En uno de los días más grandes para el deporte navarro, Vicente Ripa, por aquel entonces director del Instituto Navarro de Deporte, se encontraba inquieto ante la mirada de 300.000 personas movilizadas en las calles de Pamplona.¿De dónde surgió la idea de traer el Tour a Pamplona?

-A mí me eligieron director del Instituto Navarro de Deporte en agosto de 1995. Ya en ese momento me comunicaron que había posibilidades de traer el Tour Pamplona. Fue entonces cuando me puse en contacto con la Caja de Ahorros de Navarra, que fueron los que iniciaron las conversaciones con la organización del Tour. A partir de entonces, un sinfín de reuniones desembocaron en uno de los eventos deportivos más grandes en Navarra. No creo que haya habido un evento deportivo igual en Navarra.

¿Fue un proceso difícil?

-En la comisión que formamos la Caja de Ahorros de Navarra, el Ayuntamiento y el Gobierno de Navarra, hicimos un montón de reuniones. Hablo de unas 50 reuniones en las que, evidentemente, hubo muchas discusiones. Los del Gobierno de Navarra con los de la Caja teníamos cierto parecido, pues al fin y al cabo en la Caja había consejeros del Gobierno. No obstante, el Ayuntamiento, que aportó solo un 20% de participación, frente al 40% de las otras dos partes, también metía mucho la cabeza y eso creaba tensiones.

¿El objetivo era económico o tenía más peso homenajear a Miguel Induráin?

-Lo primero, claramente, era homenajear a Induráin. Además, no solo era un homenaje, sino que podíamos ayudar a que Induráin ganase su sexto Tour. En segundo lugar, nos motivaba la idea de traer un acontecimiento deportivo tan grande como es el Tour. Al fin y al cabo, cada día, cada etapa, la ven millónes de personas. Esto deriva en que, económicamente, la repercusión iba a ser muy buena, ya que de esos millones de personas que ven la etapa, muchos no sabrían ni qué era Pamplona.

¿Cuánto peso tuvo el propio Miguel Induráin la decisión?

-Diría que bastante. Induráin, en torno a la sociedad ciclista del Tour, era todo un fenómeno. Con sus pocas palabras y esa humildad apabullante, Miguel conseguía engatusar a la gente. Yo estoy seguro de que él comentó con la organización algo de Pamplona y Tour de Francia antes incluso que la Caja de Ahorros. No obstante, ya solo por la buena reputación que tenía dentro del mundillo, él ya hacía bastante. En la etapa de Pamplona a Hendaya, en el momento en el que cruzamos la frontera, todos los franceses coreaban su nombre. Todos querían a Miguel Induráin.

-Un gran día para el deporte navarro, que precisamente veía cómo se apagaba su máximo exponente...

-Por ponerle una pega al evento, claro que fue un palo. Estuvimos ahí trabajando para intentar apoyar a nuestra estrella y si lo hubiese conseguido, hubiera sido la guinda.