Txantrea, Cortes, Azkoyen, Beti Onak, Pamplona, Cirbonero, Beti Kozkor, Valle de Egüés, Itaroa Huarte, Murchante y Corellano han sido las víctimas de un Subiza que contó cada encuentro como victoria en Sotoburu hasta que el Avance fuera el primero en asaltar Sotoburu esta temporada, parando la cuenta en once jornadas en las que el cuadro de César Monasterio ha estado invicto en su feudo de manera consecutiva. Los hombres de Peio Mascaray terminaron con la condición de invicto de un Subiza que, hasta este domingo, era el único equipo junto con el Córdoba, con pleno de victorias en liga en casa esta temporada en las cinco primeras ligas del panorama nacional.

Precisamente los de Arre han sido los únicos equipos que han ganado en los dos encuentros al Subiza: 3-1 en Igeldea y 1-3 en Sotoburu. El Gares y el Cantolagua son los únicos equipos que podrían firmar la misma hazaña con el Subiza, uno de los aspirantes a ascender a Segunda RFEF.

“Ir a Sotoburu no necesita motivación, porque el partido ya tiene alicientes que hacen que sea un buen partido. Vas al campo del segundo clasificado, que está dentro de la estructura de Osasuna, es un escaparate y nadie había ganado todavía ahí, por lo que el tema motivacional estaba hecho. Fuimos con muchas ganas y con confianza, a hacer nuestro partido y la verdad es que nos salió redondo”, reconoce el técnico. “Hemos ganado en Sangüesa y Cortes, empatado en Txantrea y hemos sacado resultados positivos. Hemos competido todos los partidos, incluso el de Cintruénigo que perdimos 4-1, que es el más abultado, pero en muchos minutos estuvimos dentro del partido y en esos casos tienes opciones de sumar”, agrega.

Momento en el que Weiler anota el primer tanto del encuentro ante el Subiza. Foto: Iñaki Porto

Comenzó la temporada adquiriendo el Avance la etiqueta de equipo revelación y transcurridas 24 jornadas, roza la permanencia al tener 35 puntos en su casillero. “Cuando empieza la temporada, viendo históricos de otros años, en Preferente sí que ha sido una competición en la que en muchas temporadas ha tenido 16 equipos y calculábamos que en 34/35 estaba la permanencia. Ahora hay que ver los que pueden caer de Segunda RFEF, por lo que podemos necesitar algún punto más, pero a principio de temporada firmábamos estar como ahora”, analiza Mascaray, que se encuentra a nada de hacer historia en cuanto consiga mantener la categoría, algo que no logró el Avance en las dos temporadas anteriores que compitió en la categoría.

En tiempos del fútbol moderno, Igeldea es el único campo en la Tercera RFEF en Navarra de hierba natural que en ocasiones a uno le retrotrae a épocas del fútbol del barro, tiene dimensiones reducidas que le hacen ser el partido diferente de la temporada para el resto de equipos. Sin embargo, el pasado mes de diciembre el campo de Igeldea volvió a verse inundado después de las fuertes lluvias caídas. Tal fue la magnitud, que la puerta del vestuario terminó bajo el puente de las piscinas de Villava. “Fue un palo, porque ves el campo que está impracticable. Se rompieron puertas, paredes del vestuario y te tienes que ir a entrenar a otro sitio. Pero me gusta sacar el lado positivo de las cosas, y ver la solidaridad del pueblo a trabajar para ayudar al campo, algunos exjugadores, y esa comunión no hay en otros sitios y a lo largo de la temporada aporta”, rememora.

Peio Mascaray, que se describe como un técnico al que le gusta “ ser cercano con el jugador y en la medida de lo posible dar minutos a todos”, admite que del Avance que “somos un equipo hecho, es mi tercer año aquí, la base del equipo es la misma y tenemos las ideas claras. Yo estaba convencido de que estábamos capacitados para competir, y luego es verdad que los detalles decantan la balanza hacia un lado u otro. La clave es quizás esa unión en el vestuario. El ambiente es buenísimo, gente que se conoce desde hace tiempo, el que llega nuevo sabe a dónde viene, hace un esfuerzo por venir y se integra rápido, y luego no se quiere ir”.

Esa conexión también se traslada a la grada, donde se encuentra un embajador del cuadro rojinegro es Roberto Torres. Natural de Arre, el jugador de Osasuna se acerca siempre que puede a ver al equipo de su pueblo. “Los chavales van a Roberto a pedirle fotos, firmas, es una persona cercana, y un gran embajador. Habla con la gente de aquí, da consejos a los jugadores y hay muchas veces que le sobran botas y nos las regala para sortearlas entre los jugadores y es un aliciente. Es una persona muy vinculada y un espectador de lujo”, finaliza un Peio Mascaray que bromea añadiendo que “claro que me gustaría entrenarle”, pero “le quedan todavía muchos años de fútbol para aportar a Osasuna, todavía le veo en muy buena forma. Es un lujazo de jugador y es una suerte para Osasuna tenerlo en la plantilla”.