pamplona - La solución de llevar agua a la Ribera con dos tuberías en fases diferentes cada una de ellas cuesta 151,9 millones, cien menos que la alternativa de construir un canal a cielo abierto, como proponía el anteproyecto para esta segunda fase de la UTE Iberinsa-Ayesa en 1990 y modificado en 2002 y 2013, una fórmula que se utilizó en la primera fase del canal, aunque no así en su ampliación en anteriores legislaturas. La propuesta de canal a cielo abierto para la Ribera asciende a 252,5 millones.

El informe técnico de Ingiopsa-Eptisa, adjudicado a estas ingenierías por Canasa en marzo de 2018 para analizar la mejor alternativa constructiva para la segunda fase, apuesta por instalar dos tuberías en dos fases decaladas en el tiempo, que respondan a la demanda real de agua de boca y de regadío. La UTE insiste en que esta propuesta es la más adecuada por coste y rentabilidad, ya que al plantear dos fases disminuye el riesgo de la inversión y garantiza el retorno de dicho desembolso porque las fases se asocian al desarrollo de la zona regable. Este planteamiento contempla una primera etapa de ejecución con la instalación de una tubería con un caudal de diez m3 por segundo para abastecer entre 9.000 y 10.000 hectáreas -la demanda de regadío detectada en el informe elaborado por la empresa pública Intia para el Gobierno de Navarra en 2017-. El estudio de Ingiopsa-Eptisa calcula que esta obra cuesta unos 84,98 millones. De esta forma, si las necesidades de riego requieren de una segunda fase, la UTE plantea colocar otra tubería, con un desembolso de 67 millones. En total, 151,98 millones para la segunda fase. El estudio de Intia reflejaba una necesidad de riego de entre 9.000 y 10.000 hectáreas abastecidas por el Canal, porque proponía modernizar riego tradicional para cubrir la demanda de otras parcelas. Pero, la concesión de agua para riego de Itoiz, la dotación de 6.400 m3 por hectárea al año y la ampliación de la primera fase del canal han provocado que haya agua para 15.372 hectáreas en la Ribera. Si con el primer tubo se cubren unas 10.000 hectáreas; con el segundo, unas 5.400. La distribución actual de agua solo permite que se rieguen en la Ribera 15.372 hectáreas, por lo que no se pueden alcanzar las 21.522 hectáreas defendidas por UPN y PP.

El consejo de Canasa del jueves, al que acudieron la presidenta y la directora general de esta empresa pública, Juana María Lázaro y Rosa Cobo, respectivamente, y el vicepresidente de Desarrollo Económico, Manu Ayerdi, y la consejera de Desarrollo Rural, Isabel Elizalde, escuchó las cinco alternativas del informe técnico, y la solución por la que se decanta esta UTE. Canasa, compuesta en un 60% por el Estado y en un 40% por Navarra, solicitó información complementaria de las soluciones antes de elegir cuál es la mejor para llevar agua a la Ribera. En un mes ambas partes quieren dar esa respuesta a las ingenierías, para que en el plazo de diez meses diseñen el proyecto constructivo para licitar.

las propuestas El informe ha abordado cinco alternativas para la segunda fase del Canal. Una de ellas contempla la construcción del canal a cielo abierto, con una longitud de 74,8 kilómetros; y las otras cuatro, tuberías soterradas. De estas últimas, una solución consiste en construir un único tubo con un caudal de 20 m3 por segundo y una longitud de 73,516 km; y las otras tres propuestas plantean doble tubo o simple, con pequeñas modificaciones en el trazado, que oscilan entre los 74,843 km, 75,6 km o 77,98 km.

Ingiopsa-Eptisa descarta la opción de canal a cielo abierto porque produce afecciones ambientales y de servicios, incrementa las excavaciones y obras y dispara el coste de esta infraestructura, hasta los 252,5 millones. El informe técnico también rechaza construir una única tubería soterrada porque eleva el presupuesto hasta los 178,3 millones, más alto que otras opciones. El informe también aborda construir dos tuberías al mismo tiempo por un valor de 148,3 millones; o realizarlo de manera separada, primero mediante la instalación de un tubo por 84,9 millones, y si es necesario, realizar otra fase con otro tubo por 67 millones, con un presupuesto de 151 millones. Si se observa el total de ambas propuestas, la diferencia apenas es de 2,7 millones.

Sin embargo, Ingiopsa-Eptisa se ha decantado por dos conducciones paralelas en dos fases decaladas porque no es lo mismo afrontar un desembolso de 84,9 millones por la instalación de una tubería para 10.000 hectáreas, que uno de 148,3 millones al realizar la doble tubería a la vez -63,4 millones de diferencia-. Por ese motivo, las ingenierías recalcan que dos tuberías en fases distintas disminuyen el riesgo de la inversión. Además facilitaría el modelo económico financiero que debe negociar Gobierno de Navarra y Estado.

El Post-it

El agua es riqueza, pero no más peaje. Todos estamos de acuerdo en que el agua es fuente de riqueza, sobre todo, con el cambio climático; y todos coincidimos en que se debe hacer un uso responsable del dinero público en una infraestructura de envergadura como el Canal. El peaje en sombra de la primera fase y su ampliación va a costar a la ciudadanía más de 900 millones, un canon que ingresan unas pocas empresas privadas. La propuesta de Ingiopsa-Eptisa quiere cubrir la demanda de agua en la Ribera y evitar el despilfarro público. Lo demás es ruido.