PAMPLONA. Esther Ayape y María José Galea (ambas excompañeras de trabajo), Mari Cruz Iglesias y Paula Mayayo representan los rostros de esas navarras que sin quererlo han coincidido en las listas del antiguo Inem.

Mari Cruz, de 47 años y con un título equivalente al de auxiliar de enfermería, se integra dentro de las 9.300 mujeres que llevan más de dos años en el desempleo; en cambio, Esther, de 38 años y administrativa de FP 2, y Mari Jose, de 33 años y socióloga, se engloban dentro de las 3.900 féminas que suman menos de seis meses desempleadas. Paula, por su parte, forma parte del grupo de jóvenes, que con sus 25 años y concluida la carrera de periodista, ha decidido marcharse a otro país para perfeccionar un idioma y trabajar.

Mari Cruz, de Estella, está casada, con dos hijos a su cargo; Esther y María José, de Pamplona, también están casadas, ambas con dos hijos; y Paula, de Falces, está soltera sin cargas familiares. Aunque entre ellas no se conocen, coinciden en algunos de los comentarios al relatar sus experiencias personales.

"Llevo desde el 25 de febrero de 2011 sin trabajar", recuerda sin dudar Mari Cruz Iglesias, con más de 20 años de experiencia en el cuidado de personas dependientes, tanto ancianos como con discapacidades físicas o psíquicas. "La carta de despido me la entregaron el 12 de diciembre de 2012", cuenta Esther, extrabajadora de Gamesa durante ocho años y afectada por el ERE de extinción de la compañía de aerogeneradores que dejó en la calle a 205 empleados en Navarra a finales de año.

La prolongación de la crisis está atacando al sector público y Mari Cruz dejó de hacer sustituciones por bajas, vacaciones y vacantes en residencias públicas tras los recortes del Gobierno de Navarra para alcanzar el objetivo del déficit.

expediente de extinción

Varapalo al sector eólico

Esther y María José, en cambio, se toparon con el varapalo del Ejecutivo central a las compañías de energías renovables. Con la paralización de las primas, llegó el parón de proyectos al sector eólico en España y Gamesa presentó un ERE de extinción. Esther, con reducción de jornada desde hacía cuatro años tras tener dos hijos, y María José, embazada de ocho meses cuando la despidieron, desempeñaban su actividad en el área financiera, una de las que sufrió una reestructuración para concentrar servicios y optimizar recursos, justificó la empresa.

Paula, por su parte, tras concluir sus prácticas de un año en un medio de comunicación, se apuntó por primera vez al paro en Tafalla, pero en enero decidió coger un avión a Escocia. "Me planteé estar en Edimburgo hasta julio", cuenta.

La desesperación por no encontrar un puesto de trabajo lleva a muchas de estas personas a desistir. Pero Mari Cruz, parada de larga duración, sigue empeñada en conseguir un empleo. "Durante más de 20 años he atendido a personas dependientes. Por ese motivo, me sigo formando en este sector", recalca. No deja de repartir currículos, pero "como la crisis aprieta a todos, hay gente que saca a familiares mayores de las residencias, para cuidarlos en casa, y así con su pensión poder vivir el resto". Mari Cruz insiste en colocarse en el sector de la dependencia, pero tampoco descarta cualquier otra oferta de empleo, como en supermercados.

Desde enero, Esther comenzó a moverse para optar a algún curso para reciclarse al mismo tiempo que consultaba propuestas de empleo. "Hay escasa oferta formativa presencial gratuita y una elevada demanda. Después de varios meses, estoy haciendo un curso de contabilidad on line de 90 horas hasta el 13 de mayo", cuenta. Además, consulta en cualquier medio, prensa, Internet o el propio Inem, ofertas de trabajo. "Te desesperas cuando ves que mandas tu currículum a un trabajo al que pueden optar casi mil personas", recuerda esta administrativa.

A su excompañera en Gamesa todavía no le ha dado tiempo a moverse en el mercado laboral, ya que nada más despedirla dio a luz en enero a una niña. "Una vez que mi hijo de dos años vaya al colegio en septiembre, comenzaré a consultar cursos de formación y ofertas de trabajo", remarca María José.

el futuro

¿En otro país?

Mientras Mari Cruz, Esther y María José se plantean un futuro en Navarra, Paula lo está construyendo por el momento en Escocia, donde hay mucho español de entre 23 y 33 años. Llegó en enero y un mes después logró trabajo de camarera y de cuidadora de dos pequeños de 13 y 9 años, a los que les da también clases de castellano.

"Pensé quedarme seis meses, pero estaré más porque tengo trabajo, piso, cuadrilla y sigo aprendiendo inglés. Ya me he hecho mi sitio en este tiempo. Total, para no hacer nada aquí, prefiero seguir en Edimburgo", concluye Paula.