uscamos familia con hijos para vivienda a estrenar de 85 metros cuadrados en Tabanera de Cerrato y que se ocupe de la nueva tienda de ultramarinos que hay debajo": Es la llamada desesperada que ha lanzado el Ayuntamiento de un pequeño pueblo de Palencia en busca de nuevos pobladores y que ha decidido rehabilitar una vivienda situada en la plaza. De momento cuenta con 500 habitantes. Es la pandemia que azota la llamada 'España vaciada' que ha visto crecer su población desde 1975 alrededor de un 36% hasta alcanzar la cifra de 46,9 millones pero no de manera homogénea. Amplias regiones del Estado se han visto afectadas por movimientos migratorios de gran calado desde las zonas rurales hasta las grandes ciudades.

Provincias como Soria son un ejemplo de esta realidad con una pérdida de población durante este periodo del 23% frente a un crecimiento en Madrid del 75%. A menor escala pero Navarra también ha incrementado el número habitantes de forma progresiva en las últimas décadas (1,89% entre 2011 y 2019, y el 15,51% en la década anterior) gracias al aporte de la inmigración y de otras zonas rurales de fuera de Navarra, lo que ha ido en paralelo a un proceso de despoblación de nuestros pueblos. "Cuanto más pequeño es un pueblo, más más riesgo tiene de acentuar su despoblamiento", asume Xabier Velasco, del Observatorio Territorial de Navarra dependiente de Lursarea (sociedad pública Nasuvinsa). Un fenómeno que se ha acelerado a partir de la industrialización en los años sesenta y que ha provocado una concentración del crecimiento en la Comarca de Pamplona. En realidad Pamplona no crece como antes -el padrón municipal a 1 de enero de 2021 refleja por primera vez una ligera pérdida pese al desarrollo de barrios como Lezkairu-, crecen los municipios de alrededor. También mejora el eje del Ebro -incluyendo Tudela-, mientras se mantienen o pierden algo las ciudades intermedias como Tafalla, Sangüesa o Estella. La despoblación castiga a los núcleos más pequeños, especialmente a las zonas montañosas de la Navarra media oriental (comarca de Sangüesa) y la Navarra media occidental (Montejurra), además de los Pirineos y Prepirineos, que se ven perjudicados por la propia "estructura de los pueblos". Del 2010 al 2019 el crecimiento de la ciudad central fue de un 7% mientras que el Pirineo perdía un 13,5% y la Comarca de Sanguesa otro 6,5%, destaca Iñaki Pérez Zudaire desde Lursarea. Más datos: entre 2013 y 2018 la Comarca de Pamplona ganó 9.322 habitantes (suma 370.277 habitantes de un total en Navarra de 654.214) mientras que le resto de comarcas navarras perdieron 6.245. "Navarra no está dividida de norte a sur sino de este a oeste. Coincide también con zonas de peor accesibilidad y con un clima más adverso. Conforme se alarga la esperanza de vida, la gente vive más y no baja la población pero realmente no hay una recarga. Cuando empieza a morir la gente mayor, como los jóvenes se han ido, se quedan los pueblos vacíos", reiteran desde Lursarea, Agencia Navarra del Territorio y la Sostenibilidad. La baja tasa de natalidad (ha caído un 21,9% entre 2011 y 2019) y el freno de la inmigración a partir de la crisis completan la receta de la despoblación. "No hay más claves, o se mantiene la población con gente joven que tenga hijos o con políticas de atracción de la inmigración con capacidad de integración", asumen.

Un análisis realizado por Nasuvinsa demuestra además que el proceso de despoblación de Navarra es más similar al de Aragón dentro de un contexto territorial lo que nos diferencia de otras regiones como la CAV o Pirineos Atlánticos. La tendencia a la centralización en Zaragoza es similar a la que ocurre en Navarra con la Comarca de Pamplona. "Lo que nos protege respecto a Aragón es que nuestras distancias son más manejables y nuestra capital está más cerca de la periferia", subrayan. La densidad de la malla habitada en Navarra es de 475 habitantes/km2 frente a los 121 de Pirineos Atlánticos, los 594 de Aragón (Huesca más Zaragoza) y los 842 de Euskadi.

Según los datos que maneja Lursarea, 211 municipios de un total de 272 tienen menos de 2.000 habitantes. Cifras que esconden el drama en el que viven muchas personas que no pueden acceder a los servicios que necesitan. Revertir ese desequilibrio territorial es uno de los retos en los que trabaja el Gobierno Navarra guiado en muchos casos por el trabajo realizado por colectivos y asociaciones que se han formado en zonas desfavorecidas como el Pirineo, con gente que trabaja y vive en estos pueblos. Debate que por otro lado se ha visto reavivado en los últimos años con la llegada de nuevas iniciativas empresariales (mineras y de parques eólicos y fotovoltaicos) y proyectos controvertidos por su ubicación en zonas de montaña. Tener un territorio con una población bien distribuida que goce de empleo y calidad de vida son además las orientaciones que marcan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas que ya alerta de los problemas medioambientales y los desequilibrios sociales en barrios que genera el hacinamiento en las grandes urbes.

En diciembre se constituyó la Comisión Interdepartamental de Lucha contra la Despoblación con el fin de "adoptar medidas prácticas, tanto preventivas como paliativas, e incorporar la regresión demográfica como un principio a tener en cuenta en cualquier política o plan de la Administración", sostienen desde el departamento de Cohesión Territorial del Gobierno de Navarra. Entre las medidas más innovadoras destacan la creación de los bonos de impacto social que serán pioneros en el Estado. En base al diagnóstico sobre desigualdades territoriales se establecieron como zonas de actuación prioritarias las comarcas de Montejurra, Pirineo, Prepirineo, Sangüesa y Zona Media ante "los posibles riesgos de despoblación en el medio rural". A la izquierda se detallan las principales medidas que ha puesto en marcha el Ejecutivo foral, muchas de ellas incluidas en el Plan Reactivar Navarra.

Conectividad de calidad, acceso al personal médico y a medicinas, proximidad en la educación obligatoria, poder trabajar cerca o tener buenas comunicaciones, y acceso a la vivienda serían las principales recetas que apunta Juan Carlos Castillo, presidente de la Federación Navarra de Municipios y Concejos. El que también es alcalde de Peralta cree que la clave está en "cambiar el chip" desde las administraciones a la hora de abordar este problema en el sentido de que se debería hacer "un esfuerzo importante con inversiones y recursos que afectan a poca población, algo que en política no es lo habitual".

"Apostar por vivir en un pueblo no es una tarea fácil, ni siquiera para personas que han nacido en un entorno rural y quieren regresar al pueblo porque no hay vivienda para alquilar y la poca que sale a la venta tiene precios por las nubes", subraya Koldo Villalba, agente turístico y residente en Mezkiritz. "Hay muchas casas cerradas desde hace 20 y hasta 40 años", señala quien a su vez propone que las administraciones habilitar solares para construir nuevas viviendas y apoyar con subvenciones la compra de material o bien establecer medidas más contundentes que incentiven el alquiler. "Navarra es pequeña, en media hora puedes acceder a un pueblo desde Pamplona si hubiera una opción para vivir", remarca. En todo caso vivir en un pueblo resulta más caro; solo la conexión a internet supone 44 euros al mes. "No tenemos los mismos servicios que en Pamplona y pagamos los mismos impuestos lo cual es injusto, necesitamos una compensación como medidas fiscales para los autónomos". En definitiva, discriminación positiva en un momento en que la pandemia también ha devuelto la mirada hacia los pueblos como espacios libres de contaminación y más atractivos.

Inversiones en municipios. En 2020 se ha articulado un plan de inversiones de libre determinación dotado con 5 millones para 265 municipios con menos de 10.000 habitantes. Convenios con pequeñas y medianas localidades para cofinanciar inversiones locales.

Mejora de carreteras. Impulso a la conservación de carreteras, nuevo acceso al colegio de Roncal, mejora de la parada de bus en Mendivil, intersección de Allo y la N-134 de Cárcar.

Movilidad adaptada. Nuevo mapa de concesiones de transporte interurbano y de conexión con las cabeceras comarcales. Nuevas rutas ciclables.

Infraestructuras educativas. Nuevo colegio de Abárzuza, nuevo colegio de Roncal, nuevo instituto El Cierzo de Ribaforada, y remodelación de Las Améscoas en Zudaire.

Atensión sanitaria integrada. Desarrollo de la atención primaria y comunitaria, adecuación de atención rural y de urgencias.

Banda ancha y conectividad. Segundo Plan de Banda Ancha es objetivo estratégico. Aacciones en Roncesvalles/Orreaga y Valle de Roncal. Se prevén 20 millones entre 2020 y 2021.

Rehabilitación de viviendas. Convenios con ayuntamientos de Burguete, Jaurrieta y Ujué, y el concejo de Espinal por valor de dos millones.

Impulso a la actividad económica. Ayudas a la digitalización con inversión en banda ancha en polígonos y zonas de actividad económica. Ayudas a planes de desarrollo comarcal.

Aulas móviles y planes formativos del SNE-NL. Programa Navarra Rural Lab. Atención y orientación laboral a jóvenes en ámbito rural.

Innovación social. 14 iniciativas. Destaca el sistema de bonos de impacto social para financiar intervenciones innovadores . Programa Comunal de apoyo a proyectos de emprendimiento en Sangüesa, Allo y Falces.

Revitaliación del Pirineo. Subvención de 165.000 euros a los 22 primeros proyectos del plan de dinamización que serán impulsados por 37 entidades y agentes locales de esta comarca. Apertura de oficinas de dinamización en Burgi y Aribe.

Cultura. El programa Kultur ha llegado a 36 municipios.

Desarrollo Rural. Programas de Desarrollo Rural FEADER 2014-2020 y otras subvenciones para gestión de infraestructuras forestales, terrenos agrarios y otros recursos..

Agentes de igualdad. Se amplía la convocatoria.

"El modelo de despoblamiento de Navarra es similar al de Aragón"

Lursarea

"La administración debe cambiar el chip en su esfuerzo a entornos rurales"

Presidente de la FNMC