PAMPLONA. Los negocios de reparación y mantenimiento en Navarra perderán 77 millones de su facturación con la electrificación del parque, un 38% de sus ingresos, según el informe 'La descarbonización de la posventa' elaborado por Solera, tecnológica especializada en el sector del automóvil.

Según Solera, "las motorizaciones diésel y gasolina encaran una cuenta atrás que, de ser aprobado el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático, tendría su horizonte en 2050 y abriría la puerta a la movilidad 100% eléctrica con el impacto que ello tendrá sobre la industria del automóvil y la posventa".

En concreto, si el sector de la posventa en Navarra factura actualmente 204,5 millones de euros, pasaría en 2050 a ingresar 127,1 millones "porque los vehículos de combustión interna necesitan de una serie de mantenimientos preventivos que con el eléctrico desaparecen". Esto afectaría particularmente a los ingresos por mecánica, donde se dejarían un 56% de la facturación.

Un impacto que "requiere de una transición progresiva y realista, y que debería contar como primer paso con un plan de achatarramiento que pusiera coto al envejecimiento del parque, tal y como acaba de aprobar el Gobierno Vasco con un plan de incentivos directos a la compra de vehículos sin discriminar la motorización". En la actualidad, el 62,5% de los coches en circulación en Navarra supera la década de antigüedad.

El informe de Solera atribuye la pérdida de ingresos de la posventa al hecho de que los vehículos de combustión integran 25 piezas y elementos que no se encuentran en los vehículos eléctricos, como son el aceite, filtros de aceite, correa de distribución, bujías, inyectores, escapes, etc., y que entre todos ellos superan los 15.000 euros. Una pérdida de ingresos que no se compensa con el 'efecto batería' pues "si bien es una pieza costosa -con un precio medio de más de 11.000 euros- tiene el hándicap de que el paso por boxes para cambiarla es cada diez años, una horquilla de tiempo mucho mayor que el requerido por las piezas de mecánica de un diésel o gasolina".

Esta transición del diésel/gasolina al eléctrico también tendrá su impacto en la mano de obra de los talleres navarros. En el caso de un vehículo de combustión interna y a lo largo de un período de diez años, supone un coste de 3.429 euros por taller, una cifra que se reduce en el eléctrico un 86% hasta los 489 euros. Y es que el número de horas trabajadas se rebaja en un 90%, pues cambiar una batería es una labor que apenas requiere seis horas de trabajo.

Por otro lado, el informe de Solera muestra que la electrificación total del parque español en los plazos previstos por la Administración "es más un desiderátum que una realidad pues teniendo en cuenta que de los más de 26 millones de vehículos en circulación (turismo + todoterreno + comercial ligero) apenas el 0,1% son eléctricos".

"Así, en una hipótesis en la que el 10% anual de las matriculaciones fueran de eléctricos se tardarían 172 años en lograr electrificar el parque al completo", ha remarcado.

En el caso particular de Navarra, el eléctrico "apenas representa el 0,02% de los coches en circulación". Si hablamos del parque de eléctricos en España, con unas 20.000 unidades repartidas por toda la geografía nacional, "apenas el 0,4% se localiza en suelo navarro".

Así las cosas, Solera ha indicado que "para hacer viable el objetivo en tiempo y forma, sería necesario no sólo mejorar la autonomía de estos coches y la infraestructura de recarga, sino también hacer más competitivo el precio de venta, que actualmente es un hándicap para su democratización".