pamplona - Entre jugadores con gran repercusión internacional, técnicos con una enorme sala de trofeos y árbitros curtidos en mil batallas estarán mañana en la mesa del Arena las oficiales navarras Joaqui Urdánoz, Silvia Castillo, Marta Láinez y Andrea Enríquez, únicas representantes de la Comunidad Foral en la pista del coloso pabellón pamplonés en la que se enfrentarán España y Lituania.

La oportunidad les llega a las cuatro como premio a una dilatada trayectoria detrás de la mesa, una labor a menudo invisible que solo destaca cuando cometen un fallo. Han sido cientos de horas de baloncesto y miles de kilómetros recorridos lo que les ha llevado a un día que disfrutarán como aficionadas en primera fila pero sin descuidar ni un momento su tarea.

A pesar de su gran bagaje como anotadoras tuvieron que superar un último -pero no por ello más fácil- escollo para lograr la licencia FIBA, que Joaqui, Marta y Andrea se sacaron hace dos años -y han tenido que renovar en éste- y que Silvia ha conseguido recientemente tras un exigente curso y posterior examen.

En concreto, para acceder a las pruebas tenían que cumplir dos requisitos eliminatorios: tener un alto nivel de inglés y sumar al menos cinco años de experiencia en anotación de encuentros de categoría superior. Certificados éstos, superaron el curso de tres meses de duración en el que tenían que completar siete módulos on line sobre jugadas e interpretación del reglamento, además de anotar unos partidos de acta digital, viendo un partido a cuatro cámaras en un monitor y apuntando en el otro lo que veían. Todo ello íntegramente en inglés.

El aprobado en la primera fase les dio acceso a la prueba final, un examen on line teórico de 50 preguntas de las cuáles había que acertar al menos 40 -dentro de una duración máxima de 45 minutos- y uno práctico con diez interrogantes de los cuales al menos ocho tenían que ser resueltos correctamente -completado en menos de un cuarto de hora-.

Tan engorroso proceso no tuvo otra motivación que la superación personal, ya que cuando lo cursaron no conocían a ciencia cierta qué significaba el título, aunque intuían que podrían llegar a anotar en un partido internacional de la selección española.

No obstante, cuando lo lograron no se imaginaban que podría llegar un día como el de mañana, ya que la Federación Española reclama anotadores locales por cercanía con la sede que acoge el partido. Y, cuando extendieron su amplio currículum, el partido no estaba en ninguna quiniela.

nervios en la previa Las cuatro restan con nervios los días que quedan para que se dispute el encuentro, aunque aseguran que serán peor los 75 minutos que estarán dentro del pabellón antes del salto inicial.

Las navarras han sido testigos de lujo de la evolución del parqué navarro, que ayer ya lucía casi con el aspecto final que tendrá mañana por la noche. En total, han sido cuatro las pruebas que han tenido que realizar para conocer el tipo de aparatos con los que iban a trabajar y la marca de los mismos. Conforme pasaban los días el estado de intranquilidad ha ido creciendo, pero las ganas también.

“Tenemos muchísimas ganas de ver las gradas llenas, de la gente, del ambiente, de disfrutar del partido aunque tengamos que trabajar. Me apetece tener esa experiencia, estar delante de diez mil personas”, se lanza a explicar Silvia Castillo, la más joven de las cuatro.

Los nervios se hacen todavía más palpables al ser ésta la primera experiencia internacional de las cuatro, a pesar de tener ya dos años de vigencia de la licencia FIBA. “Es el primer partido que tenemos después de sacarnos la licencia. Sabíamos que las posibilidades eran pocas, casi nulas, porque en Navarra no hay ningún equipo que cumpla los criterios FIBA. Teníamos pocas esperanzas y ha sido una sorpresa y una alegría”, afirma Marta Láinez, que ha tenido que renovar este año el título al igual que Joaqui Urdánoz y Andrea Enríquez, pioneras en Navarra en esta rama.

“Cuando se lanzó esto no sabíamos muy bien a qué veníamos. Se nos habló de Tenerife (donde se disputó el Mundial femenino el año pasado) y Pekín (sede del Mundial masculino este año). Nos lanzamos sin saber y esto nos ha caído de suerte, podíamos no haber anotado en ningún partido internacional nunca”, desarrolla Andrea. Pero al final el esfuerzo mereció la pena, y el hecho de estar ahí será también un reconocmiento a toda su carrera.

una labor poco reconocida El trabajo de oficial de mesa está poco reconocido en el mundo de baloncesto. Manejan los tiempos, el marcador y el acta del partido, pero no está reconocida, tal y como desvela Andrea. “Ni siquiera saldrán nuestros nombres en la televisión”, ejemplifica. Aunque no por tener, a priori, una tarea menor, dejan de sufrir gajes del oficio. “El problema es que somos el blanco fácil, nos protestan porque estamos sentadas y no van a los árbitros”, protesta la que será encargada de elaborar el acta, que vuelve a simbolizar: “Si yo te digo que voy a ser linier de Messi se nota más, pues yo voy a ser lo mismo”.

Silvia Castillo pone el foco de la poca repercusión que conlleva la tarea de anotadora en el desconocimiento de toda la normativa. “A nivel de público es más complicado de valorar porque muy poca gente controla las normas. Incluso nuestros amigos nos dicen ‘pero si estás con un crono’. Ya, pero para mi es importante. Y me encanta lo que hago”, muestra orgullosa la responsable del cronómetro. “Mucha gente se piensa que es un botón, pero si no lo pulso igual un equipo pierde el partido”, avisa.

Por su parte, Marta Láinez, cuya tarea será la de controlar el reloj de lanzamiento, denuncia que solo su trabajo destaca cuando es malo. “Tenemos una labor bastante secundaria, pero cuando nos equivocamos... Cuando no se habla es que lo hemos hecho bien. Es una responsabilidad y una implicación que tenemos que no se valora y no se ve, pero nosotras venimos a hacer el trabajo lo mejor que sabemos”, aclara.

la envidia de las gradas A pesar de no poder distraerse ni un solo segundo, las cuatro oficiales, exjugadoras de baloncesto y posteriormente vinculadas a la canasta durante años, también tendrán tiempo de disfrutar el encuentro, aunque igual no en directo.

“Voy a salir tan eufórica que no voy a poder disfrutar. Va a venir mucha gente a verme pero voy a estar metida en el partido y no me voy a enterar”, se excusa Silvia. Andrea coincide: “Es un premio que disfrutaremos a posteriori. Estoy muy nerviosa y no he sido muy consciente de la cuenta atrás. Primero no me daba cuenta de que llegaba, han sido las pruebas y es ya”. Por su parte, Marta esperará “a el sábado” para “disfrutar. “Es cuando pasan los nervios y vuelves a vivir el partido en la cabeza”, representa.

En cualquier caso, vivirán el partido en primera persona, convirtiéndose en la envidia de las diez mil personas que poblarán las gradas. “Estamos en el centro, al lado de los banquillos, los árbitros se dirigen a nosotras...es una vivencia que no tienen otros”, figura Joaqui Urdánoz, la oficial más veterana que durante el partido tendrá que anotar en el marcador los puntos y las faltas de cada jugador.

El seleccionador Scariolo y los jugadores Ricky Rubio, los hermanos Hernángomez y Marc Gasol -al que algunas ya le han anotado en su juventud- son algunos de los nombres que más ilusión levantan en las cuatro oficiales, que dejarán a un lado su pasión por el juego para que todo salga bien. Y es que ellas son las que cuentan.