Jordi Juste, técnico de Basket Navarra, cambiaba a Narros a falta de 30 segundos de partido por su relevo natural, Alejandro Del Cerro. “Al fin y al cabo, ha sido algo simbólico”, expresó Juste. Acto seguido, la afición del club y, sobre todo del capitán, se levantaba y alababa al magnate del baloncesto nacional. Entre lágrimas, el 15 expresaba con los ojos lo que con palabras no podía: sentimiento navarro y los colores de su casa, donde jugó 22 temporadas como profesional. Narros paralizó el Navarra Arena, y solo él pudo hacerlo.

A pesar de la derrota, Basket Navarra ayer parecía no sufrir en un encuentro en el que los rojillos fueron muy superiores ante el segundo clasificado de Liga Regular Oeste, el Alega Cantabria. No bajaron los brazos hasta los últimos minutos del encuentro, cuando los cántabros jugaron el juego que quisieron. Los rojillos solo regalaron tres minutos de comodidad a los cántabros, algo que ni ellos se esperaban.

El partido comenzó con buenas sensaciones para los de Juste, con un juego dinámico en ataque hasta encontrar el tiro perfecto, o mejor dicho, hasta encontrar a Lepichev, quien en dos minutos lograba poner a su equipo a seis puntos de ventaja. Al malasio no le daba miedo nada ni nadie, resultado de su experiencia en escenarios como el de ayer en el Navarra Arena, con 1.400 espectadores. La mejor de las despedidas para nuestro capitán. De esta forma, los cántabros no lograban ponerse a la altura de los navarros hasta mediado el partido.

En defensa, los rojillos no dejaban a nadie liberado y su agresividad jugó a favor, pero también en contra. Las faltas comenzaron a llegar y con ellas el bonus, que amenazaba a Basket Navarra con los primeros sabores de la derrota.

El segundo tiempo fue por camino parecido, en el que los cántabros no lograron encestar ningún punto en los tres primeros minutos del cuarto. Aquí Stümer dió alas a Basket Navarra con la presión que ejercía. Los últimos treinta segundos de este cuarto decidieron la primera parte, cuando Perry, terror de Basket Navarra, ponía a su equipo un punto por encima para irse al descanso con la tranquilidad de la victoria.

La vuelta de los vestuarios volvió a conectar a los de Juste, quienes lograron imponerse por un punto a los cántabros. En este cuarto, García, Narros y Seoane se juntaban en el suelo del Navarra Arena en busca de una lucha más y un balón que hiciera respirar a Basket Navarra. El ADN de los rojillos, o más bien de Seoane, relució en este cuarto. Los triples, con los que la afición se levantaba y alzaba el puño.

El último cuarto del partido fue el que adjudicó la victoria, y la permanencia en el play off, a los cántabros. El cansancio pasaba factura a los de Juste, no acostumbrados a jugar en el ambiente en el que ayer lo hicieron, y los visitantes lo aprovecharon. Fue entonces cuando se desmelenaron los cántabros, que no habían viajado hasta Pamplona para rendirse y limitarse a terminar el partido con iguldad. El juego visitante fue como ellos quisieron, como la seda. Sin interrupciones y fluido para lograr ese parcial de 9-23, que pisoteó a los navarros en diez minutos. Muy diferente fue el ataque de Juste, que a falta de cuatro minutos desperdiciaban ataques a la desesperada con tiros más que precipitados, y lo que es peor, nadie debajo del aro para luchar el rebote.

Así despidieron las promesas de Basket Navarra a su maestro Narros, del que han aprendido a base de observación e imitación. Sí, una derrota, pero el partido que el capitán jamás se hubiera imaginado: no dejar respirar al segundo clasificado de la Liga LEB Plata, y menos hacerlo en una fase de ascenso a LEB Oro. ENERparking fue el primer equipo navarro en debutar en el Navarra Arena y con el mayor número de espectadores desde el inicio de la pandemia, con 1400 espectadores.