Elizondo. Saluda a unos y a otros porque en Elizondo todo el mundo conoce a Mikel Goñi, pelotari, empresario y showman televisivo. Y es que el baztandarra, alejado ya del profesionalismo, divide ahora su vida entre varias facetas. Por eso no le resulta complicado aparcar la pelota para hablar de su infancia, de su pasado y de la actualidad deportiva y política. Incluso de su familia, porque, como padre de dos hijos, la crisis económica también le preocupa, aunque de momento la capea. Como esta entrevista.

¿Qué es de su vida?

Sigo jugando a pelota, aunque ahora como aficionado, tengo una tienda de deportes en Elizondo y también vivo de lo que me va saliendo en la tele. Hago un poco de todo.

¿Incluso labores del hogar?

Echo un cable en casa, sobre todo en la cocina porque siempre me ha gustado, pero fregar y esas historias no me van. Es que a los pelotaris se nos ablandan las manos (risas).

Sus ingresos vienen de la pelota, de su tienda y de la tele. ¿Piensa como Cristiano Ronaldo, que dijo que "el dinero no es importante"?

Lo dice muy fácil. Yo creo que el dinero no da la felicidad, pero sí una sensación muy parecida. Sin dinero no se puede andar y más hoy en día que tengo dos hijos y son máquinas de gastar.

¿Tanto como usted en su época más convulsa?

(Risas) Gastan de diferente manera. Además, con los euros ha cambiado la cosa. Antes salías de fiesta con 5.000 pesetas y te daba para cenar y echar unos tragos; ahora no. Lo que pasa es que la gente como Cristiano no da valor a lo que gana porque no tiene ningún problema económico. Quizá para él sean más importantes las metas deportivas, pero seguro que no le ha hecho gracia que el Madrid haya pagado tanto dinero por Bale.

¿Cobran mucho los futbolistas?

No lo sé. Lo que me parece una auténtica barbaridad es pagar 100 millones de euros por un jugador con la que está cayendo. Pero Florentino Pérez no es tonto. Por ejemplo, trajo a Beckham, que generaba más ingresos que lo que podía aportar deportivamente al Madrid. Son negocios a otra escala.

Habla de Bale, del que cuentan que vale 100 millones de euros. ¿Qué haría usted con ese dinero?

Primero tendría que sentarme, ver el dinero y luego empezaría a plantearme cosas (risas). ¿Qué haría? Primero buscaría la forma de solucionar mi vida y la de mis sucesores, y también ayudaría a mi familia porque tengo una hermana y una sobrina que están en paro. Creo que con 100 millones de euros daría para eso y para bastante más.

¿Y una buena juerga?

Con ese dinero se puede hacer más de una (risas). Son números que... Se te va la cabeza. Si con 300 euros de la Primitiva ya te vas a comer una mariscada, no quiero ni pensar qué haría con 100 millones.

Reconoce que la crisis ha afectado a miembros de su familia. ¿Y a usted?

No hay mal que por bien no venga y a mí la crisis me está viniendo muy bien. Las empresas de élite están un poco quemadas conmigo porque los ayuntamientos últimamente no tienen presupuestos para pagar festivales de 8.000 o 10.000 euros y prefieren a gente como yo, que he estado en la élite y oferto precios más asequibles. Pero a mi familia y a alguno de mi cuadrilla sí que les ha salpicado la crisis.

¿Saldremos adelante?

Sí, con lo de Bárcenas y todo esto, seguro (risas). Es vergonzoso. Yo cogía a todos, les metía en una cantera y les ponía a sacar tierra con pico y pala.

Habla de Bárcenas, pero también está el caso ERE en Andalucía y más cercano a nosotros el asunto de Caja Navarra, por citar otro par de ejemplos. ¿Qué opinión tiene de la clase política en general?

Está claro que todo el que mete el morro ahí va a chupar de un sitio y de otro. Es increíble: roban 20 o 30 millones de euros, devuelven tres, van dos años a la cárcel, salen y ya tienen 15 millones. ¿Tres años a la cárcel y tener luego 15 millones de euros? Así voy yo a la cárcel con los ojos cerrados. Desaparece el dinero y no se les hace devolver nada. Y lo de Caja Navarra... El juez ha cerrado el caso porque no había indicios de nada. Es un suma y sigue.

¿Cómo les castigaría?

No les mandaría a la cárcel, les pondría a trabajar. Me parece muy bien que cobren un extra en algunas situaciones, pero el hecho de que roben y queden impunes...

También está de actualidad la tercera negativa que ha recibido Madrid para organizar los Juegos Olímpicos. ¿Qué le parece?

Me alegra que no se los hayan dado porque ahí tenemos la Expo de Sevilla y los Juegos de Barcelona: se genera mucho dinero en un año, pero creo que no se recupera toda la inversión inicial.

Se muestra crítico con los políticos. Hay deportistas que se han pasado a ese campo. ¿Se le ha pasado por la cabeza hacer lo mismo?

No. De momento sigo metido en el mundo de la pelota. Además, si tuviera la posibilidad, yo también metería la mano, pero más fuerte. Yo habría robado más que Bárcenas. El que roba 2.000 euros va a la cárcel, pero al que roba 25 millones no le pasa nada.

¿El poder corrompe?

A todo el mundo. Todos se tapan y todos ponen el cazo.

Reniega de pasarse a la política, pero no de sus apariciones televisivas...

Siempre me ha gustado ese mundillo. Me lo paso bien. Si no disfrutara, no estaría. Además, para una persona como yo, el estar en la tele me interesa porque, si desapareces del medio, parece que ya no existes. Me viene bien para que los ayuntamientos de los pueblos me sigan llamando para jugar partidos. Es bueno estar en el candelero.

Le hemos visto en 'realities' y debates. ¿Le veremos alguna vez como actor?

He hecho alguna historia de colaborador entrevistando a gente, pero memorizar guiones no es lo mío. Soy más de improvisar. Un pequeño parrafillo igual sí que me aprendo, pero de ahí para arriba...

Así que no se ve participando en la adaptación al cine de la novela de Dolores Redondo El guardián invisible

No. Solo actuaría si me tocara interpretarme a mí mismo. Memorizar nunca se me ha dado bien, ni en el colegio.

Insiste en que prefiere los 'realities', pero la realidad es que ha sufrido percances físicos importantes.

Eso es verdad. Hace nueve años, cuando fui a El Conquistador, tuve neumonía y legionela y, por aquel entonces, la legionela no existía en Argentina (el programa se desarrolla en la Patagonia). La legionela la pillé por el aire acondicionado del avión y la neumonía me salió a raíz de la legionela. Por suerte, un médico argentino que había estado en un simposio en Navarra se dio cuenta del problema, me metió un chute y me mandó corriendo para casa. Fue un susto bastante grande para todos.

Y a pesar de todo, unos años más tarde volvió al concurso con problemas en el hombro. ¿Le gusta el dolor?

No, pero fue mala suerte. Salía el martes para Argentina y el domingo anterior, en un partido que jugué en Alsasua, me tiré al suelo y me saqué el hombro, una subluxación. Como no les quería dejar tirados, me infiltré y les llamé para contarles lo que había. Les pedí que en la primera semana no me hicieran ninguna prueba de esfuerzo y, aunque se comprometieron, la primera prueba consistió en trepar por una cuerda. Pero en la tele pasa eso: nos intentan buscar la mala hostia a gente como a Korta, Juanito o a mí porque saben que eso es lo que vende.

Pero da la impresión de que no resulta complicado buscarle a usted las cosquillas.

Lo que pasa es que en la tele solo se ven unos raticos. Los programas tienen un abanico muy grande de cómo tocarte los cojones, hablando mal y pronto. Y conmigo y con Korta lo consiguen.

'El Conquistador' lo presenta otro navarro, Julian Iantzi. ¿Es él el encargado de picarles?

Hace muy bien su trabajo, pero a Julian le dicen un poquito por dónde tiene que ir, aunque él se encarga de darle un formato muy bueno.

¿También improvisa?

Tiene pinganillo, pero aunque le digan las cosas, improvisa. Y muy bien (risas).

¿Mantiene una buena relación con él a pesar de todo esto?

Sí, porque sabemos cuál es nuestro sitio en el programa. Tenemos buena relación fuera del plató, pero durante los rodajes es muy distante y hace muy bien su trabajo.

Sin embargo, no puede decir lo mismo de su relación con otros compañeros de programa en 'El Conquistador'...

Mucha gente me pregunta a ver si es real el pique que sale en la tele con Manu Marichalar (un exboxeador). Y puedo decir que en la tele nos cortamos bastante. Fuera de cámara hemos tenido alguna enganchada importante.

¿Han llegado a las manos?

Algo ha habido, pero hasta ahí puedo leer (risas).

Pues dejemos un tema delicado para hablar de otro que todavía lo es más: su peso. ¿Ha estado siempre peleado con la báscula?

No siempre. Es verdad que de chiquito estaba un poco pocholete. Medía 1,60 y pesaba 65 kilos. Pero con 19 años, justo antes de debutar como pelotari profesional, en tres meses crecí 16 centímetros. Estaba fino. Aunque en mi familia somos todos de constitución ancha, también es cierto que me gusta mucho comer bien y eso se nota. Casi siempre he estado por encima de los 100 kilos, pero es curioso que, ahora que no estoy en la élite, estoy por debajo (risas).

¿Se acuerda de la última vez que bajó de los 100 kilos?

Perfectamente. Fue cuando tuve que volver a Aspe: me pusieron una báscula y me dijeron que no iba a jugar hasta que no bajase a 95 kilos. Bajé, pero me costó una barbaridad. Con 20 o 22 años me quitaba cuatro o cinco kilos rápidamente, pero ahora me cuesta cada vez más. Me gusta comer todo lo que no es bueno, como los bocadillos, el tocino y los huevos. Ahora no me cuido demasiado.

El peso ha sido una de sus lacras. La otra, el que le acusaran de una adicción a la cocaína.

Nunca he hablado de lo que pasó entonces y en su momento ya demostré que lo que se decía era incierto. En su día ya dije que no negaba que hubiera consumido, pero de ahí a que tuviera una adicción iba un trecho.

Es muy sincero.

No voy a negar cosas que he hecho. Como todo el mundo, he hecho cosas bien y cosas mal.

¿Se arrepiente?

Quizá me arrepiento más de otras cosas porque eso fue un momento puntual de mi vida y se quedó ahí.

¿Consume cocaína ahora? Está en su derecho de no contestar.

No, no consumo.

¿Por qué se hizo pelotari?

Mi padre me obligó a elegir entre el fútbol y la pelota, y creo que acerté con la decisión.

También jugó a fútbol. ¿De qué equipo es?

Soy culé, aunque reconozco que soy más antimerengue.

¿Por qué?

No lo sé, pero soy así desde chavalito, aunque mi hijo mayor se ha hecho ahora del Madrid.

¿Cómo se le ha descarriado?

(Risas) No lo sé, pero antes era todo Messi y hace poco se fue una semana a Madrid y volvió con una camiseta de Isco. Estuve una semana sin hablarle (risas).

¿Y Osasuna?

Fui socio hasta hace dos años, pero lo dejé porque no tenía tiempo para ir a El Sadar. Sigo a Osasuna porque soy navarro y también porque hay que estar al loro de todos los resultados de la quiniela.

¿Cómo ve a los rojillos?

Osasuna tendrá seguramente la peor plantilla de Primera División, y también será el club con menos dinero. Si tienes burros, no puedes hacer caballos de carreras. No dudo de la profesionalidad de los jugadores y bastante hacen con estar donde están, pero a Osasuna le veo muy mal.

¿Habrá que rezar a algún santo para que consiga la permanencia?

A uno no, habrá que rezar a toda la Última Cena.

¿Es usted religioso?

Creo que después de la vida tiene que haber algo, pero no sé si es Dios.

Sin embargo, cuentan que usted pasó bastante tiempo en la iglesia cuando era pequeño.

Sí, fui el mejor monaguillo de Baztan durante cinco años. Nos daban 25 pesetas y con eso teníamos para pasar un rato.