- Estrechamente ligado a los ingresos se encuentra el mercado de trabajo, que destruyó cerca de 8.000 empleos entre marzo y abril y que apenas ha recuperado 2.000 desde entonces. Todo ello, unido al debilitamiento económico que ya se intuía en 2019, ha hecho que el desempleo crezca cerca de modo sustancial: unas 10.000 personas y cerca de un 30%.

Pero no todo es negativo en este sentido. Los ERTE por fuerza mayor, cuya extensión hasta finales de año se sigue estudiando en actividades como la hostelería y la automoción, han evitado una destrucción de empleo superior y, poco a poco, se van levantando conforme la actividad económica regresa a una cierta normalidad. A final de junio las personas en ERTE ascendía a 11.216, prácticamente un tercio de las 30.398 que constaban a finales de mayo. Esto supone que, desde el inicio de la crisis, alrededor de ocho de cada diez trabajadores que fueron regulados ha regresado a la actividad.

Sin embargo, según explicaba ayer el Instituto de Estadística de Navarra en su informe de seguimiento económico, las previsiones para los próximos meses presentan incertidumbres que dependen de factores exógenos vinculados a la evolución de la pandemia tales como la situación en otros países de quienes dependen nuestras exportaciones, o del escenario sanitario interno, que está influyendo de manera importante en sectores como el turismo.

Los datos disponibles en junio, anteriores a los acuerdos europeos que permitirán la llegada a España de más de 140.000 millones de euros, muestran un descenso de las previsiones recogidas el mes precedente. En la segunda Encuesta covid se observa un mayor pesimismo sobre las respuestas obtenidas en mayo, manifestando el empresariado que la recuperación hasta un nivel normal puede tardar más de lo que se preveía al salir del estado de alarma.