En tierras gallegas y para desazón de un Lugo que celebraba ya la victoria emergió la figura del talentoso Ros, quien salvó un punto en el minuto 97. Lo hizo valiéndose de una dejada de Asier Etxaburu previa tijereta hacia atrás de Gorka Guruzeta en un saque de banda, con un preciso pase a la red desde la frontal del área ante el que nada pudo hacer el guardameta local. Se desató la locura en el banquillo vizcaíno, así como sobre el propio césped, donde el navarro, que había ingresado en el terreno de juego en el minuto 63, corrió hacia el córner para recibir allí los abrazos y las felicitaciones de sus nuevos compañeros. El destino quiso que fuese él, después de tener que ser sustituido la semana anterior en su debut con el Amorebieta por el mareo que le provocó un fuerte pelotazo en el rostro, quien acercara la permanencia con una pequeña pero valiosa muestra del talento que atesora en sus botas.

Se trata, sin ir más lejos, de un futbolista curtido en mil batallas a sus 31 años y con el fútbol suficiente para seguir dando clases en la categoría de plata, donde el navarro quiere volver a sentirse importante tras dejar atrás una severa lesión en su rodilla derecha que le obligó a pasar por el quirófano en febrero de 2020. El centrocampista, uno de los capitanes del Zaragoza, tuvo que ser intervenido en Madrid de una rotura del menisco externo y, tras reaparecer con el conjunto aragonés seis meses después en los play off de ascenso a Primera División, disputó 15 partidos ligueros en el siguiente ejercicio (2020-21), pero unos constantes dolores en la articulación hicieron que tuviera que frenar en seco. Otros seis meses tuvo que permanecer de baja Ros, quien una vez superada su lesión volvió con el objetivo de recuperar en la presente campaña su condición de jugador clave en el Zaragoza, pero se topó con la falta de confianza del técnico Juan Ignacio Martínez.

Sin minutos en Liga y con el reto de volver a ser quien fue, un jugador de suma templanza no exenta de pelea en la medular tras formarse en la cantera de la Real Sociedad y acumular 190 partidos, 17 goles y 10 asistencias en Segunda División, Ros aceptó la oferta del Amorebieta para recalar en Urritxe en busca de su mejor nivel. Y va camino de encontrarlo. A pesar de que no ha sido titular todavía bajo las órdenes de Iñigo Vélez de Mendizabal, sus dos actuaciones como azul han resultado esperanzadoras.

Cuestionado por sus sensaciones a título individual, Ros señaló al término del choque contra el Lugo que "son muy buenas y estoy contento por la importancia del punto que hemos sumado aquí. A nivel personal vengo de una temporada complicada y esto es fruto del trabajo realizado en este tiempo, pero espero ir a más y poder ayudar al equipo". Sin prisa, pero sin pausa, espera el navarro dar nuevos pasos al frente para ayudar al Amorebieta a alcanzar el objetivo de la permanencia.

De cara al compromiso del próximo lunes en Lezama frente al Leganés, que figura con siete puntos más que los zornotzarras, Ros destacó que los madrileños "están peleando con nosotros a pesar de tener plantilla para estar más arriba y vamos a intentar ganar el partido, porque en casa tenemos que hacernos fuertes".

Ros busca recuperar su mejor versión en el Amorebieta, donde ha tenido minutos en los dos partidos desde su llegada