pamplona. Entre Pamplona y Biarritz hay diez centímetros de diferencia. Los que separan el grosor del aislamiento que deben incluir los edificios de una y otra localidad, que se rigen por legislaciones estatales muy diferentes en este sentido. Si en la capital navarra, con un clima más extremo, la reglamentación sólo obliga a incluir una capa de cinco centímetros, en el país vecino se triplica la exigencia. El resultado es claro: edificios más eficientes, que enfrían menos en invierno y soportan mejor las altas temperaturas en verano.
A esta reglamentación, y a la estabilidad del mercado inmobiliario francés, debe Rockwool España la buena marcha de su negocio en los últimos meses. La planta de Caparroso ha incrementado sus exportaciones a Francia y apuesta ahora por Brasil, hasta donde ha comenzado a enviar el material que fabrica en la empresa navarra. El año que viene espera llegar a los 74 millones de euros facturados, frente a los algo más de 60 de 2011 (más de un 20% más) y los 50 del año 2010. "Prácticamente te todo el crecimiento que vivamos se deberá a las exportaciones, porque el mercado español va a seguir parado", explica José Manuel Carpintero, director industrial de la empresa.
Propiedad de una multinacional danesa con presencia en más de 30 países, Rockwool abrió su planta en Navarra hace algo más de once años, el 18 de septiembre de 2000. Se centró en el mercado español y en Portugal, completando su cartera de pedidos con las exportaciones a Francia. Su actividad creció al calor del boom constructor de la pasada década y se vio frenada en seco a finales de 2008, tras haber recibido una inversión inicial de unos 78 millones de euros y de otros 20 entre 2000 y 2008. "El mercado absorbía lo que producía y demandaba los productos que hacíamos, centrados en el aislamiento térmico, acústico, contra el fuego y contra la humedad", explica Carpintero.
recuperar el empleo La crisis redujo los pedidos en más de un 40%, algo que se tradujo, primero, en 13 despidos y posteriormente en un Expediente de Regulación de Empleo y en la retirada de dos de los cinco equipos productivos con los que contaba la empresa antes de la crisis. "Apostamos por reordenar y distribuir a la gente, por hacer labores de formación, en lugar de por despedir, porque no queríamos perder talento y know-how", añade el director industria de la planta, quien destaca la apuesta de la empresa por los mercados exteriores. "Nos ha permitido recuperar el empleo perdido e incluso aumentarlo. En junio estábamos ya al 100% de la capacidad que habíamos alcanzado y ahora mismo ya la hemos superado". De hecho, la empresa contrató en agosto a 21 personas y mantiene abiertos 12 proyectos de investigación y desarrollo, algunos de ellos centrados en la introducción de materiales más sostenibles.
a Brasil Con 210 millones de habitantes "contados", como precisa Pedro Luis Fernández-Cano, director de la unidad de negocio de Rockwool para la península ibérica y Brasil, el país suramericano es la gran apuesta de la empresa multinacional danesa y de su sede en Navarra. "Su población crece al 9% y ofrece muchas posibilidades", explica Fernández-Cano, que confía en que dentro de cinco años Rockwool tenga presencia industrial allí. "Empezamos a vender en mayo y llevamos vendidos unos tres millones de euros. El año que viene podríamos llegar a siete", precisa Carpintero, quien reconoce que al producto que se fabrica en Caparroso le cuesta viajar debido a su tamaño, por lo que la implantación industrial resulta un paso lógico.
Mientras tanto, los directivos de Rockwool reclaman un cambio de mentalidad a los políticos españoles, para potenciar políticas de ahorro energético: "Francia y Alemania tienen políticas de ahorro energético muy exigentes. Los aislamientos de devuelven la inversión desde el día siguiente a ponerlos".