PREGUNTA: ¿Qué sensaciones tienen en este final de gira?
RESPUESTA: (Alen) Ha ido muy bien. Hemos hecho veintitrés conciertos juntos, más la contratación de cada uno. Ciclonautas hemos tocado en Argentina y en España, y Malaputa en España. En total, unos cuarenta conciertos cada uno.
P: Siguen siendo amigos, por lo que deduzco que las cosas han ido bien…
R: (A) Sí… (risas). A mí me pasó una cosa curiosa: cuando empezamos a hacer los bolos de Ciclonautas solos, como que era un aburrimiento. Faltaba lío, faltaba gente. Salir en semejante grupo de personas te crea otro ambiente. Es mucho más entretenido. Hay otra dinámica, otro rollo. Las salas, lo mismo. Y los camerinos, mucho más.
P: Claro, porque viajaban los dos grupos juntos desde Pamplona.
R: (Kolibrí) Sí. Todos nos conocemos, pero venimos de sitios distintos, nunca habíamos convivido. Hemos ido un equipo de once o doce personas y salen aventuras por todos lados. Todos los días había una anécdota de uno o de otro, ha sido una risa continua.
P: ¿Y cómo se han sentido volviendo a las salas después de años tocando en recintos mucho más grandes con Marea?
R: (A) Eso creo que lo sentimos todos igual. En Marea ya lo hablábamos, es una gran putada no poder hacer bolos pequeños en salas. De hecho, el primer planteamiento de Kutxi había sido hacer el rodaje de la gira de Marea en salas, porque nos gusta. Yo le dije que era inviable porque se corre la voz, se juntan cuatro mil personas en una puerta y creas un problema. Con Marea pudimos hacerlo en Latinoamérica o en Europa, hace dos giras. Nos gusta mucho, es un hábitat muy natural para el rock, la conexión cercana con el público, con los muy fans, poder atender a la gente de otra manera. Podemos hacerlo con estos proyectos, como lo hace Kutxi con su acústico. Con Ciclonautas hemos hecho festivales, que es muy bonito, pero creo que el punto guapo es el que se produce en una sala.
–(K) Tocar en grandes escenarios está guay, todo tiene su lado muy bueno. Yo llevaba ya muchos años sin hacer ningún proyecto paralelo a Marea, igual llevaba quince años sin hacer salas por aquí, y ahora me he reencontrado con una parte mía que recuerdo con mucho cariño. He vuelto y veo que sigue siendo igual, no ha cambiado nada. Llegas a una sala, haces la prueba, sales, estás con la gente, te echas una cerveza con uno, vuelves a entrar, terminas de tocar, sales con una cerveza… Todo eso para mí ha sido como aire fresco. A la hora de tocar, la gente está muy encima y eso hace que el bolo sea más cercano, más familiar.
“El concierto en la Tótem va a ser especial, está guay cerrar en casa este pedazo de época que hemos vivido”
P: Se habla mucho de que el circuito de salas está sufriendo mucho y luchando por sobrevivir. ¿Cómo lo ha encontrado?
R: (K) El rock siempre ha sufrido, en todas las décadas. Afortunadamente, en la oficina de El Dromedario tienen gente muy competente trabajando y buscan las mejores opciones de todo. Fácil no es, pero antes tampoco lo era. Hay que convivir con ciertas cosas a las que te tienes que amoldar como grupo. Los horarios, por ejemplo, ya no son los que tú quieras. Tienen que ser conciertos un poco más tempranos, porque luego a la noche muchas salas abren como discotecas. Pero bueno, hemos encontrado una muy buena conexión y hemos encontrado salas por toda España con muy buenas condiciones, tanto para los grupos como para el público.
- (A) Lo que dice Kolibrí de los horarios es normal, porque, al precio que están los alquileres, los empresarios tienen que hacer como dos contratos: primero el concierto y luego la discoteca. Tienes que acabar antes de esa hora. Es la única manera que tienen de sobrevivir. También te digo que estamos muy contentos, porque el rock está recuperando el terreno que había perdido. En todas las salas hay rock, está sonando el rock en todos los lados. Hay mucho movimiento ahora, que a mí era algo que me preocupaba. Todas las semanas tienes un par de conciertos de rock en cada sitio. Es una manera de atender a todo ese público y de darle movimiento, que es lo que quiere. Y están saliendo grupos jóvenes que están despuntando. Me parece que vamos a vivir una época muy bonita, está resurgiendo todo.
P: Acaban esta gira conjunta en la Tótem. ¿Cómo se presenta esa noche?
R: (K) El concierto de la Tótem va a ser especial, y va a ser un poco triste. Arrancamos el 22 de febrero y acabamos el 28 de noviembre. Ha sido increíble retomar esto. Nos queremos como hermanos, nos llevamos muy bien y han pasado aventuras de todo tipo. Está guay cerrar en casa este pedazo de época que hemos vivido y que hemos sentido. Tiene un rollo agridulce.
- (A) Hicimos una primera fase de conciertos más de rodaje, con una clara línea ascendente. El planteamiento de la gira puede ser al revés del de una banda grande, y creo que ha funcionado. Hemos acabado llenando en todos los sitios y con salas de mucho más aforo. En la Tótem va a ser especial, sí. El que quiera verlo, que se dé prisa. Todavía quedan unas pocas entradas.
"Están saliendo grupos jóvenes de rock que están despuntando; vamos a vivir una época muy bonita, está resurgiendo todo"
P: Una semana después del concierto de la Tótem, las dos bandas estarán en el Ribaforada Rock Fest, un festival gestionado por El Dromedario Records, la oficina de Alen. Iba a haberse celebrado hace unos meses, pero se pospuso, imagino que por la enfermedad de Jorge Martínez, cantante de Ilegales.
R: (A) Sí, era por lo de Jorge, en su momento no lo podíamos decir. Pero tampoco podíamos seguir vendiendo entradas y decir a última hora que no ha venido Ilegales, que es un grupo con muchísimo tirón. Lo que hicimos fue aplazar y esperar hasta que la oficina de Ilegales nos dejó anunciarlo oficialmente. Ojalá Jorge se recupere y pueda venir a la siguiente edición. Hemos buscado una nueva fecha y vamos a hacer dos conciertos en exclusiva de artistas que no están girando este año, Kutxi y Cobardes. Cobardes están grabando su nuevo disco, está Kolibrí a tope con ellos. Les pedimos el favor y los cuatro dijeron se apuntaron sin pensarlo.
P: A Cobardes les fue muy bien con el primer disco. ¿Cómo pinta este segundo?
–(A) A Kolibrí le toca el papel jodido, porque es el productor y tiene que ser exigente. Tiene que sacar lo mejor de cada uno, pero tiene que tener mano izquierda y llevarse bien con el grupo. Es el papel del productor.
–(K) A mí eso me encanta. Para mí, es como si yo tocara en los grupos que estoy produciendo, me implico mucho. No me importa tanto el tiempo que tardemos, sino obtener un buen resultado. Me gusta sentirme muy gratificado cuando terminamos, que todo el mundo haya dado el 100%. Con Cobardes nos tenemos tanto cariño que todavía me vuelco más. Cobardes es sinónimo de buenas canciones, que es lo que mola en un grupo rock.
–(A) Y luego les vas viendo ese crecimiento, se van volviendo más exquisitos con cosas y eso mola porque tiene más calidad, una apertura musical, ves que lo pelean… Es un orgullo y una alegría. Es un grupo al que se le suspendió la gira del primer disco por el Covid, pero aprovecharon para hacer el segundo y ya salieron con dos discos y les fue genial. Empezaron en salas de noventa personas y terminaron llenando en Bilbao, en Madrid, en Barcelona, en Burlada…
–(K) Con este disco yo creo que la revientan. Mola que haya cierto relevo generacional. Están Cobardes, Linaje… El mayor beneficiado de todo eso es el rock’n’roll. Tiene que haber oferta y demanda en las calles. Tiene que haber conciertos, grupos tocando… Movimiento.