"Los tres días que hemos estado fuera del campo base, aunque no hemos pasado del campo 3, nos han servido para ver cómo es el Annapurna en toda su realidad. Y también me han servido para darme cuenta de que no es bueno dejarse llevar por la corriente", señaló el montañero. "En esta montaña hay que esperar a que haga verdaderamente buen tiempo, a que haya un anticiclón. Porque tengo claro que con la montaña, y con el Annapurna en especial, está claro que no se puede jugar", añadió desde el campo base. "Las avalanchas no fueron graves, pero asustaron", recordó, "ya que algunos fueron sorprendidos sin botas". "Prácticamente no hemos dormido. Después de semejante noche y con unas condiciones meteorológicas confusas, hemos decidido bajar al campo base", añadió.
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