pamplonA - “Te parece increíble, ¿verdad? Pues mi amigo, mi compañero del alma y mi copresentador es Scott, mi perro”. Mercedes Milá siempre se ha mostrado pletórica en las entrevistas, arrasadora, sigue igual. Pero a su lado tiene un perro al que dedica todas sus atenciones. No es suyo, pero como si lo fuera. Era un regalo para su madre, llegó cuando murió el padre de la presentadora. Ella nunca había mostrado gran interés por el mundo canino, le era indiferente, pero es una conversa perruna. En esta entrevista habla de lo humano y de lo divino; de una depresión que le llevó al límite y a dejar Gran Hermano. Habla de su alejamiento de Bilbao tras su ruptura con el bilbaíno Carlos Castillo, la capital vizcaína le encanta pero tiene el sabor y el olor del desamor.

Se ha vuelto a convertir en la reina de la televisión. Ayuda a levantar el ánimo y el ego, ¿no?

-El ánimo sí, el ego no lo tengo en cuenta ni en consideración. Mira, estoy tan contenta con el recibimiento y la promoción que creo que voy a hacerlo una vez al mes. El amor y el cariño de vosotros, los compañeros, es la mejor vitamina para el alma.

Explíqueme el programa.

-Me hago eco de las palabras de Fernando Velázquez, el compositor de la música de Scott y Milá: “No preguntes qué vas a ver, es imposible de explicar, míralo”. No soy tan drástica, pero sí te diré que me resulta difícil explicarlo, es un programa de entrega, de relación con la emoción. La directora no quería que hiciera periodismo.

Vaya, eso tiene que ser difícil.

-Me ha costado porque he tenido que reaprender. Es borrar y empezar de nuevo. Como es un trabajo grabado, no hay problema porque los editores han hecho un trabajo estupendo.

Siempre le ha gustado el directo, nunca se ha ceñido a un guion. ¿Ha resultado duro hacer algo grabado?

-Este programa no tiene documentación y no tiene guion. No conozco nada de lo que voy a hacer en ninguna de las entregas. Es mi reacción ante lo que voy a ver, es mi bagaje, lo que llevo en la mochila. Como me han dicho, esto no lo puede hacer nadie que esté empezando y yo llevo muchos años en la profesión, 45 tacos.

Que se dice pronto...

-Ja, ja, ja? Y tan pronto, pero una ya tiene una edad.

Es más o menos como un desnudo integral de Mercedes Milá en la televisión, ¿no?

-Me desnudo mucho, porque confío.

No parece una mujer que confíe...

-Confío mucho en la productora. Antes de estrenar el programa recibí un whatsapp del presidente de la compañía.

¡Qué nivel!

-Lo pudo ver porque estaba grabado. Me dijo: “Gracias por el regalazo que nos has hecho”. Creo que ha llegado el momento de abrir las puertas de par en par. Nunca me había ocurrido una cosa como ésta.

Nunca hubiera imaginado a Mercedes Milá con un perro en su vida.

-Yo tampoco, tienes razón; soy una conversa perruna. Hay una chica Mari Jose, que vive en Bilbao y es mi amiga, que tenía un perro, yo la entendía; pero ahora la entiendo mejor, ahora que tengo una mascota al lado, entiendo el amor, la dedicación y el cariño que puedes dar y que te da a ti el perro, es algo extraordinario.

Se desnuda tanto que incluso ha hablado de un tema muy personal para usted, la depresión.

-En el primer programa (estrenado el jueves 28), llamado Renacer, hablaba de lo que hice cuando me di cuenta de que tenía una depresión. Fui un a un neurólogo, busque las causas biológicas de lo que me estaba ocurriendo, busqué la solución en la meditación, en el yoga, en el taichí, en los libros?

¿Y la encontró?

-Me ayudó mucho un médico, Xevi Verdaguer. Me enseñó la importancia del intestino y la relación que tienen intestino y cerebro. No me cuesta hablar de depresión, incluso me ayuda y creo que puede llegar a ayudar.

¿Cómo llegó a tener depresión?

-Todos nos pasamos de rosca trabajando y estresándonos; dedicando más horas al trabajo que al sueño, yo dormía muy poco. Llegó un momento en el que el cerebro tomaba decisiones por sí solo y me paralizaba. He tenido que tomar buena nota, me estoy tratando, estoy yendo a una psiquiatra. Estoy poniendo todos los medios para seguir encontrándome bien porque lo he pasado muy mal.

¿Su depresión tiene alguna relación con su salida de Gran Hermano?

-Mi salida se produjo porque ya estaba mal. Los dos últimos años me costaba muchísimo llegar a la televisión y hacer el programa. Hacía de tripas corazón, pero dijeron que no podía seguir así.

¿Sigue el programa como espectadora?

-No a diario, pero sí estoy al tanto.

Más locura Gran Hermano que Scott y Milá, supongo.

-Por supuesto. Ahora estoy muy arropada por un equipo pequeño pero impresionante.

¿Pensó que la televisión había terminado para Mercedes Milá?

-Sí. Hubo momentos en los que pensaba y decía: “Creo que ya no podré volver a ponerme delante de una cámara”.

¿Por qué Movistar+?

-Porque Fernando Jerez insistió en que quería que yo estuviera en la plataforma. Es una apuesta que espero que salga bien para ellos.

¿Y para usted no?

-Para mí, con lo que he grabado ya ha salido bien, es una experiencia muy agradable y espero que en Movistar estén contentos de la decisión que tomaron.

¿Ha cambiado su perspectiva de vida?

-He tenido que variar un poco. El neurólogo me ha puesto gimnasia para el cerebro y voy tratando de encontrar momentos para hacerla.

¿Cambio de vida?

-Eso no. Sigo en el mismo sitio, viendo a la misma gente pero con una disciplina más estricta: duermo más, cuido la alimentación y hago deporte.

¿Se ha arrepentido en 45 años de algún trabajo que ha hecho?

-No. Si en su momento me arrepentí, seguro que rectifiqué y no volví a hacer lo que no me gustaba. Ahora ya no me arrepiento de nada. Además detrás de cada programa siempre hay un equipo, no puedo arrepentirme por esa gente que trabaja para que todo salga bien.

Ya no mantiene la misma relación con Bilbao, antes era asidua.

-Cierto. Desde que Carlos Castillo y yo dejamos de estar juntos, no he vuelto a Bilbao, con lo que a mí me gusta.

¿Malos recuerdos?

-Ahora no, estoy sanada de esa historia de amor que me hizo pasar malos ratos, como cualquier desamor. Pero sigo queriendo mucho a Bilbao.

¿Dónde ha quedado esa periodista incisiva y agresiva que fue?

-El periodismo está en mis genes. Pero en lugar de preguntar de esa forma incisiva y agresiva que dices -y que yo creo que no fue para tanto-, ahora estoy tranquila y me gusta escuchar.

Pues sí que ha cambiado...

-Al ser un programa grabado, al no tener prisas, puedo buscar la emoción, el momento, el recoveco de la persona que tengo delante? Son más charlas, como la que tú y yo estamos teniendo y eso, cuando haces periodismo, es imposible.

¡Vaya! Pensaba que esta entrevista se considera periodismo.

-Desde luego, pero es más reposada, más tranquila y me hace sentir más a gusto que una entrevista al uso. Estamos hablando, no es un cuestionario.

¿Qué ha hecho con esa Mercedes Milá impaciente que conocemos?

-Eso es. Estoy intentando variar esa impaciencia. Me describieron a esa persona que no tenía freno y que era yo, me dijeron que ir sin frenos trae muchos problemas.

¿Le ha decepcionado la televisión en algún momento?

-Sí, pero ya lo he olvidado. En serio, estoy feliz, créelo.