SI un servidor fuera el responsable de una marca de automóviles compactos que no se llamase Ford, miraría con ojos de preocupación la nueva oferta que se avecina para los próximos años en este segmento de la mano del fabricante americano. En Ford se han puesto las pilas y de qué manera. Sus nuevos C-Max y Grand C-Max, además de representar sus nuevas propuestas en el segmento de los monovolúmenes compactos para cinco y siete plazas, adelantan la nueva generación de turismos compactos de la casa, y de la que ya se han podido contemplar las primeras imágenes del futuro Focus, el segundo gran bombazo de Ford.

Bajo el concepto de nueva plataforma global para una próxima generación de automóviles compactos, se concita todo el capítulo de desarrollo tecnológico, diseño, seguridad activa y pasiva, eficiencia energética, calidad de acabados, confort, habitabilidad, modularidad del interior, conducción dinámica, ergonomía optimizada, protección medioambiental en el desarrollo, fabricación y posterior reciclaje, además de competitividad en el precio, de toda una nueva oferta de automóviles. En definitiva, es partir de cero, replantearse todos los apartados y mejorar en todos los campos de trabajo.

Y el primer fruto de todo este ingente esfuerzo se llama C-Max y Grand C-Max. En Ford, aludiendo a la estética exterior e interior, recuerdan el Kinetic Desing para describir la imagen de estos dos modelos, de los que destacan su "dinámica cintura ascendente, superficies recortadas, atrevidos pasos de rueda, fuerte y atlética trasera soportada por una prominente línea inferior y el distintivo gráfico ascendente desde la ventanilla del pilar C". En definitiva, jerga de diseñadores para presentar dos modelos atractivos, de diseño emotivo, elegante y moderno, con rasgos fuertes y deportivos, a la vez que prácticos, capaces, polivalentes y hasta divertidos. En Ford querían que sus monovolúmenes compactos sedujeran por "cómo lucen y se conducen y no sólo por ser prácticos y versátiles".

Su aerodinámica línea (Cx de 0,30 y 0,32) muestra dos carrocerías, una más compacta, la del C-Max (con 4,380 metros de largura, 1,828 de anchura, 1,626 de altura, 2,648 de distancia entre ejes y 471 litros de maletero), y otra de mayores dimensiones, la del Grand C-Max (con 4,520 metros de largura, 1,828 de anchura, 1,684 de altura, 2,788 de batalla, puertas traseras correderas y maletero de 92 litros con siete plazas y de 475 con cinco asientos).

ACIERTO TOTAL En Ford sólo se han conformado con hacerlo bien en todos y cada uno de los apartados posibles. Partiendo de dos carrocerías, disponibles en once colores y en las que predomina el uso de aceros de alta resistencia (53%), lo que también se constata en las cinco estrellas EuroNCAP que han conseguido en los test de choque, han creado un espacio interior amplio e ingenioso, dotado de numerosos huecos portaobjetos, muy bien iluminado y con una notable calidad de terminación. El salpicadero, con formas musculosas y expresivas y gráficos atrevidos, aporta un primer contacto que seduce, al tiempo que la comodidad general convence, partiendo de una palanca de cambios en posición elevada. Con las cinco plazas del C-Max, y cuya modularidad se ve ampliada por la opción del pack Comfort System (admite plegar el asiento central y ocultarlo bajo el lateral derecho para luego permitir desplazar longitudinal y transversalmente las dos butacas restantes), así como con los cinco o siete asientos en el caso del Grand C-Max, las configuraciones del habitáculo son muy variadas. En el mayor destaca la posibilidad de camuflar el asiento central de la segunda fila tras el lateral derecho para crear un pasillo de acceso adicional a las dos plazas de la tercera fila. Con ello, el Grand C-Max presenta tanto una distribución 2+2+2 como 2+3+2. Por cierto, las filas de asientos posteriores (segunda y tercera) se pliegan en ambos modelos y dejan una superficie de carga totalmente plana, y siempre de forma fácil y con una sola mano.

El capítulo de la carrocería concluye con un bastidor, dirección (asistida eléctrica de menor consumo y mayor tacto y precisión), frenos, suspensiones (MacPherson delante con subchasis semiaislado y multibrazo en el eje trasero) y ayudas electrónicas supercompletas (incluye en el ESP hasta el control de par en curva) que reportan un comportamiento ágil y deportivo al tiempo que garantizan un elevado confort de marcha con un nivel de ruidos y vibraciones mínimo.

Las mecánicas, todas con tracción delantera, también son de nueva generación. Entre los diésel se encuentra el 1.6 TDCi con dos niveles de rendimiento: un primero de 95 CV, 230 Nm, 170 km/h, 4,6 litros consumo medio y 119 gramos de emisiones de CO2; así como un segundo de 115 CV, 285 Nm, 184 km/h, 4,6 litros de gasto medio y 119 gramos de emisiones medias. El 2.0 TDCi alcanza los 140 CV, 320 Nm y 201 km/h, y registra 5,1 litros de consumo medio y 134 gramos de emisiones; en tanto que el 2.0 TDCI más potente destaca por sus 163 CV, 340 Nm, 204 km/h, 5,8 litros y 154 gramos de CO2 por kilómetro. Hay que apuntar que el 2.0 TDCI de 163 CV llega provisto de caja de cambios automática secuencial de doble embrague (Powershift), disponible en opción para el de 140 CV que, al igual que los 1.6 TDCi, sale de serie con cambio manual de seis relaciones.

Los gasolina ofertados son el 1.6 Ti-VCT, con 105 CV, 150 Nm, caja manual de cinco marchas, 180 km/h, 6,6 litros de gasto medio y 154 gramos de emisiones; así como un 1.6 EcoBoost, con inyección directa, turbocompresor, distribución variable, 150 CV, 240 Nm, seis marchas, 204 km/h, 6,6 litros de consumo promediado y 154 gramos de CO2 por kilómetro.

Por último, y para deleite de los más sibaritas, los nuevos monovolúmenes de Ford incluyen, de serie o en opción, exquisiteces tales como: portón trasero de accionamiento eléctrico, cámara de visión posterior, sistema de control de puntos ciegos de visión, limitador de velocidad, asistente de aparcamiento automático, techo panorámico de cristal, espejo de vigilancia interior, llenado de combustible sin tapón, sensores de luces, lluvia y neumáticos, parabrisas calefactado, faros bixenón, entrada sin llave, arranque a botón y un largo etcétera más de posibilidades de personalización. Lo dicho, una nueva generación que tiene argumentos de sobra para triunfar.