Andrés Jaso Garde murió en un bombardeo y permanece desaparecido. Es todo lo que se puede afirmar sobre su muerte con cierta seguridad. En cuanto empezamos a escarbar en su historia, comienzan las contradicciones, pues solo sobre el bombardeo existen dos versiones. La primera, poco verosímil, está recogida en la web Ciberche y hace referencia a un bombardeo en la playa de Gijón mientras entrenaba (sic) con la plantilla del Sporting de Gijón. La otra, más creíble, afirma que murió en octubre de 1937 en un bombardeo de la Legión Cóndor en Cangas de Onís (Asturias) cuando iba en un autobús fletado por el propio Sporting. Esto último es lo que le comunicó el club en 1990 a su sobrina Áurea.Andrés nació en 1912 en Mélida, en la Ribera navarra. Era el tercero de cinco hermanos de una humilde familia de campesinos. Mélida era un pueblo agrícola que, con los años, pasó de ser un dominio real a otro señorial; para acabar, en el último siglo, siendo un dominio eclesiástico. Tal vez se entienda así lo que ocurrió durante la guerra. Andrés fue a la escuela hasta los 14 años. Tener un balón era complicado, pero él pateaba todo lo que se encontraba. "Contigo no ganamos para alpargatas", decía su madre Demetria. Jugó en el Sporting Melidés y su debut contra el Luchana de Pamplona, con 16 años, coincide con la fundación del equipo.

Ya en 1930, alguien en Mélida se fijó en él, y con 18 años recaló en Osasuna. Acababa de nacer la Liga y el equipo navarro la comenzó en Tercera. Aparece en la fotografía como "equipo reserva" y comparte alineación, entre otros, con el editor Estanislao Aranzadi. Aranzadi, que pronto colgaría las botas, pasó a dirigir la imprenta familiar del mismo nombre, que publicaba toda la legislación del Estado. Esa temporada Osasuna logró una victoria de prestigio: 4-0 ante el Real Unión en el partido tradicional de Sanfermines. Fue una hazaña ya que el conjunto vasco era un histórico de Primera, con cuatro Copas del Rey en su palmarés. Andrés Jaso abandonó su tierra en 1931 con destino a Zaragoza. El Real Zaragoza nace un año más tarde de la unión del Zaragoza Club Deportivo y el Iberia. No se sabe dónde jugó Andrés.

El 14 de abril se proclama la República y en Mélida la alegría es contenida, ya que dominan los caciques y grandes propietarios. El nuevo Ayuntamiento intenta comprarles las tierras, pero el precio es inalcanzable, así que los jornaleros exigen la expropiación. Aurelio, hermano mayor de Andrés, era trabajador del campo y secretario local de UGT, principal organización popular junto a la agrupación socialista. El ejemplo a seguir era Beire, un pueblo cercano, en el que se ocuparon las tierras. El conflicto era agrario y laboral, pero también religioso, pues los sectores más católicos presionaban contra cualquier iniciativa que se apartara de la tradición.

Áurea Jaso Bergachorena, a sus 93 años, rememora cómo acababan para su tío Andrés las temporadas de fútbol cuando ella era niña. Recuerda cómo entraba Andrés por la avenida Zumalakarregi de Mélida en loor de multitudes, rodeado de la chavalería. Su hermano mayor, Aurelio, lo recibía orgulloso con un abrazo. Se juntaban en casa y cenaban, celebrando la vuelta de su hermano Andrés, "el futbolista". Áurea siempre tenía un regalo de su tío, un juguete, y una prima suya cuenta que una de las cosas que solía traer eran telas.

De Zaragoza se trasladó a Valencia. Jugó dos temporadas en el Levante UD, en Tercera, entre 1932 y 1934, según cuenta la web Ciberche. El FC Barcelona se fijó en él, pero terminó recalando en el Valencia de Primera División. Anton Fibver era su entrenador, y únicamente participó en un partido de Liga contra el Atlético de Madrid y varios encuentros del Superregional. "Probablemente habría merecido más oportunidades, principalmente debido a la enorme potencia de su disparo con la diestra", recogía los medios valencianistas de la época. Andrés, con 22 años, era joven y la prensa local le recomendaba centrarse más en el fútbol y menos en los amores. Es inevitable la comparación futbolística: hubo un Chimy Ávila en los años treinta que era de Mélida.

Áurea, con emoción en su rostro, cuenta que veía a su tío y a otros futbolistas en las cajetillas de cerillas de la época, con fotografías y dibujos impresos. Era el marketing y la publicidad de entonces, valiéndose del tirón que comenzaba a tener el fútbol. No existía la televisión y pocos contaban con una radio, por lo que el relato venía en papel. El verano de 1935 fichó por el Sporting de Gijón, que estaba en Segunda. Pese a sufrir una grave fractura al inicio de la temporada jugó doce partidos y marcó ocho goles. El Sporting estuvo con opciones de clasificarse para la liguilla de ascenso a Primera hasta la última jornada, en la que empató a uno con el Celta.

Áurea conocía a la novia de Andrés por una foto. "Era modista. Y muy guapa, como mi tío", señala mientras nos enseña una foto de Andrés bañándose en la playa (de Valencia o de Gijón) junto a un amigo.

En 1936, la tensión política y social continúa en aumento en Mélida, en Navarra y en todo el país. El 18 de julio Pamplona es una plaza clave. Según los testimonios de quienes trabajaban por el pueblo, no tuvieron miedo, pese a que muchos fueron detenidos durante los dos primeros días sin darles tiempo a escapar. Aurelio, hermano de Andrés y padre de Áurea, huye a las Bardenas, dejando la siega del campo sin empezar. Conseguirá llegar junto a un compañero a Catalunya, controlada por el Gobierno republicano. La guerra ha comenzado y las noticias llegan a Gijón, pero la familia no consigue comunicarse con Andrés. Puede que aquel verano llevara una vida más o menos normal junto a su novia y sus compañeros del equipo. Puede que la foto donde aparece de pachanga con sus amigos sea de entonces. No sabemos si la camiseta pertenece al Estrella Roja de Ceares, anterior al club de accionariado popular del Ceares actual, o al Estrella de Gijón, que patrocinaba una marca de cerveza. De entre sus compañeros nos parece distinguir a su izquierda a Vallejo y, a su derecha, a Santomé, ambos del Sporting.

Mientras, en Mélida se suceden las detenciones. La dimensión de la tragedia se iría conociendo con el tiempo. Alrededor de treinta vecinos republicanos fueron asesinados. Aurelio muere el 17 de noviembre de 1936 defendiendo Madrid, en la ciudad universitaria, pero la familia se entera más tarde. Lo cuenta Samanes, un amigo testigo que fue encarcelado en un campo de concentración. Antes, en octubre, es asesinado José, su hermano pequeño de 19 años, obligado a alistarse al tercio de Sanjurjo "para salvar la vida". Fue fusilado junto a otros 225 navarros republicanos frente a la Academia militar de Zaragoza.

En cuanto a Andrés, no hay certeza de lo que verdaderamente le ocurrió. Sabemos que fue llamado en Gijón a alistarse para defender la República. Un documento lo sitúa en el Batallón nº 219, conocido como el Batallón Galicia, formado en su mayoría por anarquistas gallegos. Bilbao, Santander y después Asturias fueron los lugares en los que lucharon. Gracias a la Cruz Roja su familia recibió una carta firmada por él: "Estamos bien". La madre de Andrés, preocupada, le dijo a su nieta Áurea: "¡Ves! Tu padre ha ido en su busca, están bien". El documento está fechado el 10 de octubre de 1937 y el 27 de ese mismo mes Asturias está ya en manos de los sublevados.

Áurea cuenta cómo, después de la guerra, su familia y otras de izquierda debían tener las puertas y ventanas de casa siempre abiertas y portar una bandera blanca en sus carros de cereal. Áurea se casó a los 23 años con un ferroviario y se fueron a vivir a Villafranca y, de ahí, a Pamplona. Al padre de su marido también lo fusilaron junto a su tío José. Desde hace 20 años es una activista de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra (AFFNA). "Somos una familia", afirma. Acuden a todos los actos de homenaje y una prima le dice que esta actividad le ha devuelto la vida.

Nos enseña unos adoquines con el nombre de su padre y su tío. Estos adoquines se colocan en las casas donde vivieron. Ella no ha logrado ponerlo en la casa familiar de Mélida. Le da apuro porque la familia se dividió por la guerra. Pero está dispuesta a ir a donde sea o a hacerse pruebas de ADN con tal de encontrar los restos de Andrés, de su padre Aurelio y de su tío José. Se emociona cuando ve por televisión a Pako Etxeberria, antropólogo forense especializado en identificar cuerpos de la Guerra Civil. Tiene esperanza y ganas de luchar por ello. Después de llamarle por teléfono para hacerle algunas preguntas, al despedirse, dice antes de colgar: "Que gane Osasuna, ¿verdad?".

SU SOBRINA, ÁUREA, PRESENTE EN UN HOMENAJE EN BERRIOZAR

Áurea Jaso, de 93 años y sobrina de Andrés Jaso, estuvo este jueves presente en un emotivo homenaje a su tío que se celebró en Berriozar. En un sencillo acto, arropada por representantes municipales, por miembros del equipo de fútbol local y por familiares, Áurea recibió un bonito ramo de flores y una camiseta del Sporting Melidés -club en el que empezó a jugar su tío-, de manos del presidente de la entidad, Raúl Lecumberri. En la imagen, Áurea Jaso junto a su hijo, Javier Nicolay, y su nieta Marta Nicolay Trias.

La versión más creíble es que murió en octubre de 1937, en un bombardeo de la Legión Cóndor en Cangas de Onís

En 1930, alguien de Mélida se fijó en él y con 18 años recaló en Osasuna. Acababa de nacer la Liga