. Danto, "me han ayudado a responderme preguntas que van más allá de saber qué marca de cámara es mejor".