El trío formado por Santi Balmes, Julián Saldarriaga y Dani Ferrer, miembros del grupo catalán Love of Lesbian, actuarán hoy en la terraza de Baluarte, dentro del ciclo RoofTop Music, en el marco del vigésimo aniversario del auditorio pamplonés. 

En 2021 vio la luz su último álbum, Viaje épico hacia la nada. ¿Cómo lo ven con la perspectiva que da el paso del tiempo? ¿Está envejeciendo bien?

– Creemos que sí. En realidad, cada vez que sacas un disco, crees que es lo mejor que has hecho. Luego el oyente pone a cada disco en su lugar y elige esas canciones que sobrevivirán al paso del tiempo.

Llevan prácticamente dos años de gira. ¿Qué tal les está yendo? ¿Está siendo un viaje tan épico como preveían en el título del disco?

– Desde luego que ha sido una gira que nunca pensamos que hubiera finalizado de esta manera, teniendo en cuenta que se inició en plena pandemia. El proceso de apertura ha sido gradual y nos llevará hasta el Wizink Center de Madrid, donde celebraremos el fin de gira en noviembre, aunque bien es verdad que nos ha obligado a repetir varias ciudades, conforme se iban abriendo los permisos de aforo y se iban levantando las restricciones sanitarias.

Siguiendo con el título del álbum, ahora que están llegando al final de este ciclo, ¿pueden intuir ya la nada que anunciaban que encontrarían al final del viaje? ¿O era una simple manera de decir que lo realmente valioso es el trayecto y no la meta?

– Bueno, el título del disco obedecía a una decepción personal con todos los objetivos vitales que me había marcado en la vida. Era ciertamente pesimista (risas), pero, diablos, me gustaba. Parecía una novela de Milan Kundera. Pero tienes razón. Al final, el camino no ha sido hacia la nada, sino hacia el todo. Es una bonita lección existencial (risas).

En esta gira, como en las anteriores, han visitado México, donde Love of Lesbian ha conseguido una buena posición. ¿Qué tal les tratan por allí? ¿Hay diferencias con España? 

–Sí. El público allí es más apasionado y me atrevería a decir que más leal, o paciente. Cada vez que vamos a México es como si nos diesen un balón de oxígeno. Hay que experimentarlo para comprenderlo del todo.

También han girado por Estados Unidos, donde creo que todavía les está tocando trabajar desde abajo. ¿Es bueno para un grupo ya consolidado tener que bajar de nuevo a pelear al barro?

– Es estimulante, aunque entra en la lógica confrontación con nuestro yo más aburguesado.

En España, Love of Lesbian fue, junto a Vetusta Morla y alguno más, uno de los grupos que consiguieron que la música independiente llegase al gran público y consiguiera mucha más visibilidad. ¿Cómo creen que ha evolucionado la escena desde entonces? 

– Creo que se ha ido ramificando en otras bandas más recientes que, indudablemente, han sido viralizadas desde su primer disco, y han pasado del 0 al 100 en muy poco tiempo. Me alegro mucho por ellos. Que tomen el relevo me parece normal y, para nosotros, es estimulante.

Lo cierto es que ahora empieza a ser habitual ver a grupos “indies” tocando para muchísima gente, hasta el punto de que algunos dicen que el indie es el nuevo mainstream. ¿Qué creen que significa hoy el término “música indie” o “música independiente”?

– En la música, ya me interesa cero cualquier etiqueta. ¿Me eriza la piel? Perfecto. Era lo que buscaba. No hay más.

Llevándolo a su caso concreto: ¿cuesta mantener la libertad creativa, o la independencia, cuando se sabe que hay tantísima gente pendiente de sus movimientos? Cuando componen una canción, ¿pueden abstraerse de toda la maquinaria que hay detrás de un grupo tan enorme como Love of Lesbian?

– Es imposible abstraerse. Quien te diga lo contrario miente o es un ermitaño. Pero sinceramente creo que el peor momento fue justo después de 1999.

Ustedes están acostumbrados a tocar en recintos muy grandes, pero en Baluarte actuarán en un formato especial para un público muy reducido. ¿Cómo se afronta un concierto así? ¿Con los mismos nervios previos? ¿Produce la misma satisfacción convencer a unas decenas de espectadores que a varios millares?

– Creo que nos estimula muchísimo más tocar delante un aforo reducido. Hasta cierto punto, en un festival, puedes auto engañarte a ti mismo al pensar que todo eso que tienes en frente en realidad son cabezas de alfiler, pero en una actuación como la de Baluarte, vamos a ver todas las caras, sus expresiones, y su atención estará en un punto mucho más álgido que si estuvieran en un festival. Esa es la motivación.

Love of Lesbian siempre ha intercalado las giras grandes y al uso con otras más reducidas y especiales; pienso en este concierto de Baluarte o la gira de Espejos y espejismos, por ejemplo. ¿Es necesario romper la lógica del mercado para que el grupo no se acomode?

–Lo hacemos para huir de la inercia. Y este movimiento pendular provoca mantener al público expectante de nuestro próximo movimiento.

En los últimos meses han compaginado la gira con la grabación de su nuevo álbum. ¿Qué pueden adelantar sobre el mismo, en cuanto a fechas, estilo…?

–Nada. Ahora mismo estoy amenazado. Mira mis ojos, estoy parpadeando en plan S.O.S. (risas).