aoiz. Ha sido un calvario de siete meses en los que han pasado de expedientes de regulación de empleo, por la huelga, al cese de la actividad productiva, , mientras sufrían el abandono al que se han sentido sometidos por el empresario Tomás Laspalas y la gerencia. Finalmente, la semana pasada firmaron su derecho al desempleo y pasaron a formar parte de "esa gran empresa que es el Inem". "Es triste tener que pedir ir al paro", expresaban de forma unánime.
Acaba de este modo una situación insostenible "de tiras y aflojas" por parte del accionista mayoritario que, a su juicio, "ha tenido una actitud obstaculizadora y no ha jugado limpio desde el principio. La ha descapitalizado cuando era rentable y funcionaba perfectamente", aseguraban los empleados.
A pesar de todo, no abandonan. Los 27 últimos empleados de Cotalsa esperan en un mes los informes de los asesores que les indiquen la posibilidad de poder constituirse en cooperativa, si es viable, para cuántos y concretar cuántos estarían dispuestos. A finales de noviembre, ya en situación límite, los trabajadores presentaron un concurso necesario de acreedores, junto a la consultora Coingest, para liquidar la empresa o transformarla en una cooperativa. Cuentan también para ello con el asesoramiento de la Asociación Navarra de Empresas Laborales (Anel). "Es una pena dejar todo esto, la maquinaria es nueva y trabajaríamos por recuperar los clientes. Esta fábrica funcionaba muy bien", expresaba Mari Carmen Miranda, única mujer del grupo. Mientras tanto, se preparan mentalmente para afrontar una nueva etapa. Afirman sentir sensaciones extrañas y contradictorias. "Es como un enfermo terminal, que sabes que se va a morir pero no quieres que ocurra. Por un lado se siente una liberación y vamos a oxigenar el cerebro, pero son 25 años de trabajo que se van", expresaba José Mari Ezpelta.
Largo proceso. Esta empresa, dedicada a la fabricación de papel de aluminio, film transparente y bolsas de basura, estaba sin materia prima desde octubre, en todo este tiempo en el que no han cobrado mientras seguían con su contrato en vigor, nunca han dejado de acudir a la fábrica y de cumplir incluso con su horario de trabajo en un espacio vacío y frío porque se les cortó la luz. El calor les ha llegado de la solidaridad vecinal y de los talleres Gárriz, que les ha permitido engancharse a la red, y de una cuestión fundamental: la unión entre ellos. "Ha sido lo que mejor ha funcionado de todo", apuntaban.
Dicen que se veía venir desde el mes de agosto, cuando la empresarescindió el contrato a 29 trabajadores. Antes, en el 2008 los trabajadores sufrieron el primer ERE para evitar 17 despidos. Encadenaron varios expedientes de suspensión. De enero del 2009 a junio del 2010, siguieron con ERE continuado de suspensión temporal, y desde entonces hasta marzo del 2011 trabajaron "con relativa normalidad". Después vendría el retraso en las nóminas, la huelga, y en agosto el despido de los 29. Ante la complicada situación económica, se buscó un socio, y cuando creyeron encontrarlo en un inversor valenciano, la operación fracasó. Esto acabó con sus expectativas y representó el hundimiento total de Cotalsa, que en sus 25 años de trayectoria en Aoiz empleó a cien personas y que desaparece "por la mala gestión, el abandono y los intereses del accionista mayoritario y del gerente", sentencian.