- Tras 19 etapas y casi 3.500 kilómetros en las piernas, la contrarreloj definitiva del Tour de Francia, la que dejará vista para sentencia la general, dependerá tanto de la capacidad de los especialistas a adaptarse el terreno como de la frescura con la que lleguen a la tercera semana.

Los 36,2 kilómetros entre Lure y La Planche des Belles Filles no son una crono clásica. Sus últimos 6 kilómetros ascienden a una cota que en menos de una década se ha convertido en uno de los mitos de la centenaria ronda gala.

Sus rampas, con una pendiente media del 8,5% pondrán a prueba más las reservas de fuerzas de los corredores que sus capacidades de pelear contra el reloj. Pero como la primera parte es llana, tampoco puede considerarse una cronoescalada.

Se trata de un ejercicio poco habitual para los integrantes del pelotón, lo que introduce un factor extra de incertidumbre, junto a la respuesta de las cuerpos ya puestos al límite durante tres semanas.

De poco servirá que la mayoría de los participantes ya conozcan un puerto que ha figurado en 4 ocasiones en el menú del Tour, con victorias del británico Chris Froome (2012), los italianos Vincenzo Nibali (2014) y Fabio Aru (2017) y el belga Dylan Teuns el año pasado.

Este último tuvo que ir a buscar su triunfo al término de una larga escapada en una etapa que culminaba 200 metros por encima de las anteriores subidas, después de que se asfaltara un camino de rampas muy duras, un tramo que no se subirá en esta ocasión.

A diferencia de las ediciones anteriores, se trata de una pelea sin referencias, a parte de las propias, lo que puede provocar desfallecimientos en aquellos ciclistas que no sepan calcular el esfuerzo y pongan su cuerpo al límite.

Será el punto culminante de una jornada cuya primera parte es muy técnica, casi llana, antes de ascender el col de la Chevestraye, que no es puntuable.

Nada más entrar en el municipio de Plancher les Mines comienza la terrible ascensión de terribles rampas, del 20 % en el tramo final, donde solos frente al asfalto deberán ir a buscar la victoria de etapa y la mejor posición posible en la general. Tras ese infierno, ya solo restará el paseo triunfal del ganador por los Campos Elíseos de París, para celebrar al campeón.

El esloveno Tadej Pogacar (UAE Emirates), segundo en la general del Tour, a 57 segundos de su compatriota Primoz Roglic, se mostró optimista ante la decisiva contrarreloj de hoy. "Hice el reconocimiento y si tengo un buen día es un recorrido que me viene muy bien. Es el mismo esfuerzo para todos, para que las tácticas no intervengan demasiado. Si alguien me hubiera dicho que estaría en esta posición antes del Tour, nunca les habría creído", aseguró.

Primoz Roglic mantiene un adelanto de 57 segundos sobre Tadej Pogacar antes de la contrarreloj individual. El líder actual es especialista contra el crono cuenta con una buena ventaja para llegar primero a París.

"Hice el reconocimiento y, si tengo un buen día, es un recorrido que me viene muy bien"

Ciclista del UAE Emirates

"Si alguien me hubiera dicho antes de empezar el Tour que iba a estar en esta posición antes de la contrarreloj, nunca le habría creído"