Latía el esprint efervescente. Febril. Un redoble de corazón en Sant Feliu de Guíxols. El ácido láctico impregnándolo todo. Una agonía en un repecho en el que esperaba la gloria. Se medían Sonny Colbrelli y Michael Matthews. Nadie cedía en una esprint durísimo. Una trinchera de la supervivencia. Resistir es vencer. Camina o revienta. Ese era el lenguaje abrupto de un esprint que horadaba el organismo a cada palmo. Puñetazos al mentón. Directos en el ring. En ese duelo al límite, cerca del abismo, en apnea, Colbrelli tuvo que rendirse ante Matthews. Demasiado esfuerzo.

El australiano celebraba su regreso después de dos años de travesía por el desierto. Fuera de plano, una vez completado el esprint, Colbrelli, agotado por el esfuerzo, fue a saludar a un conocido. Nadie presagiaba ningún problema. Sin embargo, su corazón, desbocado, dijo basta. Se desplomó el italiano una vez traspasada la meta. Desvanecido de pura fatiga. Al italiano se le cortocircuitó el corazón. Derrengado, sus piernas de trapo, no pudieron sujetar el cuerpo de Colbrelli, al que le falló el corazón. Un escalofrío de fatalidad recorrió el espinazo de la Volta. Colbrelli yacía en el suelo, donde sufrió convulsiones. Su corazón no respondía. La zozobra agarró a la carrera por el pechera. Se heló la sangre. Un clima de tensión y dramatismo se instaló durante varios minutos en Sant Feliu de Guíxols, que apenas segundos antes era pura algarabía.

Afortunadamente, las asistencias médicas de la Volta a Catalunya reaccionaron de inmediato para atender al corredor, que no respondía a los estímulos, inconsciente sobre el asfalto. Ante la crítica situación, los galenos de la carrera practicaron un masaje cardíaco de urgencia al italiano para reanimarle. Le salvaron. Vuelta a la vida. El corazón de Colbrelli, que aún se desconoce por qué falló, respondió a la maniobra de reanimación mediante las descargas eléctricas de un desfibrilador. El equipo médico rodeó a Colbrelli con unas sábanas para que la escena, dramática, a vida o muerte, no impactara en los aficionados.

Las imágenes recordaron al desvanecimiento de Eriksen en la pasada Eurocopa. Se congeló el corazón de la Volta a Catalunya, en un puño de incertidumbre. Después de varios minutos de maniobras de reanimación, el ciclista, estable y consciente, fue trasladado en una ambulancia escoltada por vehículos de los Mossos d’Esquadra al Hospital Universitari de Girona para que se le practicaran más pruebas que dieran luz sobre el motivo del fallo del corazón.

Transcurridos los momentos más críticos, su equipo, el Bahrain, informó mediante un comunicado que “Colbrelli ha perdido la conciencia tras el esprint” y que “ha sido trasladado” al hospital “en condiciones estables” para investigar “su condición de forma más exhaustiva”. Desde el Bahrain, cuyo médico voló hasta Barcelona ante la gravedad de los hechos, quisieron agradecer la respuesta de los médicos que salvaron la vida de Colbrelli. “Agradecer a los organizadores y al equipo médico su apoyo y su asistencia”. Colbrelli acudió a la Volta después de renunciar a participar en la Milán-San Remo tras superar una bronquitis.

INFARTOS EN EL PELOTÓN

El fallo cardíaco de Colbrelli ocurre después del repentino fallecimiento de Cédric Baekeland, que perdió la vida la pasada semana mientras descansaba, víctima de un ataque de corazón. El ciclista se encontraba entrenando en Mallorca cuando se sintió indispuesto. Baekeland se sintió mal el pasado lunes cuando descansaba en el hotel de concentración del equipo y así se lo hizo saber a sus compañeros.

Despertó a uno de sus colegas para decirle que no se encontraba bien. El ciclista belga sufrió un infarto y los médicos no pudieron reanimarle.En 2018, otro ciclista belga, Michael Goolaerts, que sufrió una dura caída en la París-Roubaix, falleció tras sufrir un paro cardíaco en plena carrera. Afortunadamente, Colbrelli tuvo más suerte después de helar el corazón de la Volta.