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Paxaka como la de antaño

Exhibición / El sobreclaustro de la catedral de Pamplona acogió un partido de pelotaris con sotana

El encuentro de paxaka que disputaron ayer cuatro jugadores.Iban Aguinaga

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La Catedral de Pamplona acogió ayer la tercera edición del Encuentro Iglesia y Pelota, organizado por la Asociación Cultural Navarra de Pelota Vasca (Napike), en colaboración con la Catedral, con el patrocinio del Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona, y con el apoyo de Laxoa Elkartea y la Asociación Cultural Vicus.

La jornada comenzó con la conferencia titulada El juego de pelota en el mundo romano, a cargo de Marta Gómara y Ángel Santos, de Vicus.

Vista frontal del sobreclaustro de la Catedral, durante el partido.

Los asistentes pudieron además visitar una exposición con materiales y herramientas que cuentan la historia de la pelota, y conocer el trabajo de artesanos peloteros y guanteros, algunos de ellos únicos en Navarra en su labor y de quienes depende el futuro de esta práctica.

El plato fuerte fue la recreación del juego de pasaka, una antigua modalidad de pelota vasca practicada por los clérigos, que se disputó en el sobreclaustro, con una breve pausa para rezar el Ángelus.

La paxaka, modalidad que tradicionalmente jugaban los eclesiásticos de muchos pueblos –y también en el sobreclaustro de la Catedral de Pamplona–, se disputa en una cancha con una red de 1,20 metros de altura y con pelotas grandes, de entre 235 y 245 gramos, con núcleo de madera de boj y rellena de trapos. La tradición incluía el cantor de tantos, en un deporte que ya hace siglos usaba la notación del 15, 30, 40 y juego.

Vistas al exterior, desde el sobreclaustro.

La paxaka se considera antecesora indirecta del tenis –cuando su sucesor, el jeu de paume francés (en un campo idéntico al de la paxaka), pasó de jugarse con la mano a disputarse con raquetas–, hasta el punto de que dio origen al sistema de puntuación 15, 30, 40 y juego.