Su crisis ha terminado. Eso es lo que nos repiten sin cesar una y otra vez pero quienes pagamos esa crisis seguiremos pagando ahora sus consecuencias. Precariedad y solo precariedad eso es lo único que nos han dejado tras ocho largos años de asfixia.

Sus sucesivas reformas laborales no han hecho más que precarizar nuestras condiciones laborales aun más si cabe. Por si fuera poco al paro masivo ahora tenemos que sumarle esa lista infinita de personas empleadas que a pesar de serlo no pueden garantizar una vida digna. El trabajo estable y con derechos es ciencia ficción para la mayoría de la ciudadanía. Una situación que también están padeciendo quienes trabajan en la Administración. Unos recortes como los habidos en sanidad y educación que se traducen en una merma de derechos para los trabajadores y trabajadoras, pero también para la ciudadanía.

Los nuevos trabajos son cada vez más cortos, los salarios más miserables y las condiciones laborales más esclavistas. No podemos olvidar tampoco que la precariedad laboral tiene rostro de mujer, somos nosotras las que padecemos peores condiciones laborales, nosotras quienes firmamos más contratos parciales, quienes sufrimos la asfixiante brecha salarial que hace que sigamos cobrando menos que nuestros compañeros, quienes ocupamos los peores puestos y los peor pagados y quienes seguimos teniendo dobles e incluso triples jornadas laborales.

Es por todo esto que exigimos que de una vez por todas se derogue inmediatamente las reformas laborales que han permitido y favorecido esta situación insostenible.

Precariedad laboral sí, pero también social. Una precariedad que se ha instalado en nuestras vidas y que este sistema hetero-patriarcal, capitalista y voraz con el medio ambiente hará lo posible por que se quede. No tienen suficiente con someternos a condiciones laborales pésimas sino que además pretenden criminalizar la respuesta de la sociedad. La encarcelación de nuestro compañero del SAT Andrés Bódalo o la multa impuesta al periodista Axier López por hacer su trabajo son buena prueba de ello. Mientras quienes más tienen, trileros y estafadores entre los que hay 50 navarros, esconden su fortuna en Panamá, a nosotras nos detienen, nos echan de nuestras casas y construyen alambradas que impiden que quienes huyen del horror tengan un lugar donde cobijarse. Pero no habrá mordaza ni ley que impida que sigamos exigiendo nuestros derechos, por encima de sus absurdas leyes estamos nosotras trabajadores y trabajadoras dispuestas a recuperar lo que es nuestro. Y desde el otro lado de su estúpida valla seguiremos dando la bienvenida a todos los refugiados y refugiadas.

No podemos seguir permitiendo que el 1% de la población acapare la mayor parte de la riqueza. Es necesario acabar de una vez por todas con el modelo que nos imponen, es hora de poner nuestro bienestar y nuestras vidas en el centro. Es más necesario que nunca repartir los trabajos y el empleo para que todas podamos, si queremos, trabajar. Pero no solo eso, se trata de repartir el empleo y no la miseria, repartamos el empleo sí, pero también la riqueza.

Tenemos que hacer de las nuestras vidas que merezcan ser vividas, empecemos a recuperar lo que nos han arrebatado, es hora de levantar la cabeza y al igual que están haciendo nuestros compañeros y compañeras en Francia, llenemos las calles para decirles que se acabó, que frente a su precariedad social y laboral está nuestra dignidad.

Gora langileon borroka!

Maura Rodrigo Alcalá (CGT), Asier Lalueza Ayesa (CNT), Iratxe Álvarez Reoyo (ESK), Isabel Campo (Solidari) y Lourdes Cuesta Mikeleiz (Steilas)