la interpretación de las jugadas de fuera de juego es, junto a la sanción del penal, una de las que más dificultades plantean a los árbitros y, consecuentemente, más polémicas crea entre los aficionados.

Dos dificultades debe resolver un árbitro asistente antes de levantar su banderín. La primera es puramente física, debe determinar si el jugador se encuentra en posición de fuera de juego, es decir: una parte de su cuerpo, salvo los brazos, está en campo adversario y más cerca de la línea de meta contraria que el balón y el penúltimo adversario.

La disposición táctica de los jugadores, la anchura del terreno y la velocidad del juego hacen, a veces, complicado determinar esta posición. Es claro que los árbitros asistentes específicos que actúan en el fútbol profesional han logrado unos índices de aciertos absolutamente asombrosos, pero nunca podrán alcanzar la perfección, ni siquiera con la ayuda del VAR que ha reducido muy significativamente los errores.

Una vez determinado que un jugador está en posición de fuera de juego en el momento en que un compañero le envía el balón viene una tarea aún más compleja, debe valorarse si el citado jugador participa de manera activa en el juego. Esta participación se puede sustanciar de tres modos:

1. Interviniendo en el juego, al jugar o tocar el balón pasado o tocado por un compañero.

2. Interfiriendo en un adversario al impedir que juegue el balón, obstruyendo claramente su campo visual o disputándole el balón.

3. Ganando ventaja de la posición de fuera de juego aprovechando un rebote en los postes o en un defensor. Si un jugador situado en fuera de juego aprovecha el pase de un adversario para jugar el balón su acción no será sancionada.

Es interesante aclarar que no se sancionará a un jugador que, estando en posición de fuera de juego, reciba el balón directamente de un saque de meta, de banda o de esquina.

A menudo se oyen razonamientos sobre la posibilidad de suprimir la regla 11 o reducir a las áreas su aplicación. Todo es opinable, en mi opinión se convertiría en un juego muy diferente, perdería inteligencia táctica.

El autor es vocal de Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol