PAMPLONA. Esta cara, además, acoge innumerables seracs -inmensos bloques de hielo en movimiento-, grietas que se hunden decenas de metros y, en definitiva, todo aquello que convierte en el Annapurna en un reto excepcional si se quiere subir en relativa autonomía y sin exceso de ayudas o ninguna. ¿Por qué no suben entonces por otros lados? Sencillo. La Cara Sur es un paredón casi vertical que no alcanza por poco los 4 kilómetros de altura -allí están para siempre tras sendos aludes el mítico kazajo Anatoli Boukreev o el francés Pierre Béghin, entre otros- y el resto de vías son algo más seguras tal vez pero muy largas y extenuantes -arista Este- o prácticamente un suicidio.

En la imagen 1, se puede ver parte de la ruta desde el campo 2. La cima está tapada, a la derecha, detrás de ese gigantesco resalte rocoso llamado La Herradura. Los escaladores abren huella hacia el corredor que a la derecha tiene una especie de gran aleta de tiburón -el Espolón Holandés- y, en lugar de ascender por él, lo salvan por la izquierda, para así evitar las avalanchas que vienen desde el inmenso serac superior e incluso más arriba. Sin embargo, tienen que estar varios minutos en la parte baja del corredor o cono, hasta encaramarse a la pared de la izquierda, ya más lejos de ese peligro palpable y camino del campo 3 (6.400 metros), campo ubicado en mitad de ese laberinto de montaña rota y justo debajo de donde finaliza la descomunal fractura de roca negra que viene desde la Cima Este.

Situado a unos 5.900 metros, el cono, su falda, se aprecia perfectamente en la fotografía número 2, así como a 6 escaladores. Están tomadas el pasado miércoles, 18 de abril. Dos de ellos ya casi han superado la pared izquierda del embudo, mientras que otros cuatro se encuentran en la zona más expuesta pero de paso obligado para todos aquellos que intentan esta vía, entre ellos Carlos Soria, Tente Lagunilla o Don Bowie, de cuya página web -www.donbowie.com- han sido extraídas las fotografías, tomadas por Tunc Findik. Esos cuatro escaladores que han buscado la supuesta mejor hora de paso son los mexicanos Mauricio López y Badia Bonilla y los nepalíes Ang Khami Sherpa y Lakpa Norbu Sherpa.

Las imágenes 3, 4 y 5 hablan por sí solas. La nieve, el cuerpo del alud, engulle a los cuatro de abajo y la nube tapa también a los dos que ya están más a salvo, puesto que lo que reciben es más polvo de nieve que hielo, nieve y roca. Se desconocen los nombres de esos dos escaladores. Lo que sí se sabe es que los cuatro de abajo salieron ilesos de semejante tsunami blanco, al igual que los otros dos. Esa misma noche, varios aludes en el campo 3 forzaron la retirada de Carlos Soria, Bowie y el brasileño Niclevicz, que aguardan en el campo base para un intento de cima. También está la pareja formada por López y Bonilla y sus sherpas.

Tendrán que volver a pasar por el lugar en el que hace una semana casi les traga la naturaleza. Hace dos días, un total de 12 escaladores lograron la cumbre. Todos ellos con la ayuda de oxígeno artificial.