stamos en un mundo en el que, a pesar de tener todos dos orejas y una sola boca, somos capaces de hablar el doble que de escuchar. No hace falta que apunten a nadie porque eso lo hacemos todos. Yo, el primero.

No sé por qué se empeñan en hacer robots que hablen, espero que tengas tú el mando del volumen y así la maquinita no te vuelva más loco. Por otro lado, más vale que los animales no hablan, sino más de lo mismo y cualquiera le lleva la contraria a un oso o a una pantera... O al caniche del vecino. No me importaría que hablaran los árboles porque tienen pinta de majetes, pero seguro que las flores iban a querer y ya está el follón montado.

Si les soy sincero, todo este rollo que les he metido es porque a mí me encantaría que hablaran los balones. No quiero que den ruedas de prensa ni la chapa cuando lleven tres cervezas encima... Lo que quiero es que nos cuenten lo que nosotros no podemos ver.

El otro día en Olite, según pasaba por la grada del campo de fútbol del Erri Berri, me llamaron para contarme una historia que sólo el balón la sabia y no me la pudo contar.

Más de cinco meses lleva Alicia con un post covid que para ella queda. Muchos dolores, muchas urgencias, mucha cama y muchos médicos para esta madre de Iker, un alevín del Erri Berri que vive con el balón en sus pies.

Todos los miércoles Iker se ha desplazado a unos entrenamientos de tecnificación de Osasuna sin que nadie se haya percatado de nada. Del colegio a la cama de su madre y de esa cama a entrenar, así ha estado el muchacho los últimos 5 meses. Me cuenta su entrenador muy sorprendido que ese niño era feliz entrenando, de lo cual nos alegramos mucho. Yo le cuento a él y a todos ustedes que Iker antes de ir a dicho entrenamiento hacía a su madre la misma pregunta: “Mamá, ¿estarás aquí cuando vuelva?”.

Como dice mi amigo Félix, también estamos aquí para hacer felices a las personas y, si son niños, mejor. Me hubiera gustado que el balón nos lo hubiera contado, pero le guardó a Iker muy bien su secreto. Alicia sigue en pie y ya va otra vez al futbol... Eso sí que me gusta.

El autor es técnico deportivo superior