He perdido la cuenta de las veces que Robe me ha salvado la vida. No sé si tengo algún año vivido, con consciencia de ello, en el que, de una u otra forma, no me haya acompañado, en el mejor y más amplio de los sentidos. Personal y profesionalmente ha sido, y es, más que un referente. Sus canciones son, para muchas personas, entre las que me incluyo, la Biblia junto al calefón. Pero lo que ha hecho de forma más escondida ha sido tan importante como sus temas: su forma de trabajar y su defensa del artista en todos los aspectos han provocado cambios sustanciales que han mejorado de largo la vida y el trabajo del resto de compañeros de profesión.

Cincelada a fuego queda la primera ‘conversación’ cara a cara. Grababa Calaña en el estudio de Uoho. Nada más entrar en la sala, el buen Alén deslizó que era periodista. Entonces se levantó, se acercó, lentamente, casi a un palmo de mi nariz. “Mira, el 99% de los periodistas son unos hijos de puta, y el 1% son amigos y necesarios. El problema es que todavía no sé en qué lado estás tú…”. A día de hoy todavía me tiemblan las canillas. La vida hoy es menos vida.

*Coordinador de la Navarra Music Commission