En apenas tres décadas, dos terceras partes de la población mundial vivirán en grandes núcleos urbanos. Solucionar su movilidad, sus desplazamientos diarios, y hacerlo de una manera sostenible, con las menores emisiones posibles, supone uno de los grandes retos de un futuro que ya está aquí y comienza a dibujarse. Lo explicaba ayer en Pamplona Andrés Arizkorreta, presidente de CAF, una de las empresas que apuesta de forma decidida por la electrificación: “Yo creo que el vehículo privado tiene todavía recorrido por delante, pero el autobús eléctrico es ya una tecnología consolidada. Y hay que tener en cuenta que el transporte colectivo juega un papel clave para hacer más humanas nuestras ciudades. Vamos a un futuro además en el que cada vez se va a reclamar en mayor medida un transporte bajo demanda, por diferentes medios, y que sea gestionable, desde la contratación al pago, a través de una misma aplicación”

Estas son las tendencias globales de un sector, el de la movilidad sostenible, “que es sobre todo un proyecto de cambio climático”, recordaba ayer Álvaro Miranda, director de Innovación y Proyectos Estratégicos de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, que quiere ser neutra en emisiones dentro de solo 11 años. “En Europa el objetivo es conseguirlo en 2050. No es que nos estemos adelantando. Simplemente que quienes pueden lograrlo antes deben hacerlo”, señaló Miranda, quien recordó que la transición hacia un modelo de movilidad eléctrica “cuesta dinero” y que conforma un reto “que hay que creérselo. No solo por los efectos ambientales, sino también en las salud de los ciudadanos”.

En navarra

En dos años

600 puntos de recarga

Hacer posible todo ello requiere de la participación no solo de las administraciones públicas, sino también de las empresas fabricantes, que en los dos últimos años han consignado millonarias inversiones para el lanzamiento de modelos eléctricos cada vez con mayor autonomía. Y por supuesto también a las compañías eléctricas, que han encontrado en la instalación de postes de recarga un nuevo espacio de mercado. “A finales de 2021 solo Iberdrola tendrá instalados 25.000 puntos de recarga en España, de los que 16.000 serán individuales, unos 6.000 o 7.000 estarán en empresas y el resto serían públicos”, explicó Carlos Bergera, responsable de relaciones externas de Iberdrola en el área de movilidad inteligente. La empresa, líder en Navarra es distribución eléctrica, tiene intención de instalar en la Comunidad Foral 600 postes de recarga, de los que 350 o 400 estarían en viviendas y unos 150 en empresas.

Bergera señaló que, con este despliegue, las infraestructuras dejarán de ser un obstáculo para el desarrollo del coche eléctrico. Y definió el tipo de sistemas de recarga que es necesario instalar. “Hay que partir de la base de que el 80% de las recargas son privadas y domésticas. En este punto, a quien adquiere un coche eléctrico se le debe solucionar la instalación del punto de recarga. Junto a ello, es necesario el despliegue de puntos de recarga en destino, como en los centro de trabajo. Y junto a ello, los puntos de recarga rápido, tanto para las vías interurbanas como para el transporte urbano”, dijo Bergera. Navarra cuenta actualmente con tres puntos de recarga rápida (Lezkairu en Pamplona, Estella y Tudela) y llegará a a diez durante el próximo año.

Los retos inmediatos conviven además con tendencias de fondo que dan asiento también a nuevas ideas de negocio. Es el caso de Torrot/ Muving, empresa especializada en la fabricación y el alquiler por minutos de motos eléctricas. Su directora de negocio, Cristina García de Lago, recordaba que los más jóvenes “no ven ya la necesidad de tener un coche en propiedad” y que su empresa incorpora entre 500 y 700 nuevos usuarios al día.

Empresas como Muving han irrumpido en un escenario empresarial en el que “los límites sectoriales se rompen”, explicó Bergera. Y de este modo, empresas que se dedicaban a la fabricación de coches se convierten ahora en “proveedoras de servicios de movilidad”, como hace Volkswagen. También las eléctricas cambian y las petroleras aprovechan su caja para comprar empresas de baterías eléctricas. “Es un escenario de transformación en los modelos de negocio”, resumió.